Cuaderno de Nueva York, entre los más
importantes de la lírica española contemporánea
Falleció el poeta José Hierro
''Mi poesía, seca y desnuda; me importa que sea
recordada por el lector como un momento de su propia vida'', solía
decir Cosechó diversos galardones; España, de luto
CESAR GÜEMES
Ya no se lo verá más por los cafés
de Madrid, encabezando mesas y largas discusiones. El poeta José
Hierro falleció ayer, a los 80 años, a causa de problemas
pulmonares y cardiacos. El autor de Cuaderno de Nueva York había
sido ingresado en el hospital a causa de una grave afección respiratoria.
Ya en 2000 había estado muy delicado tras sufrir un infarto de miocardio
y un enfisema pulmonar, lo que le impidió asistir a la Feria Internacional
del Libro de Guadalajara, en la que se le rindió un homenaje.
Los
familiares de Hierro informaron que el poeta no perdió en ningún
momento el sentido del humor y pasó la noche ''tranquilo y bromeando''.
La muerte le llegó cuando estaba acompañado de sus dos nietas,
quienes destacaron la calidad humana de su abuelo, por encima de sus virtudes
poéticas.
Nacido en Madrid en abril de 1922, vivió buena
parte de su existencia en Santander, donde realizó estudios básicos
y posteriormente la carrera de perito industrial, que debió abandonar
en 1936. Acusado de pertenecer a una ''organización de ayuda a los
presos políticos'', Hierro fue detenido y hecho preso desde el término
de la Guerra Civil hasta inicios de 1944.
Tal como lo señala el apunte biográfico
autorizado del Centro Cervantes, ''en prisión desarrolló
una intensa actividad, y en los escritos de ese periodo quedaron plasmados
muchos de los sucesos vividos durante la contienda, como la muerte de su
padre, la interrupción de sus estudios y el descubrimiento de la
Generación del 27, mediante la antología de Gerardo Diego,
a quien consideró su 'padre espiritual'.
''Tras ser puesto en libertad, Hierro se trasladó
con José Luis Hidalgo a Valencia, donde se dedicó a escribir.
Por aquellos años, participó en la fundación de la
revista Corcel, y perteneció, junto con Ricardo Gullón,
al grupo fundador de la revista Proel, donde publicó Tierra
sin nosotros, su primer libro de poemas, en 1947. Ese mismo año,
obtuvo el Premio Adonais de poesía por su segunda obra, Alegría.
Desde entonces ha recibido numerosas distinciones como reconocimiento,
no sólo a sus méritos literarios, sino también a su
ejemplar actitud ante la vida. Volvió a Santander, donde trabajó
ejerciendo muy distintos oficios: desde conferenciante, a tornero, listero,
profesor a jefe de redacción de las revistas de la Cámara
de Comercio y la Cámara Agraria.''
El resto del tiempo, de entonces a la fecha, lo dedicó
casi en partes iguales a su vocación de poeta y a la crítica
de arte. Dentro de los varios galardones a su obra escrita se encuentran
el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1995), Príncipe
de Asturias de las Letras (1981) y el Premio Cervantes (1998). Miembro
hasta su muerte de la Real Academia Española, el último poemario
de Hierro, Cuaderno de Nueva York, es apreciado, leído y
estudiado como una de los más altos logros de la lírica española
contemporánea.
En sus propias palabras, Hierro definió así
su quehacer creativo: ''En general, mi poesía es seca y desnuda,
pobre de imágenes. La palabra cotidiana, cargada de sentido, es
la que prefiero. Para mí, el poema ha de ser tan liso y claro como
un espejo ante el que se sitúa el lector. Del lado de allá
está el poeta, al que el lector ve cuando cree que se está
mirando a sí mismo. Me importa que un poema mío sea recordado
por el lector no como poema, sino como un momento de su propia vida, al
igual que ocurre con ciertos personajes de novela que, pasado el tiempo,
no sabemos si son reales o invenciones del autor. Es frecuente que los
versos aparezcan encabalgados en mi poesía. He pensado alguna vez
sobre ello, y creo que este juego de concepto frío y ordenado y
de verso y ritmo encrespado crean una especie de conflicto interior que
el lector puede percibir. Un conflicto dramático entre orden mental
y turbulencias del sentimiento. No creo en los versos de belleza aislada.
Supedito todo al efecto general del poema. Pienso que éste ha de
ser una arquitectura firmemente organizada, y que cada verso prepara el
siguiente y recoge algo del anterior. Si la poesía es arte del tiempo,
no del espacio, este orden temporal ha de ser cuidadosamente regido. De
ahí las reiteraciones, que van teniendo distinto sentido conforme
el poema avanza".
En
una de sus últimas entrevistas, le dijo a Alejandro Valero y Elena
Martínez a propósito del tono de su quehacer: "El tema principal
de mi poesía ha sido siempre el tiempo: cómo todo pasa, cómo
todo lo que estás viviendo es irrepetible, y una de las ansiedades
que he tenido siempre ha sido la de perpetuar el instante, considerar el
instante que vives como algo intemporal y saborearlo antes de que pase.
La eternidad, para mí, es el deseo de que un instante vivido sea
eternamente presente, y por esto a veces aparece el mar como un símbolo,
porque el mar es lo que no se arruga, lo que no cambia, lo que no tiene
pasado, el mar es lo siempre presente. (También a veces el mar es
el fondo donde se ha desarrollado mi infancia y mi adolescencia, pero aquí
el mar es físico)".
Reflexionó más tarde, en esa misma conversación,
sobre el aprendizaje de la cotidianidad: "La alegría y el dolor
están unidos en una afirmación de vida y de plenitud. Mediante
el dolor tenemos más conciencia de que vivimos, y como a más
conciencia hay más alegría, se desprende la conclusión
lógica y absurda de que alegría y dolor son lo mismo. Siempre
la búsqueda de lo consciente, es decir, tienes que entregarte a
la vida donde eres a la vez un actor y un espectador". La definición
del propio trabajo poético fue señalada por el creador como
"una confusión de tiempos y de espacios, un no saber si las cosas
están realmente ocurriendo o soy yo quien está anticipando
algo que va a ocurrir, una realidad visionaria. Poco a poco se va acentuando
la ambigüedad en mi obra. Es una poesía cada vez más
caótica, nunca irracionalista: es una indagación de las razones
lógicas que hay en tu subconsciente cuando has dicho algo que no
tiene sentido aparente y que te produce una extraña emoción.
Lo importante es vivir y la poesía es un sustitutivo, te hace fingir
vida, dentro de ti. Lo importante es entregarse a la acción, al
momento vivido. Cuando no vives en la embriaguez del vino o en la de la
vida misma, hacemos que la poesía sustituya el momento que ya no
vives. Yo prefiero estar viviendo identificado con las cosas, recordando
cosas que ya han ocurrido o que van a ocurrir. Yo me pongo a evocar la
vida cuando en este momento no estoy viviendo. Se escribe cuando no está
la vida en el poeta".
Será cremado en Madrid
El poeta será incinerado este domingo en Madrid
en una ceremonia íntima, según declararon fuentes de la familia.
Agregaron que aún no se había decidido si las cenizas de
Hierro serán trasladadas a Santander, ciudad a la que el poeta estaba
muy vinculado desde la infancia, pese a haber nacido en la capital de España.
Al velorio del poeta acudió un nutrido grupo de
amigos, compañeros y admiradores, entre ellos la ministra española
de Cultura, Pilar del Castillo.
Los reyes Juan Carlos I y Sofía de España
enviaron un telegrama de pésame a la viuda de Hierro, Angeles Torres,
en el que lamentan la muerte del poeta y reconocen su valiosa contribución
a la literatura española por medio de "su gran obra poética".
En el mensaje, los reyes recuerdan su admiración por la valía
de Hierro como hombre y poeta.
El presidente del gobierno español, José
María Aznar, manifiestó que con la muerte del poeta "España
pierde a un incansable portavoz de la libertad" y a "uno de sus grandes
creadores".