CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Incertidumbre en la Secretaría de Cultura
EL 20 DE diciembre pasado, en una reunión
entre el secretario y su equipo más cercano, se recibió la
noticia. Para algunos con algo de alivio y para otros con la preocupación
obvia de quien se va a quedar sin chamba.
ENRIQUE SEMO, ENCARGADO desde una secretaría
de Gobierno de todo lo que debe estar en el ámbito de la creación
y la difusión de la cultura en la capital, anunciaba, en una primera
instancia, su deseo de abandonar el cargo, casi de inmediato.
LA NOTICIA CONFIRMABA una especie que durante algunos
días previos corrió entre los pasillos de la dependencia
sin que nadie se atreviera a desmentirla; por el contrario, los más
comprometidos en eso de hacer llegar la cultura a todas partes vieron la
dimisión como una necesidad incontrovertible.
SEMO TENDRIA QUE renunciar porque hasta aquel día
y hasta la fecha no se tenía un proyecto cultural del gobierno bien
trazado y los recortes presupuestales a la institución la habían
languidecido de tal forma que la secretaría se convirtió
en un enorme cascarón sin nada adentro.
EL SECRETARIO SEMO fue incapaz de defender, en
cualquier instancia, los dineros que requiere una institución como
esa, que más que para establecer resultados contables se creó
con el fin de invertir en la formación de sensibilidades aptas para
comprender desde la literatura, el teatro, la pintura y otras disciplinas,
parte importante de la historia de ayer y hoy.
CLARO QUE ESA inversión no es posible contabilizarla
en votos y eso, para la autoridad, resta puntos en la escala de prioridades,
es decir, no es un asunto de primera importancia.
LOS DATOS RESPECTO de lo que sucede en esa secretaría
se reflejan en los números. El año pasado, el presupuesto
asignado fue de 280 millones de pesos, pero lograron algunos aumentos y
la inversión se fue hasta los 300 millones de pesos.
PARA ESTE EJERCICIO el gobierno tiene destinados
238 millones, de los cuales 196 serán ejercidos para el pago de
salarios de la gente que trabaja en la institución, lo cual nos
lleva a decir que la Secretaría de Cultura podrá gastar en
sus diversos programas algo así como 42 millones de pesos.
Y SI A esto se le suman las cantidades necesarias
para efectuar el Festival del Centro Histórico, entre otros, la
cantidad real de la que dispone la secretaría apenas llega a los
20 o 25 millones de pesos.
DE ESA MANERA, los proyectos populares para llevar
cultura a la gente se verán reducidos a su mínima expresión
e incluso se hacen peligrar ciertas direcciones que quedarían inútiles
por falta de dinero.
MIENTRAS ESO PASA, en las instancias de gobierno
las empresas de espectáculos ganan terreno y, por ejemplo, ya se
anuncia que la empresa CIE habrá de hacerse cargo de todas las actividades
culturales que se presenten en el Centro Histórico de la ciudad
de México.
FRENTE A ESA situación, el secretario de
Cultura prefiere no hacerse mala sangre con el gobierno central y deja
pasar los proyectos que bien podrían ser ejecutados desde la dependencia
que encabeza.
ES MUY PROBABLE que Enrique Semo se sienta fuera
del proyecto del gobierno que quiere hacer cultura para la gente, porque
desde diciembre pasado decidió salir del encargo y poco o nada le
importa lo que suceda en la dependencia, pero mientras eso sucede se ciernen
graves peligros sobre el trabajo que el equipo de la secretaría
ha proyectado.
ES VERDAD QUE en la ciudad, con las desigualdades
que ésta acarrea, se tiene que luchar decididamente por zanjar aquellas
en las que que se hace más evidente la injusticia social, pero también
se debe confiar en que el impulso al entendimiento no sólo hace
más libre a la gente, sino también la compromete más
con quien tiene la sensibilidad de abrirle las ventanas de la cultura.
Así es que ojo, mucho ojo.