Los derechos humanos, de todos: Pablo Gómez
Señora directora: Pablo González
Casanova se lanza contra José Saramago, el mayor crítico
literario vivo de la cultura occidental, como si los hechos fueran simples
elucubraciones. Saramago es un hombre de convicciones, es un crítico
que goza de la literatura para llevarnos de la mano hacia la reflexión
humana, que por lo visto es algo ajeno a don Pablo González Casanova,
quien hace uso del ditirambo de las personas y gobiernos que son de su
afecto.
"Con Saramago hasta aquí y con Cuba hasta siempre"
ha titulado Pablo González Casanova un breve artículo como
si el problema histórico pudiera asumir los términos de Saramago
contra Cuba. Esta falacia es inadmisible. Saramago critica, lo que no puede
hacer don Pablo cuando se trata del gobierno cubano.
La ausencia de reconocimiento del gobierno de la isla
por Estados Unidos ha llevado a esa otra ausencia de los derechos de prensa
y asociación. Estos dos derechos, que son humanos por decisión
de la humanidad y sin la intervención personal del don Pablo, están
cancelados como producto directo del hecho histórico que consiste
en que el gobierno de Estados Unidos no reconoce como actos de soberanía
ninguno de los que el gobierno de Cuba ha asumido durante todos los años
de su existencia, desde que la Casa Blanca le declaró, sin declarar
nada, una guerra persistente. Pero a pesar del bloqueo y de todas las acciones
delincuenciales que ha emprendido el gobierno de Estados Unidos contra
el gobierno y el pueblo cubanos, los derechos humanos son los derechos
humanos en toda la humanidad.
Si nuestra conciencia dice que la pena de muerte es inaceptable,
lo mismo sirve para las decisiones de Bush como gobernador de Texas que
para las del Consejo de Estado de la República de Cuba presidido
por Fidel Castro. No se puede pensar, legítimamente, que una condena
a muerte del gobierno de Cuba, para prevenir una oleada mayor de secuestros
en fuga hacia Estados Unidos, es legítima y aceptable tan sólo
porque ha sido firmada por Fidel Castro mientras que constituye una omisión
repulsiva la de Bush cuando se niega a conmutar la muerte por la prisión
en el estado de Texas. Esto es lo que reclama la más elemental congruencia.
Pero don Pablo insinúa que no se puede reclamar a Cuba el respeto
a los derechos humanos cuando el gobierno de Estados Unidos mata a discreción
en Irak. Falso, precisamente cuando se ha corrompido el derecho internacional
y Washington manda matar a placer en la antigua Babilonia, es cuando más
es necesario insistir en que los derechos humanos corresponden a todos
los seres humanos y no solamente a los escogidos por cualquier poder político.
Si se puede matar en Cuba, según don Pablo, entonces se puede matar
en cualquier lugar del mundo, incluido Irak, lo cual es insostenible para
quienes repudiamos la ocupación militar de Estados Unidos en aquel
país.
Pero, ¿por qué se ha de acusar a Saramago
de "defender al gigante intervencionista", como lo hace Pablo González
Casanova? José Saramago ha expresado su punto de vista y don Pablo
le ha dicho "hasta aquí", para usar las mismas palabras del escritor
lusitano. Don Pablo carece de originalidad o, mejor dicho, se hace el original
usando las palabras de Saramago para lanzarse contra él. Pero Saramago,
que ha sido toda su vida un militante político, lo cual no es la
característica del don Pablo, condena las ejecuciones que son consecuencia
de juicios sumarísimos y el encarcelamiento -también sumarísimo-
de decenas de críticos cubanos que no tuvieron la oportunidad de
tomar un arma para combatir al régimen que odian. Saramago sabe
lo que no sabe Pablo González Casanova.
El portugués ha sufrido que a cientos de comunistas
los recluyan en la cárcel bajo la acusación de formar parte
de una conspiración supuestamente ordenada desde el extranjero,
lo mismo desde la URSS que desde China o Cuba. Eso no lo sabe don Pablo
porque jamás fue perseguido bajo tal acusación ni bajo cualquier
otra. Este escritor -Saramago- es consecuente con la defensa que siempre
hizo de sus camaradas presos, de sus compañeros asesinados, de sus
amigos perseguidos bajo la acusación de ser agentes de algún
país extranjero. Pero González Casanova considera, por lo
visto, que el gobierno cubano purifica todo sólo por el hecho de
ser obra de sí mismo. No, los procesos de Moscú fueron una
aberración jurídica y política. Las víctimas
de Stalin fueron víctimas y nunca malhechores. Los ejecutados en
Cuba, quienes evidentemente violaron la ley, son también personas
que merecen un juicio y el beneficio de lograr su propia rehabilitación
antes de ser ejemplo para tantos desesperados que quieren ir a Estados
Unidos como otros miles de cubanos y como otros millones de mexicanos.
La idea de que quien no está con los actos del
gobierno cubano está contra Cuba es exactamente la misma que la
expuesta por Bush cuando dijo: "quienes no apoyan a Estados Unidos están
contra este país", o sea, "quien no está conmigo está
contra mí". Esto es inaceptable venga de quien venga. Muchos mexicanos
están dispuestos a ir a combatir a Cuba si este país es invadido
por el ejército de Estados Unidos, pero no necesariamente tienen
que estar de acuerdo con las ejecuciones y los encarcelamientos sumarísimos
que hemos visto en días recientes. Sí, los derechos humanos
corresponden a todos los seres humanos y no solamente a quienes están
de acuerdo con su propio gobierno y mucho menos con Pablo González
Casanova. El mayor crítico literario vivo de la cultura occidental
-Saramago- merece el respeto de cualquiera por el simple hecho de que tiene
méritos sobrados y se reclama a sí mismo la consecuencia
propia de un crítico de verdad. Nadie, absolutamente nadie, se ha
ganado el derecho -por demás inexistente- de acusar a Saramago de
defender al gobierno de Estados Unidos.
Pablo Gómez
Oportuno, el artículo de González Casanova,
dice
Señora directora: A sabiendas de que el
doctor Gonzalez Casanova no pide ni necesita apoyo alguno, quisiera se
me permitiera por este medio hacer público mi acuerdo con el "hasta
aquí con Saramago y el hasta siempre con Cuba" expresado más
que oportunamente en su diario por don Pablo Gonzalez Casanova. Vamos con
Cuba, mil gracias.
Sergio Iram Martínez Muñiz
La presencia del ejército aumentará
la violencia en Ciudad Juárez: ONG
Señora directora: En la última carta
aparecida en El Correo Ilustrado la CNDH se pregunta por qué creemos
que la propuesta del doctor Soberanes de que el ejército entre en
Ciudad Juárez es incoherente. Las organizaciones nacionales o internacionales
(ONU y OEA), la Constitución Mexicana y la propia CNDH han establecido
que el ejército no puede realizar labores para las cuales no ha
sido creado. La institución castrense es uno de los principales
agentes violadores de derechos humanos pues, entre otras cosas, cuenta
con el privilegio de su propio fuero.
La propuesta indica también desconocimiento de
la actividad policial. La seguridad pública requiere de capacitación
en criminalística, derecho y otros aspectos que no reciben los soldados;
suponer que ésta se garantiza militarizando las fuerzas del orden
es desconocer la complejidad de la criminalidad.
Sobra señalar que la presencia del ejército
en Ciudad Juárez incrementaría el clima de violencia en el
que viven las mujeres como ha ocurrido en otras regiones. Preocupa que
el órgano del Estado encargado de los derechos humanos insista en
esta propuesta.
La carta refiere que no emitimos propuestas. Le recordamos
que fuimos las organizaciones quienes hemos propuesto y dado seguimiento
a las reco- mendaciones emitidas por la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) en el tema y seguiremos trabajando en ello.
Nos parece preocupante el tono de descalificación
que ha manejado la CNDH en otras cartas, declaraciones y desplegados pagados
en contra de organizaciones civiles.
Invitamos a la CNDH a que combatamos ésta y otras
situaciones evitando descalificaciones o propuestas que no se apeguen a
los derechos humanos. La mejor manera es colaborar en el diagnóstico
que se realiza en el marco del Acuerdo de Cooperación Técnica,
firmado entre México y la ONU.
Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria,
Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh),
Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS), Comisión
Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH),
Convergencia de Organismos Civiles por la Democracia, Liga Mexicana por
la Defensa de los Derechos Humanos (LIMEDDH), Programa de Derechos Humanos
de la Universidad Iberoamericana Unidad Santa Fe, Red Foro Migraciones
(integrada por más de 40 organizaciones), Servicios para la Paz
(Serapaz), Sin Fronteras; Laura Sula, encargada de comunicación
de la CCMDPDH, y 22 organizaciones firmantes más
AVISO
Para quien quiera sumarse al manifiesto por la paz
y la justicia
Las firmas para la declaración "Trabajamos por
la paz y la justicia", publicada en La Jornada el domingo 30 de
marzo, pueden enviarse a la dirección electrónica: http://www.zmag.org/wspj/
index.cfm. También se pueden obtener la lista y el número
de firmas, que ya superan 83 mil de 221 países.
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