Diálogo abierto para comentar la redición
de su libro La ciudad ausente, en el MAM
Piglia: literatura fantástica y Borges, referentes
de los escritores argentinos
Como ese país carece de una tradición,
''debemos inventarnos historias''
Escribir es una manera elíptica, alusiva de contar,
de insinuar, considera el narrador
RENATO RAVELO
En Argentina los escritores se definen con base en la
tradición de la literatura fantástica en general y de Jorge
Luis Borges en particular, opina Ricardo Piglia, y ''como no se tiene una
tradición histórica como en el resto de América Latina,
los narradores nos inventamos historias, pero ese referente, en el que
se encuentra también la obra de Julio Cortázar, Adolfo Bioy
Casares, es el punto de partida".
Ricardo Piglia, ganador del premio Planeta en 1997 con
su novela Plata quemada, visita el país con motivo de la
redición de La ciudad ausente, libro que se presentará
hoy a las 19 horas en un diálogo público con Carlos Monsiváis
en el Museo de Arte Moderno (MAM), en avenida Paseo de la Reforma y Gandhi.
Viaje e investigación
-¿Cómo es la dinámica de sobrevivencia
de personajes a lo largo de distintas novelas?
-Es un procedimiento de la literatura contemporánea:
Faulkner, Joyce.
''Emilio Renzi exagera y agudiza ciertas percepciones
que tengo, a veces aparece en el centro de la historia, en ocasiones como
narrador; a veces de manera lateral. Para mí es una forma de situar
la historia: siempre va a haber alguien que me la va a contar. Es tener
cierta mirada.''
-¿Como surge Renzi?
-El
personaje surgió en Respiración artificial, si bien
ya había aparecido en cuentos. No llego al extremo de Fernando Pessoa,
pero he usado el nombre de Renzi para firmar algunas notas y una antología
de cuentos policiales, en la década de los setenta.
-Ya con ese cable a tierra se puede intentar una prosa
dura, como en Plata quemada.
-En Plata quemada es un joven periodista. Un aspirante
a escritor que trabaja en la página cultural de un diario. Un día
falta el cronista de la sección de policía y el director
lo manda. En la novela es el que recrea para mí, pues de hecho eso
no está dicho en el libro; es el que escribe el libro.
-¿Cuando se tiene una voz literaria cómo
surgen los temas?
-Al revés de lo que se suele pensar de que los
temas no son un problema. Uno tiene en un día muchas historias que
se cuentan. La cuestión de contar tiene que ver con la relación
de uno con esa historia. El asunto es qué es lo que uno no sabe
y quiere averiguar. En Plata quemada el enigma era cómo piensa
y siente alguien que actúa con tan extrema violencia. Yo digo que
las formas narrativas básicas son el viaje y la investigación.
-Hay quien sostiene que también ocurre con la fiesta.
-Claro, muchas veces la fiesta es el origen de la investigación
(después de una borrachera, uno empieza por llamar a los amigos)
o bien la fiesta puede ser el final del viaje. Lo que quiero decir es que
uno empieza a contar una historia cuando alguien se mueve, o bien al tratar
de averiguar qué es lo que realmente sucedió. Es el caso
de Pedro Páramo, es un viaje.
Novela en reposo
-Cien años de soledad es una fiesta.
-Claro, lo es.
-¿Cómo sabe cuándo termina una novela?
-Normalmente hago varias versiones. Hay quienes van dejando
capítulo por capítulo, con un método, que no es mi
caso: tengo una historia, una noción de lo que va a ser el final
y la historia se va descubriendo mientras escribo.
-¿Eso implica novelas en reposo?
-Tengo una en una primera versión. Esta se llama
Blanco nocturno, porque la novela sucede en la época de la
guerra de las Malvinas. Dura el tiempo que dura la guerra, aunque no se
cuenta de forma directa. Renzi tiene una historia con una mujer.
-¿Cómo le pesa al escritor la historia?
-Primero, como ciudadano. La literatura es una manera
elíptica, alusiva de contar, de insinuar. Respiración
artificial es una novela ligada, indirectamente, a la dictadura militar.
-Los argentinos pueden contar sus historias recientes
más que el resto del continente. Se dijo, por ejemplo, que por eso
Vargas Llosa hizo La fiesta del chivo.
-Argentina es un país que no tiene una tradición
tan fuerte como México o el resto de América Latina. Se está
siempre inventando una historia. Al mismo tiempo uno escribe al interior
de una tradición. Escribimos porque Borges, Bioy Casares, Cortázar
lo hicieron. Hay una tradición en el siglo XX que viene de una revisión
de la literatura fantástica.
-Sin embargo, en la actualidad el registro es amplio.
-Claro, pero si uno piensa en la literatura en Argentina
debe pensar en la relación con esa tradición en general y
Borges en particular. Algunos nos vamos de ahí, otros se acercan.