Se abrió exposición del pintor
mexicano en Moscú
Rodolfo Morales comparte sueños con los
rusos
La muestra itinerará por varios países
de Europa
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 9 de abril. El impactante colorido de Oaxaca,
impronta en el lenguaje pictórico del fallecido pintor Rodolfo Morales,
rompió este miércoles la monotonía gris de una primavera
que, a pesar del calendario, aún es aquí remanente de invierno.
Eso
sucedió en el Museo de Arte Moderno de esta capital, donde hoy se
abrió al público una muestra representativa del artista nacido
en Ocotlán, Oaxaca.
De este modo, los moscovitas empiezan a conocer la pintura
de uno de los grandes maestros de la Escuela oaxaqueña, que ha traspasado
fronteras hasta volverse patrimonio universal gracias a la obra del propio
Morales y también debido a la contribución de Rufino Tamayo,
Francisco Toledo, Rodolfo Nieto y otros creadores del sureño estado
mexicano.
En lo que se puede considerar el primer homenaje en Europa
a Morales, a poco más de dos años de la desaparición
física de quien siempre será recordado como El señor
de los sueños, esta exhibición viene de Sudáfrica
y después de Rusia será llevada a Alemania, Hungría
y otros países del viejo continente.
Mientras tanto, el público ruso, que desde la magna
exposición de Tamayo en 1989 no había tenido oportunidad
de apreciar una muestra individual de un pintor mexicano comparable a ésta
en magnitud y trascendencia, podrá disfrutar los trabajos de Morales
durante casi un mes, hasta el próximo 4 de mayo.
Para muchos entre el casi medio millar de asistentes a
la inauguración fue sorprendente descubrir reminiscencias de Marc
Chagall, así como del Renacimiento temprano o del barroco rústico,
en la obra de un artista del lejano México que se inspiraba, sobre
todo, en motivos y paisajes de su tierra natal.
Medio siglo de quehacer pictórico
Homenaje a Rodolfo Morales (1925-2001) ocupa tres
salas del Museo de Arte Moderno de Moscú y consta de 10 obras de
formato grande, 13 cuadros, grabados y collages, así como
18 óleos sobre tela presentados en forma de columnas.
Esta cuidada selección, que pone de relieve una
de las cualidades más distintivas de Morales, su capacidad de mantener
un justo equilibrio entre lo real y lo fantástico, refleja casi
medio siglo de labor pictórica, al comprender un arco temporal que
va de 1958, con Vanidad, cera sobre papel, al año 2000, con
El mercado de Ocotlán, óleo sobre tela.
Diálogos (1966), Siluetas y perfiles
(1967), La quietud (1994), La esquina de las sombras (1999),
La bandera (1999), El portal (1999) y, desde luego, las Columnas
del mercado (2000) son algunas de las piezas expuestas que mayor interés
suscitaron.
Durante la inauguración de la muestra, el embajador
de México, Luciano Joublanc, destacó que la iluminación,
en la obra de Morales, es ''una palabra que se vuelve metáfora porque
se refiere a la luz que invade al mundo; por ello, para este notable artista
la luz es la frágil línea entre el mundo real y el universo
de la fábula donde el color está lleno de matices".
Agregó: ''La devoción por la luz que invade
al mundo le da la fuerza de expresión, de encontrar la fuerza adecuada
a su entrañable universo interior en el que están presentes
las cosas reales y sus ensueños, sus símbolos y sus correspondencias".
Rodolfo Morales comparte sus sueños con los rusos,
quienes, después de ver esta exposición en el Museo de Arte
Moderno de Moscú, casi todos acaban soñando como él.