Antonio Gershenson
México, Ƒimportador neto de petróleo?
Un informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE), organismo al que está afiliado nuestro país, refiere que para la década 2020-2030, México pasará de ser exportador neto a importador neto de petróleo. El informe señala también que fue elaborado en cooperación con la Secretaría de Energía mexicana.
El subsecretario mexicano de Política Energética y Desarrollo Tecnológico, Francisco Barnés, en cambio, sostuvo que "convertirnos o no en importadores netos de petróleo depende mucho de los recursos que autoricemos a Petróleos Mexicanos (Pemex), de la inversión en exploración y producción".
Que depende de este factor, no hay duda; pero tampoco hay que olvidar que el petróleo es un recurso no renovable, y por más que invirtamos en su extracción, no podremos sacar más crudo del que existe, y ni siquiera podremos sacarlo todo.
Además, los ritmos a los que el petróleo se extrae, en algún momento propiciarán que el consumo interno rebase la producción, como ya sucede con el gas natural.
Como hemos señalado ya, las reservas probadas mexicanas han tenido que ser revisadas a la baja en por lo menos dos ocasiones. Además, no es necesario que "se acabe" el petróleo para que México se vuelva importador neto.
Si se ha exportado 55 por ciento de la producción, aproximadamente, y se ha dejado el otro 45 por ciento para el consumo interno, bastará que la producción se reduzca a 40 por ciento -si no hubiera crecimiento de la demanda- para que tengamos que importar. Pero como sí hay crecimiento de la demanda, una reducción a la mitad bastará para que esto suceda.
Casi tres cuartas partes de la producción de crudo provienen de las regiones marinas. El ritmo de descenso en la producción en esas regiones sería decisivo, en las actuales condiciones, para que México pase a ser importador neto. Y resulta que las reservas probadas en el mar equivalen a poco menos de 11 años de nuestra producción actual.
Eso, en la práctica, no quiere decir que la producción actual se mantenga pareja, y de un día para otro, en el año 2013, se acabe todo.
Esa producción pudiera subir tal vez un poco por el impulso de la inyección de nitrógeno en Cantarell, el principal yacimiento petrolero marino. Luego, si no es que de inmediato, irá bajando de modo que la producción nacional llegaría a menos de la mitad de la que se tiene ahora, antes de esos 11 años.
El dato de la década 2020-2030 ya presupone, entonces, que se comprueben nuevas reservas, pues de lo contrario México sería importador neto mucho antes del inicio de ese periodo.
La zona previsible para explorar y desarrollar es, sobre todo, la de aguas profundas del Golfo de México. Sabemos que ahí el área vecina a la Sonda de Campeche, por continuidad geológica, tiene buenas posibilidades.
También en el norte, si del lado estadunidense de la frontera marítima hay mucho petróleo, y gas, también lo debe haber del lado mexicano.
Si no se invierte, ni eso tendremos; pero aun con inversión, y en el escenario más optimista, que consiste en que las dos áreas probables estén unidas y enmedio haya también mucho petróleo, podríamos aspirar a algo parecido a lo que se tiene en la parte de aguas profundas ya desarrollada, la del lado estadunidense de la frontera.
Si "copiamos" el desarrollo de esa región y lo instalamos a partir del momento actual, el resultado es el siguiente:
La producción en aguas profundas crecería, compensando la declinación en otras regiones, aproximadamente hasta 2014, en alrededor de 2 millones de barriles diarios en esa área, dos tercios del total nacional de ese momento; luego empezaría a bajar junto con la producción total.
Con la combinación de ese descenso y el aumento de la demanda, es difícil que se pueda observar que la línea del consumo interno y la producción se crucen después de 2030.
De ahí que, con todos los asegunes que pueda haber en una previsión de esta naturaleza, en este caso, la estimada por la AIE, no es descabellada. En todo caso, la cuestión no es saber si México va o no a convertirse en importador neto, como sugiere el citado subsecretario, sino cuándo.
Y la conclusión es obvia. Para que ese momento no llegue demasiado pronto se requiere inversión. Y para que Pemex invierta lo requerido, no sólo en producción primaria, sino en refinación y petroquímica, es necesario que se le deje de esquilmar.