Cómo acabar con el país (sin ayuda extranjera) es un libro ''para llorar'', señala
De no poner remedio, nuestro futuro ecológico estará cancelado en un cuarto de siglo: Rius
CESAR GÜEMES
Basado en hechos y datos concretos, el análisis del cartonista Eduardo del Río Rius en cuanto al futuro ecológico nacional es severo: ''El porvenir del país estará cancelado en menos de 25 años si no ponemos remedio". Y sin ser un pesimista profesional, con motivo de la aparición de su nuevo trabajo Cómo acabar con el país (sin ayuda extranjera) (Grijalbo), expresa: ''Esta vez no hice un libro para reír, sino para llorar".
El fundamento de los diversos desórdenes que han llevado a la presente crisis de recursos naturales en México se remonta a la historia. Explica:
''Lo veo como una especie de maldición en la cual tiene buena parte de responsabilidad la intervención extranjera para hacernos cambiar nuestra manera de vivir. La llegada de los españoles hizo que nuestros ancestros se vieran obligados a cambiar su modelo de desarrollo. Ahí empezó el país a vivir bajo un falso proceso de crecimiento del que no hemos salido aún. Copiar modelos es solamente perjudicial. La deforestación del país, reconocida por los secretarios de Estado, indica que el país está realmente jodido en ese aspecto."
-Aquí existe un partido verde, que no se parece a los que se denominan igual en Europa. Políticamente parece que ese no es el camino.
-Por supuesto que no lo es. Cuando se supo en Europa que el partido verde en México había ganado algunas posiciones, recibí felicitaciones sobre todo de Alemania. Ellos se alegraban por el hecho de que tuviéramos un partido ecologista con cierto poder. A eso respondí y digo ahora que es un partido verde de mentiras, meramente familiar y que por desgracia no corresponde a lo que en principio decía representar. Esa agrupación política nacional no tiene nada qué ver con la ecología. Desde luego es una realidad triste que no contemos ni siquiera con la opción de trabajar con un partido en favor de la riqueza natural.
Engañoso modelo de desarrollo
La vecindad singular de México con Estados Unidos refuerza la anticultura ecológica: ''Tenemos la vocación de copiarle a los gringos casi todo, menos lo bueno que tienen en su sociedad. En cuanto a la conservación de los bosques, por ejemplo, los estadunidenses tienen programas ejemplares que son los que debíamos seguir. Es cierto que los gringos se dedican a saquear las riquezas ajenas, pero cuidan mucho las propias. En México, no. Ahora con la entrada en vigor de ciertas cláusulas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el estado de cosas empeora: parece que nadie se da cuenta que no podemos competir con ellos.
''El desastre que ocurre en el campo es producto de haber seguido con un modelo de desarrollo engañoso. Los gobernantes que tenemos y hemos tenido no se dan cuenta de lo que ocurre. Espero que el señor Fox, en un rato de tiempo libre, leyera mi libro para que se enterara de lo que pasa en el país. Nos gobiernan empresarios cuyo único interés es ganar dinero, y no perciben que en esa dinámica acaban con los pocos recursos que nos quedan.''
-Dice usted en su nuevo libro que de no adoptarse medidas serias para proteger los recursos naturales, en un plazo no mayor a 25 años México estará acabado. Eso no sólo es una apreciación pesimista, sino documentada.
-Sinceramente no creo que en un cuarto de siglo se consigan crear conciencias políticas, empresariales y de cultura ecológica. Estaríamos hablando de un cambio radical, casi una revolución, para que se empezaran a dar una serie de cambios que le urgen al país. Con los gobernantes que tenemos no hay manera de contar con la visión precisa para hacer esos cambios. No creo que mi trabajo de cartonista me lleve al pesimismo extremo: basándome en hechos y datos concretos, el porvenir ecológico del país estará cancelado en menos de 25 años si no ponemos remedio.
Cómo acabar con el país (sin ayuda extranjera) se presenta este sábado a las 13 horas en el salón de actos del Palacio de Minería, con los comentarios de Rafael Barajas El Fisgón y Raúl Benet, titular de Greenpeace México.