Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 25 de febrero de 2003
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Capital
Desde las cinco de la mañana lo esperaba el subsecretario Encinas para dialogar

Cumple amenaza Aus den Ruthen; su caceroleada termina en trifulca

Pretendió ingresar por la fuerza a las oficinas del jefe de Gobierno Una valla de vecinos y trabajadores de la delegación le impidieron el paso Salieron a relucir gases, palos e insultos

BERTHA TERESA RAMIREZ

La marcha de las cacerolas convocada y encabezada en la madrugada de ayer por el jefe delegacional en Miguel Hidalgo, el panista Arne aus den Ruthen Haag, terminó en trifulca con perredistas y vecinos de esa demarcación que se oponían a la protesta, en la cual hubo golpes, palazos, gas irritante y varias personas lesionadas, pese a que el subsecretario de Gobierno, Alejandro Encinas Rodríguez, lo esperaba desde las cinco de la mañana para dialogar.

Desde días antes, el delegado amenazó con realizar una protesta afuera de la sede del gobierno capitalino para reclamarle al Ejecutivo local, Andrés Manuel López Obrador, por "el recorte de 107 millones de pesos de presupuesto" a su jurisdicción. El requisito que impuso fue que llevaran cacerolas, ollas, sartenes y cucharas.

A la arenga del funcionario respondió un nutrido grupo de panistas, entre ellos amas de casa, jóvenes y empleados de la delegación, quienes fueron trasladados desde las 5:30 de la mañana hasta la plancha del Zócalo en camionetas de la delegación tipo pick up y de redilas, automóviles y hasta en una grúa. Procedían de las colonias Pensil, Anáhuac, Escandón, Lomas de Chapultepec y San Miguel Chapultepec, entre otras, e iban ataviados con playeras en las que se leía: "AMLO no te lleves la lana".

El grueso contingente se plantó a las puertas del antiguo Palacio del Ayuntamiento, donde despacha el mandatario capitalino, Andrés Manuel López Obrador. A una señal del jefe delegacional hicieron sonar sus cacerolas y lanzaron consignas: "rateros... rateros..." y "robador... robador..."

En las puertas de las oficinas de López Obrador se había colocado ya un escudo humano integrado por perredistas y vecinos de la delegación Miguel Hidalgo con un solo objetivo: impedir el paso a los panistas.

La tensión aumentó cuando Aus den Ruthen y sus seguidores avanzaron hacia la valla con la intención de romper el cerco para entrar y hablar con el mandatario local, pero ahí empezaron el desconcierto, los empujones, las patadas, los golpes y las agresiones verbales.

Entonces los simpatizantes del delegado gritaron "¡cobardes!, ¡golpeadores!, ¡nos impiden la libertad de expresión!" Los empleados que conformaban el escudo humano respondieron: "¡hijos de Fox!" y "¡esos son, esos son, los que quieren chingar a la nación!"

Y no pararon de insultarse: "¡rateros!, ¡rateros!", se escuchó del lado de los panistas, mientras que del otro un hombre gritó: "¡que les diga su jefe delegacional adónde fue a parar el millón de pesos que se llevó!" y "Andrés Manuel le ha demostrado que aquí ya sabe gobernar y va a gobernar el país!"

Desde atrás se oían otros insultos como "¡pinches panistas refugiados!"

De pronto, de entre la multitud alguien lanzó gas irritante y ambas partes, que siempre se mantuvieron muy cerca, se dispersaron, pero sólo unos minutos, ya que enseguida volvieron a los insultos: "¡hijos de la Coca-Cola!", les gritaban a los panistas. Ambas partes se atribuyeron haber lanzado el gas, que a todos hizo toser.

Cerca de la zona de hostilidades, el subsecretario de Gobierno, Alejandro Encinas, dijo que desde las cinco de la mañana estuvo esperando al jefe delegacional para dialogar. Interrogado sobre el hecho de que sea un funcionario público quien encabezara el mitin, respondió que cualquiera se puede manifestar, "pero a lo que no tiene derecho es a agredir a la gente", e indicó que Aus den Ruthen "debería actuar conforme a la responsabilidad de su cargo".

Por su parte, el jefe delegacional dijo que la protesta pretendía ser tranquila, "lamentablemente, cuando llegamos había una valla de golpeadores, incluso el propio jefe de la policía metropolitana, Marco Antonio Prado, mandó cerrar todos los accesos al centro para impedir la libertad de expresión".

En medio del zafarrancho, el funcionario aseguró que ojalá no se caldearan los ánimos y no se desbordara la situación, "porque sería responsabilidad directa del jefe de la policía metropolitana y del subsecretario de Gobierno, Alejandro Encinas".

Sobre el uso de las cacerolas dijo que es una forma de protesta ante el abuso de gobierno. Al mencionarle que éstas tienen un significado, por lo menos en América Latina, respondió: "bueno, aquí lo estamos importando, si lo quieren ver así, para protestar por el robo que nos ha hecho del dinero que le está quitando a los contribuyentes el jefe de Gobierno".

En otra entrevista dijo que "en la medida en que no haga caso López Obrador, las movilizaciones van a ir subiendo de tono".

El alboroto terminó alrededor de las siete de la mañana, cuando el contingente movilizado por el jefe delegacional comenzó a abordar los vehículos oficiales para salir de la plancha del Zócalo. Todavía en la retirada ambos grupos se lanzaban consignas y algunos perredistas patearon los vehículos que transportaban a los panistas. Así, sin acuerdo alguno, terminó la marcha de las cacerolas.

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