RUTA SONORA
Patricia Peñaloza
Grammys, Cerati, Barranca, Gaia
LOS PREMIOS GRAMMY, otorgados por la industria estadunidense del fonograma, a lo largo de sus 45 años de existencia se han ganado el descrédito de la mayoría de quienes consumimos música por placer. Esto ocurre porque regularmente han distinguido a quienes venden más unidades, ecuación pocas veces equivalente a la calidad musical y/o interpretativa. Este año, pareciera que quienes presiden estos premios hubieran considerado el bajo rating que generaba ya lo predecible del destino de las preseas, para así otorgar a creadores "un tanto más genuinos" el codiciado Grammy, entre muchos músicos, el más alto reconocimiento. Sin embargo, en los hechos, el Grammy sirve tan sólo para brindar mayor cotización masiva o para legitimar causas y/o corrientes, según los tiempos que corran (favorecer negritos, latinos -ya mejor con premios aparte, en el cuarto de servicio-, liberales, conservadores, etc). Si se quiere en serio saber qué discos vale la pena escuchar, es mejor acudir a quienes hasta ahora han realizado un mejor papel en cuanto a considerar cualidades: las revistas especializadas (más allá de la complaciente Rolling Stone o la chabacana Spin), esto es, publicaciones como Q, Uncut, CMJ, Alternative Press, Urb, o sitios en Internet como Sonicnet o Allmusic, entre muchas otras alternativas.
PERO VOLVIENDO A la entrega de gramófonos, el viraje de sus organizadores al hacerse "ahora sí" los justos, en cuanto a premiar calidad, fue sospechoso: más que a milagrosa conversión, sonó a un retruécano hipócrita por recobrar credibilidad y hacer sentir a esos jóvenes gabachos recientemente amedrentados por misteriosas y consecutivas explosiones y apañes en discotecas, que aún hay sinceridad en sus instituciones. Porque no se premió a los extra-supra-comerciales y otrora obvios receptores (fuera quedaron Britney Spears, Pink, Avril Lavigne, N'SYNC; Eminem ganó sólo dos, a pesar de ser el disco más vendido de 2002), pero sí a creadores comerciales a secas que, a ojos de la masa acrítica, son "más auténticos porque tocan sus instrumentos y componen sus canciones", pero en realidad no son artistas que aporten demasiado. No es que Norah Jones con sus ocho preseas, Coldplay, Foo Fighters, No Doubt, Bruce Springsteen, las Dixie Chicks o el rapero Nelly sean malos. Pero sí son más entrañables y considerados auténticos en comparación con las estrellas citadas. Mucho sentimentalismo: Springsteen con temas dedicados al 11 de septiembre; los Foo con su peor disco, pero con un adorable ex Nirvano; No Doubt con la carismática Gwen Stefani; Eminem en su papel del heroico y pobre güerito que incursiona al hostil mundo de los negros (8 Mile); Maná por "revolucionarios", ganándole a Kinky, banda superior; Santana repitiéndose hasta el cansancio... Y encima, un show donde los roqueros amansados ni de broma recordaron la actitud guerrera de su gobierno (si acaso fue levemente denostada por Fred Durst, de Limp Biskit). Los sentimientos afloraron más hacia los músicos muertos del año pasado que hacia los posibles miles de muertos que vendrán: homenajes a Joe Strummer, de The Clash; John Entwistle de The Who; Dee Dee Ramone de los Ramones; Jam Master Jay de Run-DMC, entre otros. Y bueno, quizá Norah Jones se cueza aparte; irrefutables son sus cualidades. Pero su multipremiación parece más un parapeto: qué mejor que una fina intérprete para exorcizar las culpas de una industria que en la vida real anhela llenar el mundo de Britneys.
Cerati, Barranca, Gaia, Death, Tech!
EMPIEZA EL CALORCITO, y los ánimos se encienden. 1. Será básico presenciar a uno de los más sólidos representantes del rock en español, punta de lanza por su calidad, elegancia y dignidad: el músico, compositor y cantante argentino Gustavo Cerati, quien presenta mañana viernes y el sábado, en el Auditorio Nacional, su reciente disco Siempre es hoy (reseñado en este espacio el 17 de enero), despojado de toda pretensión y fashion, para mostrar al Cerati más desnudo en alma que hayamos escuchado. 2. La Barranca, una de las mejores bandas de rock hecho en México, presenta su nuevo álbum Denzura, el sábado en el Hard Rock Live (Campos Elíseos 290, Polanco). 21 horas, 60 pesos. 3. Banco de Gaia, bandón pionero del electrónico experimental y electro-acústico, creada a inicios de los años 80. De lujo, en el Palace (Reforma 483, Lomas), 28 de febrero, 22 horas. Boletos (200 pesos) en Ticketmaster (5325-9000) y SuperNova (5286-0470, 5219-8510). 4. Para almas oscuras, Lover of sin, concierto de los metal/góticos de Christian Death, caracterizados por su irreverencia hacia el cristianismo. Sábado en el Circo Volador (Calzada La Viga 146, Metro La Viga). 20 horas, 280 pesos. 5. House of tech! Hoy jueves, baile a morir con Nazca + Itzone. Segundo piso del Colmillo Bar. Tech, electro y visuales interactivos. Versalles 52, Juárez. 22 horas, 100 pesos.
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