Del espíritu
y la materia, en el Museo de Culturas Populares
La muestra da cuenta de la riqueza artesanal mexicana
No sólo exhibe piezas, también el proceso
para crearlas
ANGEL VARGAS
En el origen de los tiempos, donde sólo la memoria
mitológica alcanza a ver, les fueron entregados a los hombres los
primeros dones. Los que habitaban el mundo antes de esta humanidad, los
antiguos chamanes, los hombres coyote y otros naguales soñaron la
forma de hacer objetos que sirvieran a las personas para realizar trabajos
de la vida y soportar de mejor y más alegre modo la existencia.
Así, nuestros ancestros aprendieron a trabajar el barro, la madera,
la piedra y los metales; aprendieron a tejer y a hilar las fibras del maguey
y del algodón.
Tal
es el texto introductorio de la exposición Del espíritu
y la materia. Los oficios del tiempo, que desde el 10 de diciembre
y hasta finales de enero permanece abierta en el Museo Nacional de Culturas
Populares, con el propósito de dar testimonio de la gran riqueza
y variedad de las actividades de índole artesanal que se desarrollan
en diferentes regiones del país.
A diferencia de otras muestras similares, en ésta,
además de la belleza de las piezas en sí, puede apreciarse
la magia del proceso creativo en sus diferentes etapas y formas. De igual
manera se rinde cuenta de los diversos materiales, aparatos y herramientas
que intervienen en esa comunión entre lo inanimado de la materia
prima y el ingenio ilimitado del espíritu humano.
Fotografías, pinturas, reproducción de talleres
de trabajo y piezas de alfarería, tejido, cestería, bordado,
mascarería, joyería, talabartería, carpintería
y cerería conforman el discurso visual de esta exposición,
montada con una selección de los proyectos inscritos en el Programa
de Apoyo al Diseño Artesanal.
Se incluyen, además, estadísticas y gráficas
mediante las que se explica la forma en que opera del mencionado programa,
el cual atiende a 820 artesanos originarios de 38 comunidades de 18 entidades
de la República, 75 por ciento de los cuales son del sexo femenino
y 58 por ciento indígenas.
Del espíritu y la materia. Los oficios del tiempo
da constancia también de cuan milenarios son algunos oficios artesanales
en nuestro país, entre ellos el relacionado con lo trabajos textiles,
la alfarería, la joyería y la cestería.
Por medio de sus cédulas, cuenta, por ejemplo,
que el cultivo del algodón, junto al del maíz y la calabaza
se remonta a más de 5 mil años antes de la era cristiana;
que las mujeres nahuas atribuían a las diosas Tlazoltéotl
y Tonacíhuatl, que presidían la sexualidad y el placer, ser
las inventoras del tejido y el bordado, y que con la conquista y la introducción
de la lana, el lino y la seda, esta actividad ha sido una de las que más
desarrollo han alcanzado.
Asimismo, se subraya la enorme facilidad que tuvieron
los antiguos mexicanos no sólo para asimilar aquellas labores artesanales
que trajeron consigo los españoles, como la talabartería
y la carpintería, sino para dotarlas de una sensibilidad y un espíritu
propios que, con el paso del tiempo, ha distinguido a los artesanos nacionales
entre los mejores del mundo.
Si algo deja en claro la visita a la muestra, es que,
sin importar lo rudimentario del proceso ni las características
del material, detrás de cada artesanía hay una serie de prodigios,
inclusive místicos y rituales, y cientos sino es que miles de años
de conocimiento y tradición.
De allí que el artesanal, en sus diferentes vertientes,
sea un oficio y un arte que ha logrado imponer su ley hasta nuestros días,
no obstante el culto por la producción industrial en serie y el
desigual trato que se le da en relación con las obras de autor,
tanto en lo que respecta al reconocimiento de su valía estética
como a su remuneración.
Ubicado en avenida Hidalgo 289, colonia del Carmen, Coyoacán,
el Museo Nacional de Culturas Populares mantendrá abiertas sus puertas
estos días, a excepción del lunes y el primero de enero,
y el 31 de diciembre trabajará sólo hasta el mediodía.