Separatistas de la república caucásica
se adjudican el atentado, perpetrado con explosivos
Ataque contra el gobierno pro ruso de Chechenia; 46
muertos
Hay más de 120 heridos; semidestruido, el edificio
sede de las autoridades provisionales
Los responsables de la agresión hacen la "guerra
contra su propio pueblo", expresa Putin
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 27 de diciembre. Un muy elevado número
de muertos, que se aproximaba al medio centenar entrada la noche de este
viernes, y más de 120 heridos dejó como saldo el mayor atentado
suicida cometido por los separatistas de Chechenia en Grozny, capital de
esa república del Cáucaso, en los más de tres años
que lleva una guerra que parece no tener fin.
Las agencias informativas hablaban de al menos 46 muertos
por una explosión, si bien algunos medios europeos aseguraban que
hubo 80.
Nadie
se explica aquí de qué manera dos vehículos cargados
de una cantidad de explosivos estimada en no menos de una tonelada, un
jeep de fabricación local y un pesado camión de volteo
lograron pasar el triple cinturón de seguridad y los múltiples
puestos de vigilancia que tiene el ejército federal en esa zona
de la ciudad.
Tampoco se entiende cómo, a pesar de esos severos
controles, los choferes kamikazes hicieron volar sus vehículos
justo al lado del edificio más protegido de Grozny, la sede del
gobierno provisional pro ruso, símbolo arquitectónico de
una pretendida estabilidad política a punta de bayoneta.
La potencia de las explosiones fue tal que el edificio
-en cuyo interior al momento del ataque podría haber hasta 200 personas,
tanto civiles como militares- quedó semidestruido.
El presidente ruso, Vladimir Putin, afirmó, en
una primera reacción al atentado: "quienes prepararon y llevaron
a cabo este inhumano acto terrorista están haciendo la guerra contra
su propio pueblo. Pero ningún crimen puede acabar con el deseo y
la esperanza en una vida pacífica de los chechenos". Esto, según
un telegrama que el mandatario envió al jefe de la administración
chechena pro rusa, Ahmad Kadyrov.
Extraoficial: 30 desaparecidos
Las autoridades informaron que se encontraron bajo los
escombros 46 cadáveres y prometieron no suspender durante toda la
madrugada de este sábado la labor de búsqueda de posibles
sobrevivientes. De modo extraoficial se señala que casi 30 personas
están desaparecidas.
Con imágenes de fondo desoladoras -mujeres y hombres
bañados en sangre la mayoría-, testigos entrevistados por
la televisión rusa coincidieron en señalar que las explosiones
se produjeron de modo simultáneo, acaso con diferencia de segundos.
Se podía observar, en el sitio en que estalló
el camión, un cráter de unos 10 metros de diámetro
y cinco de profundidad.
La onda expansiva ocasionó que saltaran por los
aires casi todos los automóviles que había en el estacionamiento,
lo cual literalmente acabó por arrasar los últimos pisos
del palacio de gobierno.
En esa parte del edificio, la más golpeada, se
hallaban las oficinas de importantes ministerios, como el de Finanzas y
el de Transportes, así como un amplio comedor en el segundo piso,
que por la hora en que sucedió el ataque podría haber estado
prácticamente lleno.
Los separatistas no ocultan que el ataque tenía
como objetivo asesinar a Kadyrov, quien para suerte suya anoche viajó
a Moscú.
Feliz Año Nuevo a Kadyrov y su banda se
titula el comunicado con que el comando suicida de Shamil Basayev, catalogado
por el Kremlin como el jefe militar checheno más sanguinario, reivindicó
en Internet la autoría del devastador atentado.
El documento reitera la amenaza: "Tarde o temprano se
hará justicia, y Kadyrov será ejecutado cuando regrese a
Chechenia a cuidar sus pozos petroleros".
La directiva independentista no puede perdonar que se
haya cambiado de bando el antiguo mufti Kadyrov, el mismo líder
religioso musulmán que luchó contra el ejército ruso
en la primera guerra (1994-1996), pero de pronto aceptó jugar el
papel del político checheno más leal al Kremlin.
Kadyrov
no duda en atribuir la responsabilidad por el atentado a su enemigo jurado
Aslan Masjadov, líder rebelde que hasta el secuestro masivo de rehenes
en el teatro Dubrovka de Moscú, a finales de octubre pasado, era
considerado "interlocutor válido" y "moderado" por las autoridades
rusas.
A partir de entonces, el Kremlin rechaza negociar un arreglo
político y pone el acento en el uso de la fuerza como método
para normalizar la situación en Chechenia.
Muy a tono con la pauta que marca Washington en la agenda
mundial, Moscú trata de reducir el problema del separatismo checheno
a ser parte del "terrorismo internacional".
Por lo mismo, el coronel Ilia Shabalkin, vocero de los
servicios secretos rusos en Chechenia, no tardó en afirmar que el
atentado de este viernes se realizó por órdenes -y con dinero-
de una organización extremista islámica, e incluso mencionó
a un tal Abu Al-Walid como enlace con la gente de Basayev y ofreció
tan inverosímiles detalles de su clandestina permanencia en territorio
checheno que sólo falta preguntarse por qué no detienen al
emisario árabe.
Por otra parte, agencias informativas señalaron
este viernes que militantes islámicos arrestados en París
durante las dos últimas semanas planeaban atacar intereses rusos,
particularmente la embajada de Moscú en Francia, de acuerdo con
el Ministerio del Interior francés.
Dicho ataque, según fuentes cercanas a las investigaciones
en torno a cuatro de los 16 presuntos islamistas detenidos recientemente,
habría sido una venganza planeada por la muerte, en octubre pasado,
del líder de los secuestradores chechenos que tomaron en rehenes
a todo el público en un teatro de Moscú.
Ibn Al Khattab, líder guerrillero checheno de origen
árabe, ultimado por las tropas rusas durante el asalto al teatro,
decía tener vínculos estrechos con el líder de la
red internacional Al Qaeda, Osama Bin Laden.