Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 26 de marzo de 2003
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Cultura
Se presentó con Hespèrion y La Capella Reial de Catalunya en Bellas Artes

Derroche de alma y virtuosismo en el concierto de Jordi Savall

Quince artistas ibéricos realizaron un recorrido por el medievo español

ANGEL VARGAS

Pródigo en belleza y número de obras, y profundamente espiritual, fue el concierto que Jordi Savall, al frente de Hespèrion XXI y La Capella Reial de Catalunya, ofreció la noche del lunes en un pletórico Palacio de Bellas Artes, cuyos asistentes, visiblemente tocados, estremecidos, estallaron de pie en estrepitosos aplausos al final de la presentación de los músicos, obligándolos a regresar al escenario en tres ocasiones más.
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Al lado de esas agrupaciones, el intérprete e investigador catalán, considerado a escala mundial una de las principales autoridades en música antigua, se presentó con un programa integrado por más de una treintena de breves piezas españolas de los siglos XV y XVI, así como una guaracha del compositor novohispano Juan García de Céspedes, interpretada como uno de los tres encores.

Con instrumentos de época (violas da gamba, vihuela, teorba, violones, guitarra, clavecín, órgano y percusiones), sean recuperados o reproducciones, la quincena de artistas ibéricos realizó un recorrido de poco más de dos horas por una amplia y rica variedad de géneros y formas del medievo español, entre ellos romances, negrillas, villancicos, ensaladas, canarios, música sefardí, romanescas y chaconnas.

Música sutil

Luces y sombras de los siglos de oro. 1492-1598 fue el programa, que se inscribió en el contexto del decimonoveno Festival de México en el Centro Histórico, y del cual vale subrayar, en verdad, cada uno de sus momentos, inclusive el extrartístico, en el que Savall, conmovido, tomó la palabra y subrayó: ''Ahora estamos quizá en el fin de otra época y el principio de una más, con esta guerra, que nos tiene preocupados y tristes. Tenemos esperanza en que pronto termine, en que no se sigan cometiendo más injusticias y muertes".

Fue un concierto de antípodas, en el que de una pieza a otra se pasaba de los lamentos a las caricias, de la nostalgia a la festividad, con la guía del hechizante canto de la viola da gamba del intérprete catalán.

Músicos y cantantes desgañitaron alma y virtuosismo en el escenario, produciendo sonidos que calaron en las fibras musculares y, valga la imagen, lograron erizar la piel de mármol del recinto.

Obras coloridas, lúdicas, melancólicas, espirituales, seductoras, de todo hubo. Inclusive los más reticentes debieron dejarse cautivar por el hálito religioso o metafísico del que están provistas cada una, sin importar que la mayoría sea de naturaleza profana.

Los intérpretes parecieran estar ungidos de gracia divina y la música de un poder reconfortante, sanador, merced a su consistencia de nube, textura de arcoiris y fragancia de primavera. Se trata de una música sutil que, por momentos, apenas resquebraja las líneas del silencio y parece evaporarse, como un suspiro.

Una aclaración: aunque anunciada en el programa, la soprano Monserrat Figueras no pudo actuar debido a que presentaba un fuerte cuadro de bronquitis, según explicó Savall.

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