La narradora participa en el ciclo Cartas
del destierro
Alexiévich: las barricadas no ofrecen todas
las respuestas
Figura entre las más leídas dentro y fuera
de Bielorrusia
''La realidad siempre me saca a la calle'', señala
CESAR GÜEMES
Acusada en falso de pertenecer a la estadunidense Agencia
Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y con gran
parte de su obra prohibida en el orbe ex soviético, la escritora
y periodista bielorrusa Svetlana Alexiévich es, sin embargo, una
de las más leídas dentro y fuera de su país de origen.
Autora de libros como Los muchachos de zinc y La plegaria de
Chernobil, que le han merecido lo mismo el respeto de sus lectores
que acciones judiciales por parte de militares, Svetlana participa hoy
a las 18 horas en el encuentro Cartas del destierro, que se desarrolla
en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.
-Su labor ha sido doble desde el inicio: escribir a partir
del testimonio y defender sus libros.
-Puedo decir que no amo la calle y que bien podría
pasarme la vida en casa, dedicada a actividades intelectuales, pero resulta
que la realidad siempre me saca a la calle. Y ya que estoy fuera, no consigo
callarme: en las barricadas no están las respuestas a todas las
preguntas. Ahí lo único que pasa es perder la visión
y el oído, por eso decidí defender mi existencia y el producto
de mi trabajo. Sé que lo único que deseo es escribir, pero
ya no consigo hacerlo si no narro la experiencia real de los demás.
Búsqueda de nuevas formas de lucha
-Su aprendizaje no proviene de la academia ni del mundo
editorial, sino del ejercicio de periodista y narradora.
-Así es, no hay forma de conseguirse un título
de escritor; hay muchas personas que cantan y dibujan, pero cantantes y
pintores hay pocos.
''Todo artista ha de proponer no sólo un estilo
propio, sino una nueva visión del mundo. Cuando uno ofrece una nueva
explicación de la realidad se rompe la coraza de banalidad que nos
ha venido rodeando. Con esto no quiero decir que me convierta en predicadora,
sino que es indispensable dar lecturas novedosas de acontecimientos que
afectan a grandes grupos sociales. Y en todo caso la palabra ha de ser
modesta.''
-En algunas ocasiones detrás de esa coraza estaba
el ejército, así que el adversario no era pequeño.
-Me atrevo a pensar que hoy tenemos nuevos adversarios
contra los que es preciso estructurar imaginativas formas de resistencia.
Me tocó estar entre los escritores rusos y bielorrusos que sufrieron
por el imperialismo soviético. Nosotros pensamos que bastaba con
derrumbar el poder partidario, pero al paso del tiempo descubrimos que
inclusive con un cambio la actitud de las personas no variaba. Al antiguo
poder de los comunistas se agregó el poder de la propiedad. Perdimos
la educación y la asistencia médica gratuitas. El hombre
de la calle está hoy en la misma miseria. La intelectualidad por
su parte está confundida y deprimida, mientras que los jóvenes
se norteamericanizan. Parece que la revolución no resolvió
nada, por eso es necesario encontrar nuevas formas de lucha.
La conclusión de Svetlana es tajante: ''La ex Unión
Soviética tuvo siempre la idea de construir un mundo ruso, pero
en lugar de eso estamos construyendo un mercado. Lo más alto a que
un ciudadano puede aspirar, en lugar de sus sueños, es a un Mercedes.
Eso descorazona a cualquiera".