El recinto no se llenó

Pifias y pasarela en la apertura del Festival de México

ANGEL VARGAS

Con la cirugía plástica de cambio de nombre, el ahora Festival de México en el Centro Histórico (hasta el año pasado Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México) fue inaugurado la noche del lunes con un concierto en el que la orquesta New London Consort, dirigida por Philip Pickett, debió sobreponerse a un comienzo deficiente, así como al timbrado continuo de teléfonos celulares y el carraspeo de gargantas, tosidos y cuchicheos de algunos espectadores.

El Palacio de Bellas Artes no alcanzó a llenarse como en versiones anteriores, ni siquiera con las cortesías; sin embargo, como ya es costumbre en este encuentro artístico, sirvió de pasarela social para ir a lucir trajes, vestidos, accesorios, joyas, fragancias y las más recientes melodías para teléfono móvil.

El protocolo de los discursos de apertura recayó en los titulares del festival y del Instituto Nacional de Bellas Artes, el músico José Areán y el promotor cultural Saúl Juárez, respectivamente. Juntos, no excedieron los 15 minutos de intervención.

El primero, tras breve homenaje a los fundadores del encuentro, que este año llega a su versión 19, subrayó que en el actual panorama de preguerra el arte y la cultura ofrecen más que un pequeño escape de la realidad, porque son medios que forman valores y obligan a pensar y reflexionar. Areán debió reconocer, sin embargo, que lo anterior no significa que la cultura sea la panacea, aunque, subrayó, posiblemente sí ayude a encontrar soluciones.

El pensamiento y la sensibilidad han sido desde siempre una de las formas para contrarrestar la destrucción, agregó.

Loable labor de recuperación y difusión

Saúl Juárez, por su parte, no paró en elogios para el Festival de México en el Centro Histórico, el cual, aseguró, ''ha realizado, durante 18 años, una labor loable en favor de la recuperación y de la difusión del patrimonio prehispánico, virreinal y contemporáneo que se localiza en el primer cuadro de nuestra ciudad.

''Los promotores culturales, quienes trabajamos en favor de las artes en el país, sabemos que detrás de ese festival se encuentra un genuino interés de que nuestra ciudad sea un foro permanente para el disfrute de los bienes y servicios culturales. Aquí nació una cultura; en este lugar dio inicio una manera de ver el mundo y enfrentar la naturaleza; este es el sitio que señala una cosmovisión, un encuentro, una génesis, una simbiosis", dijo.

El programa que la New London Consort ofreció en Bellas Artes fue el mismo que presentó un día antes, el domingo, en la Sala Nezahualcóyotl: las suites 1, 2, 3 y 4 de Johann Sebastian Bach.

Dos fueron las diferencias entre una y otra presentación: los bajos costos de entrada y el nivel de excelencia del primer concierto contra los altos precios del boletaje en Bellas Artes y algunas pifias de los músicos ingleses, como la desconcentración y la falta de coordinación en la primera pieza, que inclusive los obligó a afinar de nuevo tras el primer movimiento. Pese a los Para Elisa, Claro de luna y Obertura de Guillermo Tell de los timbres de los celulares, el concierto fue disfrutable.