En 2002 se produjeron unos 400 filmes en la ciudad nigeriana
Llaman a Lagos la Hollywood de Africa
DPA
Lagos, 21 de febrero. Lagos, la creciente ciudad africana más conocida por sus atascos y su calor sofocante, está ganando rápidamente reputación por algo más: la filmación de películas.
El año pasado se produjeron unos 400 largometrajes en y alrededor de la mayor ciudad de Nigeria, lo que representa el cuádruple de las que se realizaban a mediados de los años 90, lo que ha convertido a Lagos en la indiscutible Hollywood de Africa.
La típica película hecha en Lagos es un drama de dos horas con la quintaesencia nigeriana de amor, infidelidad, intriga, armas, crímenes, escenas de persecución y brujería. Estas películas se han convertido en parte de la programación televisiva, no sólo en Nigeria sino también en otros lugares de habla inglesa del continente y en varios países francófonos africanos.
"Amo los videos nigerianos", dice Selin, empleado de un centro comercial en Lagos, fijando los ojos en la pantalla, en la que un personaje se esconde detrás de un coche. "Puedes aprender tanto de ellos", agrega.
Industria eficiente
Estas filmaciones no son películas en el sentido literal de la palabra, ya que están grabadas con videocámaras. Sin embargo, con un tiempo de producción de menos de un mes y presupuestos de alrededor de 30 mil dólares, la de Nigeria es probablemente la industria cinematográfica más eficiente del mundo.
Esta industria nació a principios de los años 90 en el contexto de un intento por diversificar la economía del país, dependiente de la producción de petróleo. Sin embargo, esta industria realmente despegó en los años recientes por dos motivos: la proliferación de canales de televisión privados y la caída del precio de los equipos de video.
"Contar historias es una parte esencial de nuestra cultura, y grabar videos es fácil para cualquiera que tenga una historia que contar", dice Femi Odugbemi, presidente de la Asociación de Productores de Televisión Independientes de Nigeria (ITPAN, por sus siglas en inglés).
Los productores nigerianos se basan más en la venta de cintas de video que en el lleno de los cines. Manteniendo el precio de cada copia en tres dólares, las compañías productoras evitan que la piratería les mine el negocio. Para obtener beneficios hay que vender entre 15 mil y 20 mil videos, un número no exorbitante si se tiene en cuenta que el país cuenta con 120 millones de habitantes.
Algunos productores promocionan sus películas en la televisión, obteniendo tiempo de publicidad a cambio de permitir a las estaciones de televisión emitir sus películas anteriores. Otros simplemente cuelgan pasacalles pintados a mano en zonas muy transitadas. "Corazón malvado: Una película para ver", dice uno colgado sobre una transitada vía de Lagos.
"El negocio se está ampliando", dice Odugbemi durante una entrevista en su oficina en el distrito Surulere, de Lagos, sede de la mayoría de las productoras. "Esta industria está empleando más personas que nunca actualmente", agregó.
Este boom cinematográfico ha ayudado a Nigeria a construir un equipo de técnicos entrenados como operadores de cámara y editores. El país incluso posee su propio star-system, integrado por actores como Richard Mofe Damijo y Liz Benson, capaces de disparar las ventas con sus apariciones en los filmes.
La calidad no interesa
Sin embargo, algunos temen que la industria se esté convirtiendo en víctima de su propio éxito, y los miembros de ITPAN han acordado bajar el número de lanzamientos el año que viene.
Los críticos señalan que muchas compañías realizan videos muy precarios sólo para obtener dinero rápido, inundando el mercado con producciones de una calidad muy precaria. Algunas películas incluso no hacen más que copiar filmes anteriores exitosos, o en el mejor de los casos se limitan a transportar el género de acción de Hollywood a escenarios nigerianos.
Obafemi Lasode, un director-productor que dirige el estudio Afrika'n Vogue, se queja de que los nigerianos no estén haciendo lo suficiente para representar su cultura en la pantalla grande.
"Es esencial documentar nuestra historia en las películas", dice Lasode, que produjo un drama histórico llamado Sango sobre un rey-dios yoruba, con un costo cuatro veces superior a la película promedio nigeriana.
"El problema básico es la falta de películas que sean moralmente edificantes e inspiradoras", agrega Lasode.
Sin embargo, lo que quieren los espectadores es la fórmula nigeriana para las películas: violencia y vudú.
Faruk Lasaki, un joven director que está rodando un documental sobre cómo sobrevive la gente en Lagos, cree saber a qué se debe esto: "A los espectadores no les interesa la calidad".