Comparte las tesis de la generación del crack
El hombre bajo la piel, primera novela de Alejandro Estivill
ARTURO JIMENEZ
Una primera novela en la que se exploran la locura, la santidad y otros demonios y ángeles ocultos bajo la piel, en lo más recóndito del alma humana, y que surgen de manera imprevista para sorpresa de todos, es la que acaba de sacar del baúl el escritor Alejandro Estivill.
Se trata de El hombre bajo la piel (Plaza & Janés), historia que además aborda el choque entre dos culturas mediante los avatares de un migrante mexicano culto en Boston, Maximiliano Gómez, afanado en investigar qué pasó con una niña extraviada que a nadie le importa.
De la ética a la estética
Alejandro Estivill es diplomático y narrador, que no se asume como miembro de la generación del crack, pero admite compartir ''sus principales tesis"; incluso escribió junto con algunos de sus integrantes (Jorge Volpi, Ignacio Padilla y Eloy Urroz) el libro Variaciones a un tema de Faulkner, que obtuvo el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 1999.
-El tema central de El hombre bajo la piel es lo que subyace oculto en el alma humana. ƑNo es esto, de algún modo, una exploración literaria del inconsciente del que habla la sicología?
-Sin duda, pero no como un mundo escindido entre lo consciente y lo subconsciente, sino aceptando una forma, más que freudiana, lacaniana.
''Originalmente se iba a llamar 'Las escaleras', porque el lugar donde ocurre es un edificio en Boston donde viví, en el que había dos escaleras. Eran casi como el superyó y el ello: una escalera externa, elegante, y otra interna, contra incendios, que se utiliza para dejar basura o para discriminar a grupos sociales: trabajadores domésticos, vendedores."
Pero cómo surgió el interés de Estivill por un asunto como el que refiere el título de su novela, por cierto tomado de Nietzsche. El narrador cuenta la historia de cómo se puso a escarbar ahí, y en su relato afloran las primeras pinceladas de los personajes que luego crearía.
-Cuando escribí la novela estaba en un momento crítico. Había tenido la oportunidad de irme a Boston a estudiar y dar clases. Pero tenía que dejar a mi esposa y a mi hijo en México, por un problema médico.
''Estaba escindido y me enfrentaba a la falta de calidez y de contacto humano de una sociedad, como la imposibilidad de que los niños pudieran habitar departamentos en edificios viejos como en el que yo vivía. También el mundo tenía un espacio de locura, como la noticia de un estudiante con síntomas de desquiciamiento por intentar una investigación teológica.
''O la de una señora que dejó de limpiar su casa y ésta se llenó de cucarachas, como una vecina mía allá. O una papeleta que llegó a mis manos sobre una niña extraviada. En ese escenario mi esposa me escribió y me pidió que escribiera una novela, como para no volverme loco.
''Me mandó el libro Los diez errores que cometen los padres, cuya portada con el rostro de una niña angustiada me inspiró e identificó, asunto ético que me llevó a una búsqueda de orden estético. En este mundo de locura, Ƒqué podía valorar como lo estético? Pues, la calidez, la inocencia de la infancia.
''Para ser autor literario se tiene que chocar con las cosas, golpearse con las paredes, con las realidades, vivir cosas." De ahí su inclusión de recursos formales como el de un prefacio que avisa al lector que se ''pasará la voz" al protagonista para generar visiones y descripciones distintas.
O el manejo de formas no tradicionales de escribir, como la carencia consciente de signos de puntuación, el uso de sangrías o saltos de líneas antes de tiempo para describir estados humanos como la locura. ''Creo que el camino de la literatura va de la forma al contenido y del contenido a la forma."