Es el máximo reconocimiento que otorga la institución a la labor universitaria

Distingue UNAM a 11 académicos como profesores o investigadores eméritos

Entre los galardonados se cuenta el laboralista Néstor de Buen, colaborador de La Jornada

KARINA AVILES

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) otorgó ayer el máximo grado de reconocimiento, el de profesor o investigador emérito, a 11 universitarios distinguidos por su labor de docencia e investigación, con lo cual suman ya 269 distinciones de esta naturaleza conferidas por la institución desde 1941 hasta la fecha.

Los profesores e investigadores eméritos para 2002 y 2003 fueron los universitarios Salvador Armendares Sagrera, Henrique González Casanova, Carlos Larralde Rangel, Rubén Lisker Yourkowitzky, Alvaro Sánchez González, Germinal Cocho Gil, Néstor de Buen Lozano, Cipriano Gómez Lara, Roberto Meli Piralla, Flavio Manuel Mena Jara y Gilberto Sotelo Avila.

En el anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso, el rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, encabezó la ceremonia de investidura de los nuevos eméritos y destacó el trabajo de dichos profesores, quienes han elegido a la máxima casa de estudios como "el camino fructífero por el cual han transitado la mayor parte de sus vidas".

Salvador Armendares Sagrera ha abierto nuevos caminos de aplicación a la investigación antropológica. La genética médica humana y la antropología genética han sido sus principales líneas de investigación, que han producido importantes resultados para la comprensión de las relaciones de parentesco y el análisis genético de las poblaciones ancestrales.

Henrique González Casanova es uno de los profesores que impulsaron la tarea de convertir el periodismo en una disciplina universitaria en el país. Fue fundador de la Dirección General de Información de la universidad y de la Gaceta UNAM, entre otras de las muchas actividades emprendidas.

Con una inquietud por conocer y controlar la función del sistema inmune, Carlos Larralde Rangel ha realizado importantes aportaciones en el estudio de una de las más complejas patologías de nuestro país: la cisticercosis. Por su parte, el doctor Rubén Lisker es pionero en México de la genética humana y autor de destacados estudios sobre las características genéticas de la población mexicana.

El arquitecto Alvaro Sánchez González es pionero del uso de la computadora como herramienta en la administración de la construcción. El médico y físico Germinal Cocho Gil cuenta con investigaciones que abarcan distintos campos, desde los fenómenos críticos en materia condensada hasta la realización de estudios para interrumpir el ciclo de vida del virus de inmunodeficiencia humana.

Néstor de Buen Lozano es una autoridad en derecho laboral. Los trabajos del también articulista de este diario han contribuido al enriquecimiento de la cultura jurídica mexicana e iberoamericana y su obra es una referencia obligada en materia laboral. Cipriano Gómez Lara representa una autoridad en materia del derecho procesal. Para él, el auténtico derecho se concreta en "la posibilidad de que cada individuo, bajo el amparo del Estado, vea convertidos los conflictos en soluciones".

El ingeniero Roberto Meli Piralla se ha dedicado al estudio del comportamiento sísmico de las estructuras y sus trabajos han contribuido a reducir la vulnerabilidad de las construcciones y las pérdidas por daños en éstas. Flavio Manuel Mena Jara es uno de los precursores de la escuela mexicana de neuroendocrinología y está considerado entre los 10 expertos más notables en el área.

Gilberto Sotelo Avila, una de las máximas autoridades en ingeniería hidráulica, ha participado en proyectos de diseño y construcción de grandes obras de impacto nacional, entre ellas las presas Nezahualcóyotl (Malpaso, Chiapas), El Infiernillo (Guerrero y Michoacán), José María Morelos (La Villita, Guerrero) y el Sistema de Drenaje Profundo de la ciudad de México, entre otros.