Ofrece una conferencia magistral como parte del homenaje a Luis Barragán
Frank O. Gehry crea sus edificios como si fueran objetos escultóricos
El Premio Pritzker 1989 admite haber sido ''entrenado'' para buscar la perfección
Difícil, imaginar ahora Bilbao sin el Museo Guggenheim diseñado por el artista
MERRY MAC MASTERS
Para Frank O. Gehry la arquitectura es un arte por el simple hecho de que concibe un edificio, en su calidad de objeto tridimensional, como escultura, y no es de extrañar que el prestigiado arquitecto tienda a pensar en términos de artistas como Brancusi.
Alguna vez, Gehry expresó: ''Me acerco a cada edificio como si fuera un objeto escultórico, un recipiente espacial, un espacio con luz y aire, una respuesta al contexto y lo apropiado de sentimiento y espíritu. A este recipiente, esta escultura, el usuario trae su bagaje, su programa, e interactúa con ello para acomodar sus necesidades. Si no puedo hacer eso, entonces he fracasado".
Gehry recibió, curiosamente, el Premio Pritzker, el Nobel de la arquitectura en 1989, ocho años antes de que la apertura del Museo Guggenheim que diseñó para la ciudad vasca de Bilbao, desencadenara un furor mediático internacional sin precedente. No obstante, Juan Ignacio Vidarte, titular del recinto, ha reconocido que ''hace tan sólo unos años contemplábamos entre desconcertados y admirados aquellas primeras maquetas que el arquitecto Gehry nos mostraba, incitándonos a imaginar un edificio vanguardista que, en el futuro, se convertiría en sede de una de las instituciones dedicadas al arte moderno y contemporáneo más importantes del mundo".
Ese ''romántico tranquilo", ''expresionista racional" y ''aventurero maduro" se encuentra en México con motivo de la inauguración hoy por la noche de la muestra La revolución callada. Archivo de Luis Barragán, en el Museo del Palacio de Bellas Artes. A petición de la Barragán Foundation, organizadora de la muestra itinerante, Gehry imparte una conferencia magistral para hablar de la obra de Barragán, hoy, a las 13 horas, en la sala principal del mismo recinto. En 1989, el invitado proyectó el Museo Vitra de Diseño, de Weil am Rheim, Alemania, instancia que compró el archivo profesional del arquitecto tapatío, cuyo centenario de nacimiento se celebra este 2002.
Gehry ha ideado muchos museos. Nacido en Toronto, Canadá, en 1929, y naturalizado estadunidense, se estableció en Los Angeles. Al recibir el Pritzker, anotó haber sido entrenado en los principios de su carrera por un maestro vienés para buscar la perfección. Sin embargo, en sus proyectos iniciales no le fue posible encontrar el artificio para lograr tal propósito: ''Mis amigos artistas, como Jasper Johns, Bob Rauschenberg, Ed Kienholz y Claes Oldenburg, trabajaban con materiales muy baratos -vidrios rotos y papel, y creaban belleza. Estos no eran detalles superficiales, eran directos, y levantaban la pregunta de lo que era bello. Escogí trabajar con el artificio disponible, trabajar con los artesanos y hacer una virtud de sus limitaciones".
Utilización de materiales ''chistosos''
Para el Museo Marino Cabrillo, en 1979, Gehry usó cercado tipo cadena, material que dice odiar: ''Me involucré con ello porque se empleaba alrededor de mis edificios. Si uno no puede ganar, hay que unirse a ellos". Otros materiales ''chistosos" que suele utilizar son tubería expuesta, aluminio corrugado y triplay.
Mucho antes del Guggenheim, la administración del País Vasco había anunciado cinco grandes proyectos para Bilbao, entre ellos, una nueva obra de tipo cultural. A su vez, la Fundación Solomon R. Guggenheim deseaba ampliar sus instalaciones porque sus museos de Nueva York y Venecia ya no bastaban para sus acervos. En algún momento se habló de Salzburgo, Austria, pero el derrumbe de la Unión Soviética frustró la idea. Bilbao fue sede gracias a la determinación de las autoridades del País Vasco.
De acuerdo con Thomas Krens, director de la Fundación Guggenheim, ésta puso condiciones muy duras: ''Participaríamos sólo si se presentaban tres arquitectos a un concurso que no debía durar más de tres semanas. El gobierno vasco elegiría al arquitecto, pero nosotros seleccionaríamos a los tres candidatos. Indiqué que la combinación ideal podía ser Frank Gehry, Arata Isozaki y Coop Himmelblau: un estadunidense, un asiático y un europeo.
''Cada uno de los arquitectos recibiría 10 mil dólares, podría visitar Bilbao una vez, dispondría de tres semanas y tendría total libertad en la presentación del proyecto."
Ahora resulta difícil imaginar el paisaje de la capital vizcaína sin la gran nave de titanio, de Gehry, anclada en la margen izquierda de la ría del Nervión.