El paro cívico debía combinarse
con una huelga en PDVSA, según el cronograma
Septiembre negro, el plan maestro de opositores
para derrocar a Chávez
La estrategia subversiva figura en el dossier Confidencial
5 de la Coordinadora Democrática
CARLOS FAZIO
En los últimos días, en Venezuela, el cronograma
golpista se ha venido cumpliendo según un "plan maestro" prestablecido.
Con tres meses de retraso, la operación septiembre negro
de la llamada Coordinadora Democrática podría tornarse en
un diciembre rojo. Los grandes grupos empresariales del país
se sienten fuertes y se aprestan a asaltar el Palacio de Invierno de Miraflores.
Objetivo: derrocar al presidente constitucional Hugo Chávez lo que,
de producirse, pondría al país en la antesala de una guerra
civil.
Tras una semana de graves incidentes salpicada de actos
terroristas, autoatentados, sabotajes contra puntos neurálgicos
de la economía venezolana y la manipulación mediática
de las cadenas de diarios, radios y televisoras privadas bajo control monopólico,
los grupos oligárquicos agrupados en Fedecámaras, sus aliados
de la corrupta Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) y miembros de
la derecha conspirativa agitados desde el exilio por el ex presidente Carlos
Andrés Pérez creen aproximarse a su "día D".
La huelga insurreccional impulsada por los capitanes de
industria, ganaderos, grandes latifundistas y la llamada nomenclatura
gerencial petrolera, entre quienes destacan el general Guaicaipuro Lameda,
Enrique Tejera París, Salas Romer, la familia Mendoza y el presidente
de la central patronal Carlos Fernández -devenidos todos en furibundos
leninistas- que ha sido combinada con tácticas de violencia urbana
de tipo foquista desplegadas a nivel nacional por comandos fascistas de
carmonistas, podría derivar a corto plazo en un nuevo golpe de Estado
con "olor a petróleo".
Coincidencias
El
clima de violencia empresarial que se vive hoy en Venezuela es muy parecido
al que se vivió en Irán en 1953, cuando el primer ministro
Mohammed Mossadegh intentó nacionalizar el petróleo y la
Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés) le
orquestó un bloqueo económico y un golpe de Estado, seguido
de una matanza generalizada de dirigentes nacionalistas e izquierdistas.
El mismo clima de subversión patronal y estrangulamiento de la economía
que se vivió en Chile en 1973, previo al derrocamiento del presidente
socialista Salvador Allende por el general Augusto Pinochet, que terminó
con un baño de sangre y una larga dictadura apoyada por sus tutores
en Washington. Hoy como nunca el petróleo venezolano es objetivo
geopolítico prioritario del Departamento de Estado estadunidense,
y en la trama oculta de los conspiradores la privatización del monopolio
público Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) será,
de consumarse el golpe, el gran botín a repartir.
Por eso, en la batalla que se libra en estos días
por el control de la compañía petrolera acuñada durante
los regímenes anteriores, que describía a PDVSA como un Estado
dentro del Estado, podría ser decisiva. De acuerdo con la estrategia
subversiva que figura en el dossier Confidencial No. 5, elaborado
por un equipo asesor para la Comisión de Estrategia de la Coordinadora
Democrática (fechado el 30 de agosto de 2002), el "paro cívico"
de características "cuasi-insurreccionales" debía combinarse
con una "huelga" en PDVSA, como parte de un "ensayo general" en el contexto
del operativo golpista septiembre negro, según el
eslogan propagandístico mediático ideado por César
Miguel Rondón.
Pero para que triunfe el golpe petrolero contra el Estado
constitucional la subversión oligárquica necesita que militares
de alta graduación se rebelen contra el jefe supremo de las fuerzas
armadas (el presidente Chávez), aspecto que los conspiradores han
venido trabajando desde la fracasada asonada del 11 de abril. En su dossier
confidencial, los estrategas golpistas recomendaron realizar tareas
de inteligencia e infiltración sobre oficiales de la tercera y cuarta
divisiones de ejército, donde se concentran las principales unidades
de las fuerzas armadas. Señalaron que había que tener "especial
cuidado con el general Carneiro y los comandantes de unidades de Fuerte
Tiuna". La estrategia conspirativa tendiente a generar fracturas en el
ejército recomendaba, asimismo, dar un "tratamiento especial" al
general Raúl Baduel (hombre clave en la derrota de los golpistas
del 11 de abril y la restitución de Chávez en la presidencia),
mediante una campaña de propaganda negra dirigida a presentarlo
como un militar "sin liderazgo", con un "carácter mítico
ajeno a nuestra idiosincrasia católica, personalista y con ambiciones
de poder".
Según reportes recibidos desde Caracas, el general
golpista Medina Gómez sería uno de los autores intelectuales
de la agenda oculta del paro político insurreccional en curso, que
es secundado por un grupo de 70 oficiales disidentes sin mando de tropa
(la mayoría son administrativos), que desde octubre pasado vienen
escenificando un patético espectáculo mediático en
la plaza Francia (Altamira), a la que han denominado "territorio liberado".
A corto plazo, uno de los objetivos de los golpistas parece
estar encaminado a generar un clima de caos y desgobierno, para obligar
al "dictador" Chávez a adoptar medidas de excepción o violaciones
a la Constitución Bolivariana, que abran el camino a una intervención
militar o a la injerencia directa de Estados Unidos vía la Organización
de Estados Americanos (OEA) y su Carta Democrática. Se trata, vale
dejarlo apuntado, de una extraña dictadura sin presos políticos,
sin torturados, sin desaparecidos y con la libertad de expresión
totalmente garantizada gracias al control monopólico de los medios
masivos de comunicación por parte de los sectores opositores golpistas.
En particular, la mentira mediática está en manos de las
principales televisoras privadas: Canal 2 (RCTV), Venevisión (Canal
4), Televen (Canal 10) y Globovisión (Canal 33), además de
CNN en español desde su central de Atlanta, Estados Unidos.
En los últimos días el patrón seguido
por los medios de comunicación venezolanos recoge al pie de la letra
las técnicas de guerra sicológica de la CIA, aplicadas antes
a otros procesos de desestabilización, por ejemplo contra el sandinismo
en Nicaragua, en Panamá y antes en Chile. Entre las líneas
directrices de tal política que utiliza a los medios como una fuente
de acciones encubiertas y donde la propaganda negra (falsa) es presentada
como "noticia", figuran generar un clima de caos económico, social
y político a través de la prensa, exagerando la naturaleza
negativa del gobierno nacionalista de Chávez, a quien se ha presentado
como "dictador", "asesino" y causante de todos los "males" del país.
Tal política echa mano del rumor y la mentira y está dirigida
a explotar los deseos emocionales de la población mediante la persuasión,
la sugestión y el odio de clases. Durante la estrategia golpista
en ciernes, la prensa, en particular las cinco televisoras privadas (RCTV,
Venevisión, Televen, Globovisión y CMT) ha generado rumores
sobre desabastecimiento de alimentos y gasolina y se ha sumado al golpismo
mediante convocando las 24 horas a reforzar el paro político y el
estrangulamiento de la industria petrolera del país.