El cantaor se presentará el viernes en
el teatro de la Ciudad y el sábado en el Zócalo
Donde haya un corazón capaz de emocionarse estará
el flamenco, afirma Diego El Cigala
Ramón Jiménez Salazar, alias Diego El
Cigala, un grande del cante, ha grabado cuatro discos: Undebel,
Entre vareta y canasta, Corren tiempos de alegría (junto
con Jerry González) y Teatro real, este último en
una única actuación en el prestigioso Teatro Real de Madrid.
Camaronero, que ha experimentado con la música tonal y el
latin jazz, alternará con el trompetista y conguero Jerry González,
una leyenda viva, su invitado, en el teatro de la Ciudad y en el Zócalo
capitalino, con la amenaza, dice en entrevista, de una descarga de latin
jazz/son/flamenco. "Dejaremos la piel en el escenario", precisa.
Por medio del arte del cante jondo El Cigala canta
al mundo para dar un mensaje de paz para quienes gustan de perderse en
el laberinto del flamenco.
Las bulerías corresponden a un palo alegre y fiestero,
lo difícil es cantar por soleá o seguidilla, en la que se
reconoce al cantaor maduro, pues es lo más hondo del cante, y hay
que acudir al alma, a lo trágico. El cante libre, del que Camarón
de la Isla construyó una catedral convirtiéndose en el
cantaor del siglo, es el reto a igualar. Dieguito El Cigala, según
lo bautizó Camarón, está en ese camino, surcando
su estilo, que hoy día está reconocido como la vanguardia
del flamenco. Su andar lo ha dirigido al son, pasando por la música
tonal.
Gitano culto que apuesta a la evolución: un clavado
a Schoenberg por acá, otro al son y al latin jazz por allá,
el músico expresa sus ideas por escrito con deliciosa claridad.
-Has dicho que tu maestro es Ramón El Portugués,
que tus raíces son el flamenco puro. ¿Qué otras fuentes
tienes? Parece que Corren tiempos de alegría tiene una línea
directa con La leyenda del tiempo, de Camarón.
-En
mi infancia, mi primer maestro y mentor fue Ramón El Portugués,
de la dinastía flamenca de Los Orrina, además de mi padre,
José de Córdoba, que también cantaba en los tablaos
de la época; aunque el eco de mi voz se lo debo a mi madre, hermana
del mítico Rafael. Indiscutiblemente mis raíces son las del
flamenco puro, mi orgullo y bandera. Otras fuentes de mi formación
son, por su puesto, Camarón, Chocolate, Antonio Chaqueta,
Juan Talega y, en general, todas las leyendas del cante, pues además
de ser profesional soy muy buen aficionado, escucho a todos y de todos
aprendo.
"Respecto de Corren tiempos de alegría,
diré que puede haber algo en común con La leyenda del
tiempo, en cuanto a que tanto Camarón como yo, en un
punto de nuestras carreras, además con la misma edad, sentimos una
necesidad de evolución y de introducir elementos nuevos al flamenco.
En el caso de La leyenda del tiempo hubo un acercamiento a lo que
se llama rock andaluz, y en mi caso al latin jazz, la música tradicional
cubana y la de concierto contemporánea. Junto al guitarrista Niño
Josele y mi productor Javier Limón, intentamos un acercamiento a
Schoenberg y la música tonal, las escalas de 12 tonos, siempre respetando
los cánones del flamenco y la máxima calidad, huimos de los
fáciles recursos comerciales. Las colaboraciones de Bebo Valdés
y Jerry González no son producto de una idea preconcebida, sino
de la vida misma y sus circunstancias, no pretendimos hacer fusión,
sino que fue un encuentro personal y nació de forma espontánea."
-El disco antológico que quieres grabar en vivo
con cantes de los grandes maestros: Juan Talega, Manuel Torres, Tomás
Pavón, Niño Gloria, La Perla de Cádiz, Antonio Chacón,
Enrique el Mellizo, Pastora Imperio, La Niña los Peines, Manolo
Caracol, ¿es homenaje o regalo?
-Es un proyecto a largo plazo en el que queremos apartarnos
un poco de la tecnología y hacer las grabaciones como antiguamente,
en el estudio, pero en directo, que todo esté pasando en vivo; voy
a tratar de dar mi versión de lo que más me gusta de cada
intérprete. La elección es complicada y sin duda será
un tributo a todos ellos, pues pusieron las bases sobre las que hoy seguimos
construyendo el flamenco.
-¿Qué te significa cantar en México
y relacionarte con el son jarocho, pues vas a tener un taller con el grupo
Chuchumbé?
-Supone una gran ilusión, pues aunque he recorrido
buena parte del mundo nunca tuve la ocasión de visitarlos y siempre
sentí gran atracción por su cultura. En cuanto a los talleres
con el grupo Chuchumbé, experimentaremos buscando un punto de encuentro
y la práctica nos mostrará los resultados; de seguro será
una bonita experiencia.
-¿El flamenco puede conversar con cualquier género?
-Pues en principio creo que no depende tanto de los géneros
como de los músicos; para conversar musicalmente confío más
en la afinidad de las personas, es una cuestión de sensibilidad
y capacidad de adaptación.
"El rock no es algo que me llame"
-¿Te gustaría relacionarte con el rock?
¿Con quién te gustaría alternar?
-De entrada el rock no es algo que me llame, quizá
por desconocimiento; confieso mi ignorancia en este campo y me gusta personalizar
más que hablar de géneros, pero, por ejemplo, hemos hecho
algo con muy buenos resultados con Andrés Calamaro, en el disco
de mi compadre y guitarrista Niño Josele. También, si estuviese
entre nosotros, podría hacer un magnífico dúo con
Elvis Presley, eso sí, en una balada. Pero en general prefiero las
músicas tradicionales, de raíz.
-Uno de tus sueños es que te acompañe Paco
de Lucía...
-Por supuesto espero hacer algo con Paco de Lucía;
todo a su tiempo.
-Calificas a tu cante como un canto de paz, de dolor y
dices que la música debe emocionar hasta las lágrimas. El
flamenco, el cante, no tiene fronteras; ¿hoy es más actual
que nunca?
-Para mí la música es la sal de la vida
y el flamenco mi razón de ser. El flamenco no tiene fronteras, donde
se encuentre un corazón capaz de emocionarse hay un lugar para el
flamenco y sí creo que estamos en un buen momento para el flamenco
y llegará el día que tenga el lugar que se merece, estoy
dispuesto a luchar por ello y dejar mi aportación a las futuras
generaciones. El tema de las fronteras deberíamos apartarlo de la
música y dejárselo a la política y la economía,
pues es un invento suyo, la música es universal y patrimonio de
la humanidad.
Acercamiento con el latin jazz
-¿Cómo fue tu acercamiento con Jerry González
y Bebo Valdés y con el latin jazz?
-Mi amigo Fernando Trueba ha provocado que pasen muchas
cosas a raíz de su película Calle 54, y no sólo
para mí; en mi caso ha sido un sueño, que empezó cuando
montaba la película y me mostró el número de Bebo
Valdés y Cachao (Lágrimas negras); casi en trance
le dije ¡cómo me gustaría tocar con Bebo! Al poco tiempo
me lo presentó en un concierto suyo, en Madrid, y al minuto éramos
como hermanos. A Bebo siempre le había gustado el flamenco y tuve
el honor de que colaborase en tres temas de mi disco Corren tiempos
de alegría, que se grababa entonces. El caso es que durante
la grabación todos acabamos llorando. En Madrid todos los que lo
conocimos nos enamoramos del maestro, un caballero cubano de más
de 80 años; nos robó el corazón como músico
y persona.
"De este febril encuentro nació el proyecto de
los Piratas del Flamenco, en el que se encuentran los ritmos afrocubanos,
el flamenco y el jazz; el proyecto sigue vivo y dará nuevos frutos,
porque Jerry es increíble y realmente se sumerge en el flamenco,
lo ha captado, y no es nada fácil. En octubre lo presentaremos en
Nueva York, en un concierto compartido con la legendaria Fort Apache Band.
La cuestión es el descubrimiento de que los sonidos negros y el
flamenco son como dos primos en distintas partes del mundo que se vuelven
a encontrar y descubren que son familia. No es necesaria la fusión,
lo que pasa con Bebo y Jerry es un encuentro en las raíces, en el
pasado ancestral."
-Su influencia, además, te llevó a recorrer
otros caminos musicales.
-Surgió la idea de grabar un disco de boleros clásicos,
por primera vez he hecho un disco que no es de flamenco, aunque no puedo
ocultar que lo soy y se nota, eso es lo bonito; son boleros flamencos.
El cidí lo ha producido Trueba con Javier Limón y
han colaborado artistas de la talla de Paquito de Rivera, Caetano Veloso,
Federico Britos, Tata Güines, Changuito, Lázaro Galárraga,
además de los músicos que me acompañan habitualmente,
Niño Josele, Javier Colina, Piraña. Saldrá
a la venta en abril en España y está previsto que próximamente
se edite también en México.
"Necesitamos trabajar juntos y espero poder presentárselo
al público mexicano. Con Jerry la cosa fue de esta manera: el último
pirata del Caribe vino a España para un concierto con su banda la
Fort Apache y todos se volvieron a Nueva York, pero Jerry se quedó
siete meses con nosotros y actualmente está afincado en Madrid."
Justicia a tres grandes
-Has afirmado que no se le ha hecho justicia a tres grandes
del cante: Valderrama, Chocolate y Javier Ruibal. ¿Qué puedes
decir de ello?
-Primero distingamos a Chocolate y Valderrama, que son
dos leyendas vivas, dos archivos de la sabiduría del flamenco, cada
uno en su estilo. Javier Ruibal, mucho más joven, no es propiamente
un cantaor flamenco, sino un cantautor cercano al flamenco con un gusto
exquisito y que no tiene el éxito que merece.
"Respecto a Chocolate y Valderrama parece que alguien
me oyese, pues a finales de 2002 le concedieron a Chocolate el Grammy Latino
al mejor disco flamenco por su trabajo Mis 70 años con el cante,
de lo cual me alegré infinito, aunque yo también estaba postulado
por Corren tiempos de alegría; se lo merece. Con Valderrama
hemos reaccionado a tiempo y se está grabando un disco doble homenaje
con sus canciones, interpretadas por destacados artistas. Parece que el
tiempo pone las cosas en su sitio."
-¿Qué debemos esperar de tu actuación
en México?
-He preparado un repertorio que reúne mis dos últimos
trabajos, con una parte de mi reciente disco, Teatro real (noviembre
2002), grabado en directo con mi voz, sólo acompañada de
la guitarra de Niño Josele; la otra parte será reflejo de
Corren tiempos de alegría, en el que, además de Josele,
me acompañarán Javier Colina al contrabajo y piano, considerado
el mejor contrabajista europeo; Israel Suárez Piraña,
el percusionista flamenco sin duda con mayor proyección, que pese
a su juventud ha tocado con maestros congueros como Jerry, que ya no quiere
tocar sin él, o Giovanni Hidalgo etcétera, y sin olvidarnos
de la colaboración especial del gran Jerry González. Dejaremos
la piel en el escenario.
El Cigala llega a México cobijado por el
proyecto Radical Mestizo, del Festival de México en el Centro Histórico.
Se presentará el viernes 21 de marzo en el teatro de la Ciudad y
repite en el Zócalo el sábado a las 20 horas. En el Centro
Cultural de España (Guatemala 18) colaborará en un Laboratorio
de Experimentación con el grupo jarocho Chuchumbé, hoy a
puerta cerrada y el 20 de marzo en sesión abierta al público.