El campo no aguanta más denuncia falta de interés del gobierno por lograr acuerdos
Estamos en momentos de definición; se verán logros del movimiento campesino: Quintana
Prepara movilizaciones con sindicatos si no se logra la renegociación del TLCAN
ANGELICA ENCISO L.
A unos días de que se defina el Acuerdo Nacional para el Campo y ante la posición gubernamental de no asumir cambios sustanciales en las políticas del agro, las organizaciones campesinas todavía podrían echar mano de las alianzas con las agrupaciones sindicales para lograr que se respeten sus demandas de soberanía alimentaria y de revisión del capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Si estos puntos no se logran podrían darse estallidos sociales, tomas de carreteras o puentes y una resistencia organizada de los agricultores, sostiene Víctor Quintana, de El campo no aguanta más. Asegura, en entrevista, que el movimiento campesino tiene un gran compromiso ante la sociedad, y por las expectativas que ha generado no puede salir con un "acuerdo mezquino" que sea "lo mismo de siempre", sin incidencia en los aspectos que afectan al agricultor.
En un balance de las negociaciones que hasta ahora se han llevado a cabo y de las jornadas de las mesas del diálogo por una política de Estado para el campo que se desarrollaron en febrero, el asesor del Frente Democrático Campesino de Chihuahua y profesor universitario reconoce que el proceso ha dejado ganancias, pero asume que este es el momento más delicado y aquí se verán los logros del movimiento.
La unificación de El campo no aguanta más, el Congreso Agrario Permanente (CAP), la Confederación Nacional Campesina (CNC) y El Barzón es una ganancia, porque esto nunca había ocurrido. Y, agrega, también lo es el hecho de haber sentado al gobierno a negociar con los productores y que las incontrovertibles demandas de los campesinos hayan generado simpatía entre la sociedad.
Dice que las mesas de diálogo fueron redundantes, porque las organizaciones siempre hemos tenido claro cuáles son las exigencias. "Cuando te metes a un proceso de este tipo no te puedes negar a negociar, pero eso trae sus consecuencias. Una de ellas es una baja del auge de la movilización, se tienden a dispersar las demandas y el gobierno obtiene un tiempo precioso para buscar salidas alternas que no respondan al movimiento".
Ahora, puntualiza, "se observa que las autoridades no están dispuestas a conceder mucho, buscan tener un blindaje plus, no renegociar el TLCAN, darnos unos cuantos recursos adicionales, mantener la división entre la sociedad urbana y la rural y acusarnos de romper la unidad nacional si no firmamos el acuerdo". El blindaje agropecuario son las acciones planeadas por la Secretaría de Agricultura para atender la crisis del agro.
Además, el gobierno puede aprovechar para decir que estamos en situación de guerra y se requiere la unidad nacional, para argumentar que las agrupaciones que no firmen el acuerdo atentan contra ella, "va a tratar de arrinconarnos por ahí", agrega. Aunque para las agrupaciones, el acuerdo "sería lo único que conduciría a la unidad nacional".
Destaca que las fortalezas del movimiento son que las cuatro agrupaciones presentaron un mismo documento del acuerdo, y "si una de ellas negocia sola, será severamente cuestionada". Agrega "que apenas vamos a entrar a la cancha", y es aquí donde el gobierno puede buscar las negociaciones bilaterales.
Resalta el hecho de que el gobierno mantiene los espots publicitarios en plenas negociaciones, "no queremos que salga a publicitar sus programas y así manipule la negociación diciendo que ya hay soluciones. Si esto continúa, el peligro es que el acuerdo sea cosmético y a las agrupaciones nos haga ver mal ante la opinión pública, diciendo que somos intransigentes y que no quisimos negociar. Queremos igualdad de acceso ante la opinión pública".
Indica que tanto la propaganda gubernamental que ya se había prometido retirar así como las acciones penales en contra de 300 campesinos, son asuntos que enrarecen el ambiente de la negociación.
Hay recursos que no se han utilizado, asevera, como "la fuerza de los aliados": la Unión Nacional de Trabajadores y el Frente Sindical Mexicano. Y sumado a ello la posibilidad de un "paro nacional". Sostiene que utilizar esos instrumentos dependerá del cariz de la negociación y la respuesta frente a la demanda de revisar el capítulo agropecuario del TLCAN, el cual es un asunto fundamental. "Las organizaciones tienen claro que el acuerdo pega muy duro, si no hay una renegociación, el frente y muchas más organizaciones no firmarán".
Quintana sostiene que si no hay un acuerdo nacional satisfactorio para los productores y se mantiene la actual política agropecuaria, habría varios escenarios: la dispersión de la gente; la resistencia organizada de los campesinos que pueda llevar a una segunda ronda de diálogo, con una mayor presión sobre el gobierno; el deterioro de la situación y estallidos organizados y espontáneos con la toma de aduanas, la reconexión forzada de los pozos, la toma de puentes internacionales y acciones de violencia. Todo ello se sumaría a las tendencias que ya existen, como son el incremento de los cultivos ilegales y la migración.