Reabrirán en el museo la biblioteca Jaime
Torres Bodet
Presentarán las primeras restauraciones en el
MCM
Se renovó la fachada de Pino Suárez; inaugurarán
librería
MERRY MAC MASTERS
Ha concluido la primera etapa de trabajos en el Museo
de la Ciudad de México (MCM), los cuales serán presentados
mañana a las 19 horas en un acto que comprende la inauguración
de una librería El Pórtico en el inmueble de Pino Suárez
30 y la reapertura de la biblioteca Jaime Torres Bodet, cerrada durante
una década.
También será entregado el estudio -aunque
nunca se cerró al público- del pintor impresionista campechano
Joaquín Clausell (1866-1935), restaurado en su totalidad por el
Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico
Mueble del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Asimismo
serán presentadas la restauración de la fachada de Pino Suárez
-aún falta la de Uruguay-, a cargo del Instituto Nacional de Antropología
e Historia, y la nueva iluminación interna y externa.
En su momento, Jaime Guerrero, entonces presidente de
la Comisión de Cultura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal,
dijo que "el gobierno capitalino se comprometió a dar 25 millones
de pesos este año para la rehabilitación de distintos espacios
culturales" (La Jornada, 3 de abril de 2002).
Sobre una "nueva visión" que se pretende dar al
MCM, su directora, Gládyz Robles, explica que la librería
será esencial para "sacar a Clausell del anonimato", mediante la
oferta de suvenires, como carteles y postales.
El propósito es vender libros sobre la urbe, ediciones
de arte, catálogos de las exposiciones en el recinto y otros títulos.
Las librerías El Pórtico dependen de la Secretaría
de Cultura capitalina. La del museo antes estaba en el Eje Central. Hay
otra en el pasaje Zócalo-Pino Suárez del Metro y pronto se
abrirá la tercera en el Faro de Oriente.
Respecto al "perfil" del MCM, Robles expresa que el recinto
tuvo una exposición permanente que tras 30 años se volvió
"obsoleta", porque ya no cumplía con las museografías actuales,
y el crecimiento de la urbe provocó que ya no tuviera mucho que
ver con la ciudad actual.
No obstante, al retirar dicha muestra también se
restó la vocación del museo. Para finales de año se
pretende crear en la planta alta una nueva exposición permanente
sobre la historia de la ciudad, con el objetivo de que el visitante se
vea "reflejado" y encuentre su "identidad".
Para cumplir ese propósito, en la actualidad se
realizan pláticas con el Programa Universitario de Estudios sobre
la Ciudad, entre otras instancias. Asimismo, se hará una muestra
en homenaje al "pintor urbano" Phil Kelly.
En cuanto a la distribución de los espacios en
el recinto, Robles informa que otra de las ideas es reducir el área
destinada a oficinas y bodegas, pero para concretarla será necesario
estudiar a fondo el acervo.
La finalidad es dejar más espacio para exposiciones,
porque la mitad de la planta alta está asignada a oficinas y bodegas.
Por otra parte, Robles califica de "disperso" el acervo
del MCM, en el cual abundan, entre otros objetos, piezas de los siglos
XVIII y XIX. Aunque existe un inventario, señala, "nos hace falta
un restaurador de obra para ver qué merece la pena mostrar en la
exposición permanente".
Comentario aparte merece la biblioteca Jaime Torres Bodet,
ubicada en el segundo patio del MCM desde 1964, cuando se fundó
el museo. A partir de julio de 2002, informa su responsable, Aurea Madrigal,
se empezó catalogar y clasificar el acervo, de unos 10 mil volúmenes,
entre el fondo reservado -libros publicados desde 1774- y las colecciones
de la ciudad de México, de la historia nacional y la hemeroteca
del siglo XIX, muy bien documentada y conservada. En septiembre se reinició
el préstamo interno al público, debido al gran número
de interesados.
La pequeña biblioteca fue cerrada hace 10 años
para hacer reparaciones en el museo. A partir de entonces, relata Madrigal,
el acervo fue trasladado a una de las salas de la planta baja, pero en
el ínterin falleció el bibliotecario.
Al regresar el acervo a su lugar original no apareció
el fichero, lo que volvió obsoleto todo el trabajo realizado. Los
libros se reacomodaron de alguna manera, pero no se pudieron reiniciar
los servicios al público.
Madrigal expresa que entre las joyas que conserva existe
una tercera edición de Las leyes de Indias, la Revista
Azul y ejemplares del periódico El Ahuizote.
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