Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 28 de abril de 2003
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P O L I T I C A
.. Jorge Santibáñez Romellón

Congruencia, reto de lapolítica exterior mexicana

Recientemente México votó en favor de una resolución en la Organización de Naciones Unidas en el sentido de enviar una misión que constate el respeto a los derechos humanos en Cuba. Al respecto debemos señalar varias de las aristas de esta decisión.

Con esta actitud México refrenda al menos dos de sus principios fundamentales: el respeto a los derechos humanos y el papel de las instancias multilaterales en el abordaje de problemas que se derivan de actitudes sistemáticas de un gobierno y que son perjudiciales para otros. Fue en esencia la posición que asumió en el conflicto de Irak.

La reacción del gobierno cubano, externada por su canciller, contiene al menos dos elementos: se califica (o descalifica) a México, presentándolo como un "lacayo de Estados Unidos", con lo cual se busca despertar voces en México favorables a la posición cubana, presentando el asunto como una agresión estadunidense, situación ante la cual varios círculos importantes en México se han manifestado tradicionalmente en contra, y por otro lado se hace un llamado a una congruencia elemental que denuncie las violaciones de los derechos humanos de la política migratoria estadunidense en contra de los migrantes mexicanos.

Tratar de desviar el asunto presentándolo como una agresión estadunidense para generar apoyos en México, es una estrategia que esta vez no tendrá éxito. En esta ocasión no habrá delegaciones de desagravio del Congreso mexicano, como las hubo con algunas declaraciones del ex canciller Jorge Castañeda. La razón es muy sencilla. Ahora, haber mantenido una posición firme en el conflicto con Irak seguramente tendrá consecuencias negativas en muchos rubros, pero es innegable que fortaleció internamente al presidente Fox y le da al gobierno mexicano toda la autoridad moral para hacer intervenir a la ONU, como organismo multilateral, en el asunto de Cuba, y los diputados mexicanos que en la ocasión referida fueron a la isla para, según ellos, "desagraviar" al pueblo cubano y disculpar al gobierno mexicano, de paso aprovecharon la oportunidad para golpear políticamente a Vicente Fox. Esa oportunidad ahora no se repite, las posibilidades de dañar políticamente a Fox por su posición ante el asunto cubano son mínimas y, por el contrario, los riesgos son altos.

El otro argumento, es decir, acusar de incongruente la política exterior mexicana por no actuar de manera similar en la cuestión migratoria, es todavía más débil para la posición cubana, ya que en vez de defender que ellos no violan los derechos humanos, reducen la discusión a "otros también lo hacen", como si eso los justificara. En esta lógica, tampoco tendrá mucho éxito. Sin embargo, analizándolo desde la perspectiva mexicana, más allá de la estrategia coyuntural, los cubanos tienen razón. La política migratoria estadunidense es violatoria de los derechos humanos de los migrantes mexicanos y sería igualmente denunciable ante un organismo multilateral como la ONU.

Los mecanismos de control de la frontera entre México y Estados Unidos propician, en promedio, la muerte de 400 mexicanos por año y un número elevado de accidentes. Estos mecanismos de control de la frontera son instrumentados por el gobierno de Estados Unidos y en consecuencia se trata de la expresión sistemática de acciones de un gobierno que ponen en riesgo los derechos humanos, en particular el más importante de todos: el derecho a la vida y a la integridad física de ciudadanos de otro país. La responsabilidad de los programas de control en estas muertes y accidentes ha sido reconocida por agencias gubernamentales estadunidenses.

Estados Unidos puede argumentar que su política migratoria defiende su soberanía, sin embargo, se puede demostrar que ninguno de esos migrantes resulta un peligro para esa soberanía o para su seguridad nacional, ninguno cruza de manera indocumentada para delinquir, por el contrario, en la vía de los hechos acaban beneficiando la economía de ese país.

También puede argumentar que esa política no esta dirigida a México; sin embargo, del millón de extranjeros deportables que entraron a Estados Unidos sin inspección, 99 por ciento de ellos son mexicanos y 97 por ciento de las detenciones de la Patrulla Fronteriza se realizan en la frontera con México. Todas las operaciones fronterizas de control de la migración indocumentada (Hold the Line, Gatekeeper y Río Grande) son desarrolladas en la frontera con México. Quizá la teoría de la política migratoria de nuestros vecinos sea para todo el mundo, pero la práctica -no nos engañemos- es para México.

Si la política del gobierno de un país, expresada mediante los diferentes programas que la conforman, viola los derechos humanos de los ciudadanos de otro país, y si ello constituye una práctica sistemática, México debe denunciarla, también de manera sistemática, aunque se trate de nuestro vecino y principal socio. De otra forma, el exaltado canciller cubano tiene algo de razón.
 
 

Presidente de El Colegio de la Frontera Norte

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