Hoy será firmado por el gobierno y campesinos en Palacio Nacional

Promesas, parte sustancial del acuerdo para el agro

Es limitado e insuficiente, coinciden varias organizaciones de productores

ANGELICA ENCISO L.

Aunque el denominado acuerdo nacional para el campo sólo contiene enunciados de buena voluntad, promesas del gobierno federal de que cumplirán con la ley, además de que es limitado e insuficiente, hoy será firmado en Palacio Nacional por el presidente Vicente Fox y el Congreso Agrario Permanente (CAP), la Confederación Nacional Campesina (CNC), El Barzón y por ocho de las 12 organizaciones del movimiento El campo no aguanta más.

Las cuatro agrupaciones campesinas que decidieron no suscribir el acuerdo argumentaron que fue porque sus demandas, no resueltas, eran innegociables: sacar maíz y frijol del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y modificar el artículo 27 constitucional. Y además, porque se trata de un ''acuerdo mezquino y cosmético''.

Así termina este día el proceso de negociación de cuatro meses, entre representantes de los cuatro grupos y el gobierno federal. El resultado fue un documento que satisfizo a la priísta CNC, ya que ''contiene las principales demandas de la central''. Para Rafael Galindo, coordinador del CAP, ''no es suficiente, pero tiene avances''. Este último organismo fue creado en 1989 por el gobierno salinista para apoyar las reformas al artículo 27 constitucional, y desde entonces avala las políticas gubernamentales, según investigadores.

Texto ''sin solidez''

Para El Barzón, la firma representa un principio y se trata de ''un acuerdo'' para impulsar la verdadera transformación del campo, pero no obtuvo solución para los campesinos que ya enfrentan procesos legales. Mientras que para ocho de las agrupaciones del movimiento El campo no aguanta más es un texto sin ''solidez'' y ''no constituye el gran acuerdo'', según José Narro, de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala.

Al anunciar ayer su decisión de suscribirlo, los representantes campesinos del movimiento hicieron una serie de críticas al texto, desde decir que era limitado, hasta que ''no constituía el gran acuerdo''. Pero al mismo tiempo señalaban ''avances'', como los que mencionó Víctor Suárez de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras. Dijo que sí se resolvió el tema ''innegociable'' de excluir del TLCAN al frijol y al maíz blanco -3 por ciento de las importaciones del grano-, así como 60 casos legales contra agricultores.

El movimiento tardó ayer cuatro horas en decidir si firmaría o no el acuerdo, porque era muy clara la división entre quienes apoyaban suscribirlo y quienes no. En recesos, cada grupo dialogaba en lados opuestos del salón. Incluso se echó para atrás que Suárez fuera quien este día en la ceremonia oficial presentara la posición del movimiento -se le hizo un extrañamiento porque, según dirigentes, fungió más como vocero de la Secretaría de Agricultura que de los productores- y por consenso se decidió que el orador fuera Federico Ovalle, de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos.

Al final los líderes refrendaron la ''unidad'' del grupo y pidieron que no se ''satanizara a quienes firmen el acuerdo''. Anunciaron que impulsarán el documento de propuesta de las cuatro grandes organizaciones del acuerdo nacional para el campo, como el Plan Campesino del Siglo XXI, y por esos principios se regirán.

A su vez, la Secretaría de Agricultura promovió el documento entre agrupaciones que no estaban dentro del grupo negociador, formado por ocho reprensentantes campesinos y el gobierno. A la Central de Organizaciones Campesinas y Populares le pidió que signara una carta en apoyo al acuerdo, donde también estaban incluidos la CNC, de Nabor Ojeda, y los productores de piña, informó Juan Jacobo Femat, quien rechazó el documento por tratarse de una ''reafirmación de la política neoliberal''.

El acuerdo establece que se destinarán para el fondo de emergencia 2 mil 800 millones de pesos, de los 20 mil millones que demandaban las organizaciones; se harán consultas para determinar si se solicita a Estados Unidos y Canadá una revisión del capítulo agropecuario del TLCAN; se anuncia la reglamentación de la Ley de Desarrollo Rural; se promete que se aplicará la política de cupos, y se modificarán las reglas de operación.

Las organizaciones de El campo no aguanta más que formaron parte de la negociación y que no suscribirán el acuerdo son: Frente Nacional en Defensa del Campo Mexicano, Unión Nacional de Organizaciones de Forestería Comunal, Unión Nacional de Organizaciones Regionales y Campesinas Autónomas y Frente Democrático Campesino de Chihuahua.

Alberto Gómez, coordinador ejecutivo de UNORCA, explicó que no firmarán el acuerdo porque en política social no hay reformas estructurales, no se establecieron metas claras, no se aceptó la reforma del ejido y la comunidad, y tampoco se ven posibilidades de llegar a la soberanía alimentaria.

En una mayor argumentación sobre el rechazo a la firma, Víctor Quintana, del FDCCH, dijo que no hay garantías de que haya cambios en las políticas del agro y que al gobierno ''le salió barato'', tanto en acciones como en recursos, y el dividiendo político a su favor será enorme.

''Es un acuerdo de intenciones, por eso muchos compañeros lo firman. Sin embargo, quien sale ganando es el gobierno. Hay muy pocas reivindicaciones a corto plazo.'' Entrevistado vía telefónica, Quintana sostuvo que en general las autoridades asumieron una actitud mezquina que se expresó claramente en el apartado del TLCAN, en no dar fin a los procesos penales y en las nulas reformas estructurales.

En un balance del proceso señaló que ''la negociación se llevó mucho tiempo, se lograron algunas cosas, pero no era nada en comparación con lo que pueden lograr las empresas transnacionales moviendo un dedo''. Puso también de ejemplo la demanda malograda de revisión del marco agrario, para lo cual hicieron movilizaciones y protestas, mientras que los agroempresarios sólo con cabildeo evitaron que se tocara el artículo 27 constitucional.

''El gobierno logró lo que pretendía sin haber cedido mucho a cambio; le salió barato, tanto en acciones como en recursos'', agregó. ''No vamos a Palacio Nacional, asumimos los riesgos de ello; volvemos al trabajo, a nuestras bases, porque ir a firmar puede tener problemas, pero ir con las bases siempre es correcto.''

Sostuvo: ''No vamos a resultados pequeños para que se les den nombres grandilocuentes; esto sólo hubiera ocurrido si hubiéramos cambiado de modelo, cuando en este momento no hay ninguna garantía de ello''.

Hizo una invitación a todas las organizaciones del movimiento a mantenerse unidas y recordó que ''las mismas organizaciones que ahora apoyan el acuerdo nacional de Vicente Fox, salvo algunas excepciones, son las mismas que antes apoyaron al salinismo. No vemos cómo firmar un acuerdo donde el gobierno se compromete a hacer lo que tiene obligación de hacer''.

Destacó que las agrupaciones que no suscribirán el acuerdo no tienen miedo de aislarse o quedarse solas, porque es un trabajo de años, que no empieza en este momento, y ''no tenemos miedo a las negociaciones, todos los días lo hacemos y firmamos acuerdos. Asumimos los riesgos de no signar ese documento''. Quizá haya grupos que ''nos satanizarán, pero esto nos acerca con organizaciones indígenas y populares que nos han felicitado por nuestra postura''.

Finalmente, con la firma, los grupos campesinos que formaron la comisión organizadora y de acuerdos habrán dado su respuesta a las presiones que recibieron a través de los gritos y manotazos de los secretarios de Agricultura, Javier Usabiaga Arroyo, y de Economía, Fernando Canales Clariond, la última vez que se sentaron frente a frente para buscar soluciones a sus demandas.