Gobiernos progresistas en la zona enfrentarán presiones, advirtió Fidel Castro
La Habana ve con simpatía los futuros nexos con Brasilia
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 30 de octubre. La primera posición oficial de Cuba frente al triunfo electoral de Luiz Inacio Lula da Silva es de clara simpatía y de balance favorable para las relaciones bilaterales, pero de prudente cautela sobre el futuro de Brasil y de América Latina.
El canciller Felipe Pérez Roque contestó hoy preguntas de la prensa, en el primer pronunciamiento público de la dirigencia cubana al respecto.
"Cuba ha visto con satisfacción, con alegría, la victoria de Lula", dijo el ministro de Relaciones Exteriores. "Nos alegramos por él, por Brasil y por América Latina. Creemos que tiene retos importantes ante sí. Ha recibido un amplio, abrumador mandato popular, y creemos que su presencia al frente de la presidencia de Brasil constituirá un factor positivo para las relaciones entre nuestros países".
Tras el colapso de las relaciones con México, Brasil ya se perfilaba como el país latinoamericano más cercano a Cuba, bajo el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. El horizonte se amplía con el triunfo del líder del Partido de los Trabajadores.
Para América Latina, el triunfo de Lula "es muy positivo, y pienso que para todos los políticos de América Latina hay lecturas importantes", señaló Pérez Roque.
El presidente Fidel Castro habló por teléfono el lunes con Lula, quien recibió un mensaje oficial cubano de felicitación. "Le deseamos realmente éxito en la compleja tarea que tiene sobre sus hombros", dijo Pérez Roque.
El tono de moderado optimismo del canciller cubano se coloca en línea con valoraciones de Castro el fin de semana pasado, poco antes de que la segunda vuelta electoral ratificara el triunfo del ex dirigente sindical.
En un discurso ante trabajadores azucareros, el sábado, el mandatario invocó el caso de Lula y del ecuatoriano Lucio Gutiérrez, como avances de fuerzas populares y progresistas, pero alertó: "No vayan a creer que esto significa una revolución".
Castro sugirió que gobiernos progresistas en la región tendrán que enfrentar presiones para mantener la orientación neoliberal. No llegó a pronosticar que la izquierda tendrá el destino fatal de administrar la crisis, pero su discurso rozó la idea: "Representa el acceso a posiciones de poder de fuerzas populares y progresistas, que irán a encontrarse con unas economías maniatadas y dependientes de todas esas fórmulas... no será nada fácil (hacer cambios)... no se puede esperar revolución o cambios radicales".
Lula y Castro han cultivado una estrecha amistad durante años. El resultado electoral brasileño abrió especulaciones en todos los tonos, que han llegado a elaborar la hipótesis de un "eje Brasilia-Caracas-La Habana", que incluiría al presidente venezolano, Hugo Chávez, en una especie de flanco izquierdo regional.
Las conjeturas van desde la más silvestre colección de lugares comunes, hasta la reaparición de polvosos arquetipos de la guerra fría. Constantine Menges, ex asesor de Ronald Reagan, teórico conservador y activo polemista en los circuitos académicos estadunidenses, acaba de publicar un ensayo (Brasil: un peligro estratégico), en el que considera un hecho el "eje Castro-Chávez-Lula", capaz de "empujar hacia la izquierda a otros países sudamericanos y de establecer una peligrosa alianza estratégica con China comunista, así como con Irán e Irak, dos países terroristas".