Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 10 de diciembre de 2002
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Capital

Pese a pruebas documentadas no ha investigado el caso de Alfonso Martín del Campo

En día y medio la PGJDF fabricó un culpable

Bessie Dodd narra el calvario en 10 años de lucha por recuperar la libertad de su hijo

VICTOR BALLINAS / III Y ULTIMA

Bessie Dodd de Martín del Campo lleva 10 años luchando por recuperar la libertad de su hijo Alfonso, de quien dice "fue injustamente condenado a 50 años de cárcel". En esa, que cuenta "es la peor pesadilla de mi vida, que se ha alargado ya por una década", lo ha perdido todo: empleo, casa, familia, salud y tranquilidad.

La madre de Alfonso Martín del Campo -acusado por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) del doble homicidio de su hermana Patricia y su cuñado Gerardo Zamudio Aldaba- asegura a La Jornada que "en día y medio la procuraduría capitalina fabricó un culpable. Yo fui a ver a Alfonso cuando lo tenían secuestrado en la delegación Benito Juárez. No me dejaron verlo. Ahí me pasé toda la noche del 30 de mayo de 1992".

Recuerda: "No me dejaron verlo hasta el mediodía del 31 porque interpuse denuncia por secuestro. ƑPor qué por secuestro?, me preguntaban en el Ministerio Público. Y yo les respondía: porque aquí lo tienen secuestrado, Ƒo no? šDéjenme verlo! Si es que no está secuestrado, les decía yo.

"Me veían muy feo. Yo gritaba para que me escuchara la gente. No me importaba nada, quería que supieran que mi hijo estaba secuestrado ahí. A ver, les decía, muéstrenme la orden de aprehensión. Nada me decían. Muéstrenmela, no la tienen Ƒverdad? Por eso les digo que mi hijo está secuestrado aquí."

La señora Dodd refiere: "ya íbamos a enterrar a mi hija Patricia y a mi yerno Gerardo, por eso fui a hablar con el subprocurador en la Benito Juárez, Manuel Rebollo García. Le supliqué que dejaran en libertad a mi hijo, que me lo entregaran. Ya vamos a enterrar a mi hija, le decía, por piedad, ya déjelo ir. 'Su hijo no va a salir', me respondió Rebollo García, porque él mató a su hija y a su yerno. Ya está confeso".

Incrédula por lo que acaba de escuchar, la madre de Alfonso, preguntó: "ƑQué quiere decir usted? No entiendo.

"Rebollo me volvió a decir que mi hijo era un asesino. 'Confesó que mató a su hermana y a su cuñado. Ya está resuelto el problema', me repitió. šMiente, usted miente!, le dije. Mi hijo no es un asesino. Después de esto me llevó a ver a Alfonso, sólo por unos minutos.

"Ahí fue cuando lo vi. Tenía la cara hinchada. Por los poros casi le salía sangre. Nos abrazamos y lloramos, entonces un policía judicial se acercó y se lo llevó."

Sentada en el reducido espacio de la sala de su casa, la madre de Alfonso está atenta a los ruidos de las escaleras. De la puerta. De su teléfono. "Tengo miedo", confiesa. "He investigado mucho, he hecho todo lo que la PGJDF no quiso hacer. Mi teléfono estuvo intervenido por años. Recibía amenazas. Pero gracias a que no me he dado por vencida hemos ido probando toda la suciedad, corrupción y mentiras de la PGJDF. Todo este tiempo han mentido, pero ya se acerca la hora en que la verdad saldrá a la luz.

"ƑJusticia?, se pregunta la madre de Alfonso. Sí, como no", responde irónica. "No la conozco. Defender a un inocente cuesta, y cuesta mucho. Se tiene uno que humillar, hacer antesala muchos días, muchas horas, un día sí y al otro también.

"Por eso las cárceles están llenas de inocentes. ƑPor qué?, pues porque cuesta mucho dinero la defensa. Hay engaños, amenazas, persecución. Mucha gente dice que contra ellos (PGJDF, Policía Judicial, Ministerio Público y jueces) no se puede luchar, y se dan por vencidos. Yo no. Mi hijo es inocente, por eso lucharé hasta el último día de mi vida."

Bessie Dodd narra a este diario su calvario: "No sabíamos qué hacer. Nuestra hija muerta y mi hijo detenido. No conocíamos abogados, ni de leyes, ni nada. Entonces contratamos al abogado Leopoldo Mejía, que me cobró 35 millones de pesos (en 1992) por defender a Alfonso. Me decían de un día para otro, 'señora, tráigase 150 mil pesos porque hay que pagar en la audiencia'. Sólo por revisar el expediente me cobró 3 millones de pesos de esos días.

"Por eso tuvimos que vender nuestra casa para ayudar a nuestro hijo. El abogado me decía que había que pagar al secretario, al juez, al Ministerio Público. Así se fue el dinero. Todo lo perdimos, y Alfonso sigue en la cárcel.

"Cuando uno llegaba al Ministerio Público había letreros que decían: 'La justicia no cuesta', Ƒpero dónde? šQue me digan dónde! Porque en la ciudad de México me ha costado dinero, esfuerzo, mucha paciencia, mucho llanto. Aquí hay corrupción, engaños, tortura. Eso es la justicia. Yo ya la viví."

La madre de Alfonso hace pausas en la plática. Trata de sobreponerse a las emociones que la embargan. Se acaricia las manos constantemente. Retoma la plática: "Me dio una embolia. Tanta presión, tanto esfuerzo, sin dinero, con una hija muerta y mi hijo en la cárcel injustamente, cómo no me iba a enfermar. Y para acabarla de amolar, en el juzgado en el que solicité la revisión del caso por tortura me dijo el juez que si no publicaba tres edictos en tres periódicos de circulación nacional me iban a detener por desacato. Y yo sin dinero. Me encerré en mi casa.

"Tenía miedo de salir a la calle, en cualquier momento me podrían detener. Entonces fui a desistirme de la revisión pero dejé por escrito que no estaba de acuerdo con la investigación, pero que me desistía por falta de dinero y amenazas. No hicieron caso y luego ese juez dijo que yo estaba de acuerdo en que Alfonso era responsable y que por eso me desistí."

Bessie Dodd vuelve al silencio. Reflexiona lo que va decir, toma su tiempo. "Lo que le digo es lo que mi familia y yo creemos que los que tuvieron que ver con el doble crimen de mi hija y mi yerno fueron José Roberto Zamudio Aldaba (hermano de Gerardo) y su madre, María del Carmen Aldaba Corral.

"Acabábamos de enterrar a mi hija y a su esposo y fueron a demandar la custodia de mis nietas y la herencia. ƑPor qué?, porque ellos mintieron en el juicio para obtener la tutela de mis tres nietas y cobrar la herencia. Además cobraron un seguro millonario en dólares. Todo lo documentamos ante la PGJDF, pero no investigaron nada.

"Muerta mi hija y mi yerno empezaron a suceder cosas y a aparecer una serie de datos, de conductas delictuosas y fraudulentas por parte de José Roberto y su madre. Ellos se apoderaron de la fortuna de mi yerno y de mi hija. Los bienes de los difuntos, como Plaza Comercial Copilco y el hotel Posada del Sol, en Cancún, Quintana Roo, fueron vendidos por la familia de mi yerno. Hubo fraude, los locales comerciales los vendieron hasta 20 veces.

"José Roberto, después de varios años está preso por fraude, pero no se le ha investigado por la presunta responsabilidad en el crimen de mi hija Patricia y su marido. Mi consuegra está prófuga.

"He investigado lo que la PGJDF se negó a hacer. He sacado fotostáticas en el Registro Público de la Propiedad de lo que fueron bienes de mi hija y su marido. Ahí están, la procuraduría las tiene, pero no quiere sacar a la luz la verdad, porque se va a saber que la tortura es solapada en el país.

"Hay un acta notarial con fecha posterior a la muerte de mi yerno donde un notario dice que lo tiene enfrente y que le concede poder a su hermano José Roberto para hacerse cargos de los negocios. Pero Gerardo ya había sido enterrado, hay acta de defunción, cómo se pudo hacer eso. Hay fraudes millonarios, todos los hemos documentado. Todos cometidos por José Roberto y su madre.

"Inclusive en el juicio de albacea y tutora de mis nietas, ellos mintieron. Ahí está en la PGJDF lo que la suegra de mi hija y su cuñada hicieron. Mintieron, dijeron que mis nietas no tenían más familia que su tío Alfonso, pero que como él estaba preso, ellos demandaban la custodia de las niñas.

"Está documentado. Por eso en un nuevo juicio yo gané ser la albacea y soy la tutora, pero ellos se llevaron a las niñas. No las he vuelto a ver. Y la PGJDF no hizo nada. Esto apesta. Exijo que se investigue, que la justicia salga a la luz."

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