Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 1 de noviembre de 2002
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Espectáculos
El pianista y humorista uruguayo presentará su espectáculo hoy y mañana en El Hábito

Con una mezcla de virtuosismo musical y agudeza irónica regresa Leo Maslíah

JAIME AVILES

Para celebrar los primeros 12 años de El Hábito y rencontrarse con sus amigos mexicanos, vuelve el extraordinario pianista y humorista uruguayo Leo Maslíah, con un nuevo espectáculo que derrocha una bien combinada mezcla de virtuosismo musical y agudeza irónica.

El público capitalino lo conoció el año pasado en el escenario del teatro-bar de Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe, donde este hombre lacónico y taciturno sorprendió a los parroquianos con la limpia sencillez de sus composiciones originales, marcadas, sin embargo, por el veneno de su feroz inteligencia.

Enemigo del marketing, Leo Maslíah describió en los términos siguientes el show que ofrecerá hoy y mañana, a partir de las 22:30, en el foro de Madrid 13, colonia del Carmen, Coyoacán: "El espectáculo que voy a hacer es muy similar al que presenté el año pasado, en cuanto a que voy a estar con la misma cara y la misma voz, tocando el mismo piano, cantando y hablando en un registro y en una gama dinámica parecida", confesó en una conversación por correo electrónico.

"Pero el repertorio -agregó- va a ser algo diferente. Voy a presentar algunas canciones nuevas, como una versión de La bella durmiente cantada sobre una fuga de Bach y adaptada a la historia reciente de Argentina", explicó el artista rioplatense sin adelantar más detalles.

Traigo, siguió, "un tema titulado El neoliberalismo, y una versión de El cuervo, de (Edgar Alan) Poe, que me mandó Jesusa (Rodríguez) como tarea el año pasado y que yo, obediente, le llevo ahora a ver qué nota me pone."

Del taller al conservatorio

A punto de cumplir 50 años de edad, Leo Maslíah sigue descubriendo las fronteras, cada vez más amplias, del ancho planeta latinoamericano, el cual recorre anualmente, en breves giras por Chile -donde es ya un ídolo-, Argentina, Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela y algunos puntos de Centroamérica.

Pero este pausado recorrido -compatible con su carácter tranquilo y meditabundo- lo llevó el año pasado, por primera vez, a Estados Unidos, donde se presentó exitosamente en Nueva York. Claro está que, para penetrar en el corazón de la urbe de hierro, tuvo antes que pasar por el filtro de la televisión, gracias a los cazadores de talentos de HBO, que le dedicaron una emisión especial para difundir su arte entre el auditorio más grande del mundo.

Maslíah, según reveló él mismo, quedó sorprendido por la aceptación que recibió su trabajo en el seno de una cultura tan opuesta a la suya, pero abierta al mismo tiempo a las propuestas más diversas.

Originario de un barrio popular de Montevideo, donde aprendió a ganarse la vida estudiando los mecanismos internos de las chapas y las cerraduras, Maslíah descubrió su extraordinaria habilidad manual cuando se ocupaba en hacer llaves para sus vecinos.

Impulsado por una recóndita afición a la música, llevó sus manos al conservatorio de la ciudad, en donde, siendo muy joven todavía, aprendió a relacionarse con el piano y adquirió un vasto repertorio de concertista clásico, que hoy le sirve como base para sus presentaciones públicas.

Quienes lo vieron el año pasado en El Hábito, salieron admirados de su capacidad para desdoblarse en escena, tocando de oído y memoria complicadas composiciones de los grandes maestros de todos los tiempos, a la vez que leía en su simple cuaderno escolar y pronunciaba con los adecuados matices sus retorcidas, ingeniosas y endiabladamente divertidas historias.

Temeroso, en aquella ocasión, de ser mal visto y mal comprendido por los espectadores, Leo Maslíah pasó la prueba con notas excelentes, rodeado asimismo por no pocos de sus compatriotas avecindados en nuestro país, algunos de los cuales le rogaron a gritos que interpretara algunos de sus éxitos más antiguos.

Después de aquel riguroso examen, el artista uruguayo tendrá todo a su disposición para desempeñarse a sus anchas, con la misma cara, la misma voz y el mismo piano. Si usted no tuvo oportunidad de conocerlo entonces, ahora es el momento de hacerlo. Comprobará gratamente que Leo Maslíah es un caso único.

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