Adolfo Pérez Esquivel*
Carta a Bush: detén la matanza
Señor Presidente de Estados Unidos de Norteamérica.
George W. Bush:
No sé si leerás esta carta, no porque no te llegue, sino porque eres incapaz de leerla, porque tu corazón está endurecido por el odio y los miedos, no tienes capacidad ni coraje para abrir tu mente y espíritu a la compasión. A pesar de todo, no puedo dejar de enviártela, porque si tú no la lees, estoy seguro que la leerán muchos hombres y mujeres, los que te piden que detengas la matanza contra el pueblo iraquí.
Cuando decidiste la invasión a Irak, a pesar de la oposición de los pueblos del mundo, no escuchaste su clamor de "No a la guerra, sí a la paz", cerraste tus oídos y tu corazón cuando las Naciones Unidas, las iglesias, las organizaciones humanitarias y de derechos humanos, reclamaban que debía imperar el estado de derecho y el respeto de los pueblos. Tú no estabas dispuesto a oírlo.
Te expresaba en otra carta que no desafíes a Dios, que no construyas la torre de Babel de la inmisericordia y el odio, que no te dejes dominar por la ambición del poder para imponer tus intereses políticos, económicos y militares. Te decía que reflexiones, porque lo que siembras, recoges. Lamentablemente no sabes honrar la vida, has dañado profundamente a toda la humanidad y a tu propio pueblo.
Ganarás batallas con tu ejército imperial y el de tus aliados; podrás demostrar el poderío de las armas y la alta tecnología de muerte; pero nada de eso te da la razón. La mayor de tus derrotas es que perdiste el respeto de los pueblos del mundo, y ganaste el rechazo en la conciencia de la humanidad, por todos los crímenes cometidos. En esta fuga hacia adelante te acompañan tus aliados de la muerte: Tony Blair, José María Aznar y John Howard.
Ocultas los verdaderos motivos de la invasión a Irak y buscas justificar las matanzas para apoderarte de los recursos del petróleo iraquí, y dominar el Medio Oriente para imponer tus planes de hegemonía mundial y la dictadura globalizada. Has transformando a Estados Unidos en un Estado terrorista. ƑNecesitaste masacrar al pueblo de Irak, matar niños y mujeres para sacar a un dictador que fue tu aliado?
Es necesario hacer memoria, no para quedarse en el pasado; nos debe iluminar el presente. La larga historia de invasiones lo confirma, Vietnam, Camboya, Yugoslavia, Nicaragua, El Salvador, Santo Domingo, Haití, Cuba y las dictaduras militares que Estados Unidos impuso; la actual militarización y las bases militares en toda América Latina, y en otras partes del mundo. Podrás dominar militarmente, pero nunca podrás convencer.
Los pueblos no se dejan engañar por las campañas de desinformación y mentiras, que los medios de comunicación cómplices utilizan como acción sicológica, mostrando a los soldados estadunidenses y británicos en actos caritativos, regalando caramelos a los niños iraquíes, después de matar a sus familias y bombardear a la población ƑCómo tratarás de justificar tus crímenes que llamas daños colaterales? ƑCómo explicarás al mundo que buscas destruir las Naciones Unidas y desconoces el derecho internacional, para aplicar tus políticas de dominación, sin importarte el costo humano y la destrucción de otro países, aplicando el terrorismo de Estado?
ƑCómo justificar lo injustificable? ƑPuedes dormir sin que tu conciencia te castigue? Tu ejército bombardea con miles de misiles, ciudades y población civil; arroja bombas racimo de color amarillo y paquetes de comida de color amarillo al pueblo; métodos aberrantes empleados en Vietnam, Camboya y en la guerra del Golfo. Bombas y comida son tus "medicinas de la muerte". Tus generales dicen que ellos no cuentan cadáveres; cuentan las bombas que los producen.
La perversión no tiene límites; pero dices orar a Dios y te crees un predestinado para la humanidad. Lo mismo pensaba Hitler al desatar su locura y querer dominar el mundo. El Dios de la Vida te pedirá cuenta de tus crímenes. Eres responsable de crímenes de lesa humanidad y serás juzgado por tantas muertes y dolor contra el pueblo de Irak y otros.
El mundo ve con horror que repartes lo que no te pertenece, que las aves de rapiña que te rodean están al acecho para lanzarse sobre los despojos y la sangre del pueblo iraquí, para hacer negocios con el petróleo. Hablan de la "reconstrucción de Irak" colonizado y sometido a los intereses de Estados Unidos, y piensan cuanto ganarán.
Hablas de Dios y reniegas de él. Hablas de libertad y la destruyes. Hablas de democracia y dignidad, y no vacilas en sacrificarlas en el altar del dios Molok, tu dios de destrucción y muerte. Hablas de los derechos humanos, violándolos sistemáticamente.
La Organización de las Naciones Unidas es un estorbo para tus intereses. O se somete a tu voluntad o la destruyes. Pretendes constituir un tribunal para juzgar a tu ex aliado, Saddan Hussein, porque ya no te sirve; pero desconoces la Corte Penal Internacional para juzgar los crímenes de lesa humanidad. Quieres lograr la impunidad de tus soldados y la de ti mismo. No desafíes a Dios y a los pueblos del mundo. Los imperios caen, por más poderosos que sean.
Pudiste sembrar la paz y la solidaridad, y no lo hiciste. Pudiste generar programas para la vida y desarrollo de los pueblos, y no lo hiciste. Elegiste el peor de los caminos. ƑQuiénes serán tus próximas víctimas?
No puedo darte mi saludo de paz y bien, porque no crees en la paz y no practicas el bien. Sí puedo decirte que te arrepientas de tus crímenes y repares el mal que haces.
Buenos Aires, 9 de abril de 2003
* Premio Nobel de la Paz.