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TOROS
Carta de aficionado
Sí al museo taurino del DF, pero sin Rafael Herrerías
LUMBRERA CHICO
En la entrega de la semana anterior, se difundió la propuesta de dos aficionados, dirigida al jefe del gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, con el propósito de llamar su atención sobre el fallido centro comercial con estacionamiento subterráneo de dos pisos, que se encuentra exactamente frente a la puerta principal de la Plaza Muerta (antes México), para instalar allí el museo taurino de la capital de la República.
Después de exponer las ventajas posibles, relativas a las funciones que permitiría desarrollar ese recinto -salas de exhibición de pintura, escultura, fotografía, carteles, ternos de luces y capotes de paseo; cafetería con servicio de bar, librería, oficinas para la Comisión Taurina del DF y la anhelada asociación de tenedores de derecho de apartado, librería-, un lector, "vivamente interesado", según dijo, escribió a este diario para referirse a las desventajas.
Agustín Segovia, "aficionado del rumbo de La Lagunilla, con más de 45 temporadas en la México, en mi segundo tendido de sol", alabó la idea, a guisa de introducción, en su cordial misiva, afirmando que "esta feliz ocurrencia tendría efectos muy positivos", porque, añadió, "le serviría de estimulación a las nuevas generaciones", sin embargo, "hay que tener mucho cuidado y no permitir que metan mano los factores de la fiesta, pues como el rey Midas, todo lo que tocan lo convierten en despiporre".
En particular, continuó el señor Segovia, "no permitan que intervenga el doctor Rafael Herrerías Olea ni su séquito de alcahuetes (porque) en casi 10 años que llevan al frente del coso de Insurgentes no hemos visto que hayan hecho nada por el beneficio de la fiesta, al contrario, se han enriquecido a costa de la afición en detrimento de jóvenes toreros, ganaderías segregadas (sic) y demás componentes del espectáculo.
"Desde mi modesto punto de vista -prosiguió, en el párrafo medular de su carta-, el licenciado (López) Obrador tiene que ponerle un hasta aquí a Herrerías Olea. Si su administración (la del GDF) se ha significado por ser intransigente ante grupos de poder de dudosa honorabilidad en los giros negros de nuestra querida ciudad, con más razón tendría que aplicar todo el peso de la ley a esa camarilla antitaurina, que se burla del público y del reglamento con la mano en la cintura".
Ya para terminar, el señor Segovia recuerda que "muchas veces, los patronatos y los museos sirven para evadir impuestos en lugar de cubrir las necesidades culturales; por ello yo los exhorto a que no permitan que nadie se aproveche de un esfuerzo tan noble para lucrar con sus propios fines (sic) y buscar los mecanismos conducentes para alcanzar las dignas metas que se han trazado".
Mientras tanto, desde el viejo palacio del Ayuntamiento, surgió este fin de semana un rumor que, de ser verdadero, se confirmará en los próximos días. No lo dé usted por hecho, pero según los enterados algo se está cocinando en el ámbito de los jurisconsultos que podría dar lugar a una nota de ocho columnas relacionada con el pequeño planeta de la tauromaquia mexicana.
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