Néstor de Buen
La guerra ajena y propia
El viaje de José María Aznar a México, pese a las declaraciones en contrario que pueda haber hecho, han tenido sin duda por objetivo obtener del presidente Fox la promesa de un voto de México en el Consejo de Seguridad en favor de la agresión en contra de Irak.
Los dos mensajeros alados, a los que habría que agregar una previa y discreta "S", no de supermanes sino de "salados", no logran convencer, por lo visto, ni a un Chirac que por primera vez se convierte en casi héroe europeo ni a un Schroeder que con brincos difíciles sobre el electorado que lo religió ha mostrado firmeza en favor de la paz aunque despertado suspicacias con motivo de la condena a un supuesto miembro de Al Quaeda, Mounir el Motassadek, sentenciado en Hamburgo, bajo sospechas no tan comprobadas, a 15 años de cárcel. Una y una, parece decir el canciller alemán.
Daba la impresión, como suele pasar en el mundo de la diplomacia, de que en la entrevista de Fox con Aznar había ya valores entendidos. Quiere decir que Fox, en una línea política que coincide con la asumida por Aznar en España, se mostraría propicio a un apoyo definitivo a Bush.
El mismo Fox, con motivo del Día del Ejército, habría declarado que no nos van a sorprender los acontecimientos que tienen lugar más allá de nuestras fronteras y que ya están previstos los distintos escenarios tanto en materia económica como en materia de seguridad.
Palabras, obviamente, insuficientes para explicar si va a haber una actitud defensiva u ofensiva con motivo de una declaración del Consejo de Seguridad de la ONU que pudiera favorecer al señor Bush y sus evidentes aspiraciones petroleras y políticas.
Sin embargo las noticias de este viernes son en el sentido de que el señor Aznar no logró sus propósitos en la entrevista con Fox. Inclusive hizo una declaración contra la prensa, como es hoy su estilo: "La prensa dice lo que le parece oportuno y no vamos a comentar todo lo que dice. porque sería interminable", y calificó de fuera de lugar (futbolista, el hombre) cualquier interpretación de que vino a México a ejercer cierta presión. "Fox no lo toleraría ni a mí se me ocurriría hacerlo". ƑA qué vino, entonces?
A toro pasado, sin duda, se hicieron estas declaraciones en las que Aznar, repudiado en España por millones de manifestantes, sustenta una tesis de representante del mesianismo de Bush, que hoy combina amenazas terroríficas con rezos e inclinaciones de cabeza con las manos juntas para expresar el origen religioso de sus pretensiones. Que no coinciden, por cierto, con las del Papa.
Al parecer nuestro Presidente mantuvo la tesis que se ha hecho valer en Washington por Derbez: nada de guerras y sí apoyo a los inspectores para que continúen la búsqueda de armas de destrucción masiva.
Reconozco que México ha mantenido una posición adecuada. Supongo que en lo fundamental por propia convicción, pero no ha debido faltar quien le leyera al presidente Fox la fracción VIII del artículo 89 constitucional, que fija las facultades del Ejecutivo y que, a esos propósitos, le permite "Declarar la guerra en nombre de los Estados Unidos Mexicanos, previa ley del Congreso de la Unión".
En otras palabras, desde la perspectiva constitucional, el Presidente de la República no es otra cosa que un simple vocero de las decisiones del Congreso en un tema tan delicado como la declaración de guerra. Y ya sabemos cómo se las gasta ahora nuestro Congreso. Como van las cosas los podrían acusar de ser pacifistas.
Se podrá decir, tal vez, que participar en el acuerdo del Consejo de Seguridad, si es bélico, no implica necesariamente una declaración de guerra. En mi concepto lo implica, sin la menor duda.
La afirmación de que se han tomado las medidas económicas y de seguridad necesarias me parece que sería muy interesante que se precisara. No parecerían secretos de Estado o estrategias militares de esas que no hay que comunicar. Pero de ser cierto, y sin que podamos olvidar que nuestra economía no está en su mejor momento y que la seguridad brilla por su ausencia, sería muy interesante que el pueblo de México contara con una información que, de ser eficaces las medidas, nos daría una tranquilidad enorme.
Bien por Fox al rechazar las pretensiones evidentes de Bush. Por el contrario: šqué papelito hacen Aznar y Blair, agentes de ventas del señor Bush, a los que sus propios pueblos han retirado la confianza con sus muestras visibles de rechazo a las maniobras de guerra!
No se trata, por supuesto, de defender al señor Hussein, dictador intolerable y viejo aliado de Estados Unidos. Pero no se puede admitir el sacrificio total del pueblo de Irak. šNo a la guerra!