Incluye cuatro versiones de temas del grupo
chileno Los Tres
Café Tacuba presentó en concierto su
nuevo "disquito" a la chilanga banda
Con baterista invitado y tras dos años de no
tocar en la capital, los tacubos regresan
"Estábamos ausentes pero no echando la güeva;
compusimos nuevas cancioncitas": Gallo-gass
PATRICIA PEÑALOZA
Con la novedad de un baterista invitado, lo cual derivó
en canciones mucho más ponchadas que lo habitual, Café
Tacuba se entregó la noche del domingo a sus seguidores, tras dos
años de no tocar ante una chilanga banda que, desde el primer segundo,
estuvo entregada en corazón y canto.
Con el pretexto de presentar su nuevo "disquito", como
lo llamó el vocalista Cosme/Anónimo/ Ritacantalagua/Gallo-gass
(mejor conocido en su casa como Rubén Albarrán), el cual
incluye cuatro versiones de temas de la banda chilena Los Tres, los tacubos
recorrieron su discografía e interpretaron de modo renovado sus
folcloripopróquer temas. "Nos da mucho gusto estar de nuevo
con ustedes, de verdad que los queremos mucho", exclamó al iniciar
el cantante, quien en todo el toquín no se quitó su gorrito-antifaz
de estambre con símil de cresta de gallo, mismo que era vendido
y portado entre la gente dentro del teatro.
Nuevos arreglos
Los
allegados no dejaron de corear los temas, mientras Gallo-gass le
tupía a sus brincos de cabra loca. Iniciaron con Olor a gas,
de Los Tres, siguieron con Cómo te extraño, de Leo
Dan, y La locomotora, de su autoría. El poder de las percusiones
de Luis Ledezma le dio un sonido diferente (siempre usan secuencias), y
el mood fue más rocanrolero. Sus arreglos también
variaron en los teclados (Emmanuel Meme del Real) y el bajo (Quique Rangel).
A pesar de que varias de sus rolas tienen más de
10 años de edad y de que varias no eran conocidas, su calidad interpretativa
y meticuloso cuidado en sonorización y escenografías los
siguen refrendando como una de las bandas de rock local de mayor vigencia,
propuesta e integridad.
Gallo-gass dice que aunque andaban ausentes "no
han echado la güeva, sino que han compuesto nuevas cancioncitas".
Acto seguido, Tomar el fresco, interesante nueva rola con quiebres
rítmicos y compases irregulares. Con arreglos distintos, el viejo
tema El ciclón sonó fresco.
Vino luego el momento folclórico-intimista, en
el que Tírate, de Los Tres, "una banda a la que queremos
y respetamos", dijo Gallo, fue tocada con jarana veracruzana. Gallo-gass,
de corbata roja, expresó que habían hecho el EP vale callampa
(vale madres, en caló chileno) como homenaje, aunque quisieran rendírselo
a todo el rock hispanoamericano. De ese modo, tocaron un popurrí
que enardeció a la ya de por sí calurosa audiencia: a ritmo
huapanguero y sonido acústico vía jarana, guitarra y el violín
del músico tradicional Alejandro Flores, desfilaron líneas
del Pachuco, de Maldita Vecindad; Dormir soñando,
de El Gran Silencio; Mala vida, de Mano Negra; Matador, de
los Fabulosos Cadillacs; Daneléctrico, de Babasónicos;
Bolero falaz, de Aterciopelados; Viento, de Caifanes, y Triste
canción, de El Tri. El teatro casi se cae con Ingrata
en desenchufado: sonó tan chida como una banda de pueblo. El ciclo
folclórico cerró con Ojalá que llueva café,
de Juan Luis Guerra, huapangueada.
Otra vez con secuencias, tema disco-funk siempre pedido,
El baile y el salón sonó groovie mientras el
público cantó solo. Dijo Gallito emulando un trozo
de la letra: "De repente vimos que el amor era bailar con ustedes". Con
esta frase y varias más el público escuchó a un vocalista
querendón y más parlanchín de lo habitual.
Vino el bloque de cuando sus rolas eran más humorosas
y brincolinas, con el medley Las Batallas-Rarotonga-Las Persianas.
Luego, quejoso, Gallo hizo notar que todas las ciudades a las que
han ido por el mundo están llenas de chilangos. La gente ovaciona,
pero él espeta: "¡Y se alegran! ¡Pero no, si son repinche
cochinos!" Y que se avientan esa de Jaime López hecha hip hop llamada
Chilanga banda.
Volvió el bataco con Un amor violento, de
Los Tres, y la inédita Qué pasará. El power
siguió con No controles.
-¿Quieren más? -pregunta Gallo.
-¡Síííííí!
-responde el público.
-"Pues compren su boleto y vengan mañana. Ah, pero
ya no se puede, porque están agotados".
Tan mamuca respuesta se mereció sus respectivos
"¡Culeeeeeeeroo!" Llegó La chica banda, con inicio
tipo Quiet Riot e intermedio funk a lo Herbie Hancock. Su primer cierre
fue con Déjate caer, de Los Tres, con todo y la coreografía
naqui-kitsch del video, que arrancó multiovaciones.
Del silencio brotó el rico bossanova Aviéntame,
de Amores Perros, con Meme solito y su guitarra; luego Joselo Rangel
idem, con Muérete, de su proyecto solista; también
de éste, Gallo cantó Déjame intento.
Y tras la sentimental frase "en el cielo son las estrellas y en la tierra
son ustedes... Gracias, han cantado pocamadre", complacieron con Las
Flores y el teatro se estremeció. Con el público en la
bolsa, tocaron una nueva, muy surf-electro, y la punky Pinche Juan.
Fuera de programa, ante la ovación total, tocaron Dos niños
y María, donde la gente meneó encendedores. Gallo
se emocionó tanto ("Ah, se ve bien bonito"), que pidió apagar
las luces del escenario; como no le hacían caso los técnicos,
gritó: "¡Que apaguen las luces, putos!" Fue el fin, aunque
apenas cerraba el primero de tres conciertos (ayer y hoy). La gente se
fue satisfecha, pues en definitiva los tacubos para nada valen callampa.