Sin disimulo y entre los mismos de siempre se pactó la relección

Rodríguez Alcaine será secretario general de la CTM hasta 2010

"Yo me metí de líder para no trabajar", expresó el sucesor de Fidel Velázquez

FABIOLA MARTINEZ

Como si fuese un regalo por su onomástico -el próximo jueves celebrará 84 años- Leonardo Rodríguez Alcaine, heredero del extinto jerarca obrero Fidel Velázquez, recibió de su camarilla el visto bueno para que continúe como secretario general de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) hasta 2010.

La historia se repite y se afianza el camino de las relecciones que duran "hasta que el cuerpo aguante". Un cargo prácticamente vitalicio que se arregla, otra vez y sin disimulo, entre los mismos de siempre para amarrar uno de los principales espacios de control de los trabajadores en favor de un hombre que dentro de siete años habrá cumplido 91 años de edad.

"Si don Leonardo nos deja, šaquí se arma un infierno, la rebatinga de todos contra todos, de los que quieren pero no pueden!", dice Armando Neyra Chávez, tesorero de la CTM, respecto al ambiente que priva en la cúpula de esta central.

Para no romper con la disciplina interna, todos los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional cetemista, inclusive esos que "quieren pero no pueden", afirman que si algo sobra en esta central, que posee los principales contratos colectivos del país, es unidad y hombres "institucionales".

Con ese argumento intentan borrar de un plumazo los visos de la rebatiña iniciada en febrero de 1998, cuando el también presidente del Congreso del Trabajo (CT) fue electo, en asamblea general, como sucesor oficial de Fidel Velázquez.

El equipo de veteranos cetemistas aparenta haber olvidado las acusaciones lanzadas entre ellos, en especial el eterno pleito entre el secretario de Educación, José Ramírez Gamero y el propio Neyra, quien el 23 de noviembre pasado en un evento con sus simpatizantes, los refresqueros del estado de México, criticó a "aquellos que en la CTM vinieron a ocupar un cargo administrativo, como simples empleados, y se quedaron al frente aun sin ser legítimos dirigentes sindicales", afirmó en un discurso con clara dedicatoria a los secretarios de Trabajo, Javier Pineda; Comunicación Social, Nezahualcóyotl de la Vega, y Educación, Ramírez Gamero.

La relección deberá ser ratificada en 2004

No obstante, por segunda ocasión, todos escondieron sus escopetas y se presentaron ante su jefe como representantes de la unidad; luego, firmaron un documento en el que aceptan la relección de Rodríguez Alcaine, misma que deberá ser ratificada por la asamblea general de febrero de 2004.

En ese encuentro, realizado la última semana de febrero, no faltaron dirigentes como Joaquín Gamboa Pascoe, líder de la federación cetemista en el Distrito Federal, quien -según fuentes consultadas por este diario- "intentó ser caballero con sombrero ajeno" al afirmar ante Rodríguez Alcaine que le brindaba apoyo fiel. Otros, como Ramírez Gamero, afirmó después en entrevista que fue él, en coordinación con Pineda y De la Vega, quien sugirió inicialmente la propuesta.

-ƑPor qué siempre lo señalan como cabeza de un grupo opositor a Rodríguez Alcaine? -se le pregunta.

-šAh Chihuahua!, en tal caso ya me hubieran corrido Ƒno cree? Yo soy institucional y factor de unidad. Es verdad que me mencionaron como sucesor de Fidel Velázquez, pero en aquel tiempo yo le dije a don Leonardo: "permítame, yo lo propongo a usted, yo no tengo interés en ocupar la secretaría general".

Lo cierto es que el máximo dirigente de la CTM, conocedor de las constantes pugnas internas entre quienes se denominan institucionales, así como los pleitos por la titularidad de contratos colectivos en las federaciones locales, inclusive entre los mismos cetemistas, puso como única condición para seguir al frente de la CTM que él escogerá a los integrantes del próximo Comité Ejecutivo Nacional, lista en la que seguramente dejará en claro quiénes son sus verdaderos aliados.

Los "incondicionales" también estuvieron de acuerdo en que la visita obligada a todas las entidades del país, como las giras que ordenaba Fidel Velázquez para dar a conocer a los agremiados que había decidido seguir como su máximo representante, se convertirán ahora en una rigurosa supervisión a todos los estados para evitar que en alguna de las federaciones alguien se quiera brincar las trancas o, como el mismo Rodríguez Alcaine expresa: "para que nadie se ande meando fuera del hoyo".

Pero la relección es asunto conocido para un hombre que funge como dirigente sindical desde 1941, año en que fue nombrado secretario de trabajo y conflictos de la sección uno del Sindicato de Trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad.

Son más de 60 años de andar en los caminos de la representación sindical: "Yo me metí a líder para no trabajar", diría alguna vez, al construir una de tantas frases que lo mismo inventa un día y al otro las desconoce.

Si de experiencia en continuar en un cargo se trata, Rodríguez Alcaine es campeón. Ha pasado por los principales cargos en el actual Sindicato Unico de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (Suterm), al que llegó a la secretaría general en 1975, cargo que tiene asegurado, por lo menos, hasta 2006.

A la par con sus anteriores funciones en la CTM (secretario de Organización y general sustituto) ha sido cuatro veces diputado federal y en dos ocasiones senador por el estado de México.

Gustoso de "ampliar periodos", como prefiere nombrar a los procesos de relección, también conserva desde 1999 la presidencia del Congreso del Trabajo, la cual asegura que esta vez sí dejará en agosto próximo, una vez concluido el proceso electoral.

Relación institucional con el gobierno

Así que mientras nadie disponga otra cosa, continuará como uno de los principales interlocutores del gobierno del presidente Vicente Fox, con quien desde el inicio de su gestión mantiene una relación "institucional".

El mandatario, por su parte, ha acudido puntualmente a las asambleas anuales convocadas por las organizaciones que integran el CT en las que ha expresado su "respeto y admiración" por el extinto líder cetemista y, por supuesto, por el actual.

Rodríguez Alcaine seguramente continuará en sus múltiples actividades y con una agenda "muy apretada", frase con la que invariablemente sus colaboradores despiden a todos aquellos que pasan en vano por horas de antesala para ver al "jefe".

Quizá por eso, el amplísimo patio de la sede nacional cetemista, ubicado en Vallarta 8, sigue vacío, sin bullicio alguno, lo mismo que los pasillos de los siete pisos del amplio inmueble.

Son muy pocos los obreros que de forma esporádica asisten, porque saben que aun con cita previa o pese a llevar a cuestas un largo trayecto, desde Veracruz o Sonora, por ejemplo, corren el riesgo de no ser recibidos por Rodríguez Alcaine, quien religiosamente sale de su despacho a las dos de la tarde para ir a comer.

Por las mañanas atiende en su oficina del Suterm, ubicada en Río Guadalquivir, muy cerca del Angel de la Independencia, y por ahí del medio día, llega a la CTM. Esa es su rutina, salvo cuando lo llama algún funcionario para hablar en privado o debe cumplir algún compromiso derivado de sus diversas funciones. Siempre tiene su agenda colmada, porque cree, como su antecesor, que sólo la muerte le podría arrebatar el poder.