Participante del 68 finalmente denunció ante la fiscalía especial; es por justicia, dice
"A pesar del tiempo, nunca he dejado de imaginarme a Echeverría tras las rejas"
FABIOLA MARTINEZ
"Cuando estuve tumbado en el suelo, con los ojos vendados y sin noción alguna del tiempo, entonces sí creí que me iban a matar", relata Ignacio Plata Díaz, 34 años después de haber sido encarcelado por su participación en las acciones estudiantiles del 68 y en el Movimiento Marxista-Leninista Mexicano.
En octubre pasado su compañero de lucha Federico Emery le sugirió denunciar el secuestro y las amenazas sufridas de octubre de 1968 a junio de 1969 por orden de Miguel Nazar Haro, subjefe de la Dirección Federal de Seguridad, en tiempos de Fernando Gutiérrez Barrios.
La respuesta de Plata, entonces vínculo entre el Sindicato Mexicano de Electricistas y el Consejo Nacional de Huelga, fue tajante: "šPero eso (la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado) es pura demagogia de Fox!" No obstante, varios meses después aceptó relatar su experiencia ante el fiscal Ignacio Carrillo Prieto, "en honor a todos aquellos que fueron asesinados o privados de su libertad... Confío en que valga la denuncia, no para hacer venganza sino con la esperanza de encontrar justicia, aunque sea más de 30 años después".
"Para ellos, los del gobierno, nuestro delito era ser comunistas y de ahí nos querían hacer pasar a fuerza como guerrilleros que pretendían derrocar al gobierno por la vía de las armas. Ahora me acuerdo de muchas cosas y hasta me da risa", expresa. En especial el 24 de mayo de 1969, día en que Nazar Haro lo obligó a firmar la declaración en la que aceptaba los delitos de invitación a la rebelión, asociación delictuosa, sedición, daño en propiedad ajena, ataques a las vías de comunicación, robo, despojo, acopio de armas, homicidio y lesiones contra agentes de la autoridad.
"Cuando ese torturador mandó escribir mi declaración, parecía que su única preocupación era que yo no tenía alias, así que después de una larga reflexión concluyó que mi apodo era Nachito. šEsa fue la gran investigación de Nazar hacia mí, un electricista de 23 años de nombre Ignacio!"
Pero más allá de la anécdota (de la que ahora puede burlarse), Plata Díaz evoca el pánico, nunca antes sentido, aquel del que nadie escapó, al verse encañonado por los hombres de guante blanco que los acorralaron en el edificio Chihuahua de Tlatelolco, la noche del 2 de octubre de 1968. Aquellos de "mirada desorbitada, de ojos muy brillantes, quienes o estaban muy drogados o más asustados que todos nosotros juntos cuando se desató la balacera..."
Los llevaron al Campo Militar Número 1
La denuncia presentada el 23 de enero pasado ante la fiscalía especial fue en contra de los ex presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Alvarez, y Nazar Haro, subjefe de la DFS en el periodo 1968-1969.
Cuenta que, como tantos jóvenes más que serían oradores en el histórico mitin, fue trasladado al Campo Militar Número 1 la madrugada del 3 de octubre y liberado seis días después. Siete meses más tarde, el 18 de mayo, dos policías se presentaron en su centro de trabajo, un taller de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, llevando a su padre en rehén para orillarlo a entregarse, por lo que no tuvo más remedio que subir al automóvil de los uniformados:
"ƑTraes pañuelo? -me preguntaron, ya en el auto-. Pues véndate los ojos y no te muevas, porque te partimos la madre.
"Me llevaron a una casa de seguridad; ahí me tuvieron, creo, unos seis días. Luego de los alimentos nos daban una pastilla, supongo para que durmiéramos más de la cuenta.
"El 24 de mayo, en alguna oficina de la DFS, me interrogó Nazar Haro, quien insistía en que estábamos organizando un grupo guerrillero:
"šAh!, con que eres comunista y quieres derrocar al gobierno... pero no se les va a cumplir su deseo, ya los tenemos a todos, cabrones.
"Yo no soy guerrillero, soy luchador social, alcancé a decirle, pero de nada sirvió, y tampoco hubiera valido asegurarle que nuestra aspiración era crear y registrar legalmente al Partido Comunista de México... La declaración ya estaba hecha, en seguida me la dieron a firmar. Luego, a otra casa de seguridad, otros ocho días, para ser presentados, esta vez sí de manera oficial, el 5 de junio de 1969 en Lecumberri, donde permanecí casi tres años".
Ahora jubilado de Luz y Fuerza del Centro y con 57 años de edad, Plata Díaz decidió hablar, denunciar formalmente su caso y, aunque insiste en que no busca venganza sino justicia, al final de la entrevista murmura, casi como un secreto: "A pesar del tiempo, nunca he dejado de imaginarme a Echeverría tras las rejas".