Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 31 de octubre de 2002
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Política

Octavio Rodríguez Araujo

El negocio de la electricidad privatizada

La política del actual gobierno sobre la energía eléctrica podría consistir en darle a la iniciativa privada lo que representa negocio para ella y dejarle a las empresas públicas (Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza del Centro) la parte de atención-suministro, que no es negocio.

De acuerdo con documentos que obran en mi poder, la venta de energía por sector es como sigue: el residencial se compone de 88.7 por ciento de los usuarios y consume 22.9 por ciento de la energía que actualmente se vende. El industrial cuenta con 3.3 por ciento de usuarios y consume 59 por ciento de energía. De este sector, las industrias mayores representan 0.00002 por ciento de los usuarios, pero consumen 25.9 por ciento de la energía eléctrica. Es claro a quiénes estaría dirigida la privatización parcial de la industria eléctrica: al sector industrial, pues es menos costoso llevarle la energía (por la concentración geográfica) y representa el mayor porcentaje de ventas y por lo mismo de ganancias. Los usuarios residenciales, en cambio, consumen poca energía, están distribuidos en todo el país, en algunos casos muy alejados de las ciudades, y muchos son consumidores pequeños (menos de 100 kilovatios) que no representan negocio para nadie y además gozan de una suerte de subsidio, según el nivel de consumo.

Si a las empresas públicas se les quitan las ventas al sector industrial para dárselas al sector privado, surgirá de inmediato otro problema: la ganancia -con la que se mide la productividad- disminuirá considerablemente en las públicas y para mantenerse con pocas pérdidas o sin pérdidas se tendrá que subir el costo de la unidad eléctrica suministrada, con lo que los pobres no sólo serán más pobres, sino que pagarán más por la energía.

Mucha gente no sabe que el costo por unidad eléctrica (un kilovatio) ha aumentado muy poco en los últimos 32 años, mientras que otros productos y servicios sí han tenido incrementos muy altos. También con base en los documentos que me fueron proporcionados se puede hacer un cuadro comparativo de lo que se podía comprar con el salario mínimo de 1970 (calculado en 32 pesos) y lo que actualmente se puede adquirir con 43 pesos promedio de salario mínimo.

Para simplificar al lector ese cuadro mencionaré sólo algunos productos. Con un salario mínimo de 1970 una persona podía comprar 35 kilos de tortillas, ahora sólo 7.8 kilos. Con ese mismo salario mínimo una persona podía pagar una renta mensual de teléfono en 1970 (32 pesos) y en 2002 (43 pesos) sólo 0.28 de la renta mensual (que es de 152 pesos). Igual con el gas, la gasolina, pan blanco, leche, azúcar, aceite comestible, etcétera. Sin embargo, en 1970 con 32 pesos de salario mínimo se podían comprar 62 kilovatios de electricidad y en 2002, con 43 pesos, se pueden adquirir 59. El incremento del costo de electricidad es de 1.4, mientras el de teléfonos es de 4.7, el de gas de 4.4, el de gasolina de 6.8, el de tortillas de 6.1, y así por el estilo.

ƑEs cara la electricidad en México? No, según las cifras que he expuesto. Pero si se privatiza, y no necesariamente todo el suministro de electricidad, sino sólo el dirigido a usuarios industriales, el costo del kilovatio aumentaría para todos, comenzando por los usuarios más pobres. De este modo privatizar toda o parte de la industria eléctrica significará profundizar la brecha entre pobres y ricos, es decir, aumentar las desigualdades económicas y sociales en México (que ya de por sí son de las más altas del mundo).

No es necesario ser especialista en el tema para percibir el significado de la privatización (total o parcial) de la industria eléctrica para la mayoría de la población. Mucha gente, de acuerdo con conversaciones que se tienen todos los días, piensa que el servicio eléctrico en México es deficiente, que hay muchos más minutos de interrupciones al día que en los países desarrollados, que las variaciones de la corriente a veces son muy altas, etcétera. Sí, es cierto, pero esta gente que se queja no se ha puesto a comparar el costo de unidad de electricidad en su casa con el que tendría si viviera en Nueva York o en París. Tampoco se ha puesto a reflexionar que los cables aéreos están más expuestos a accidentes que si fueran subterráneos ni que cambiar todo a subterráneo sería enormemente costoso y que este costo se le cargaría al usuario, sea rico o sea pobre. Vale decir que a pesar de las deficiencias que se pueden observar en el servicio eléctrico, en México nunca ha habido apagones generalizados y de larga duración en por lo menos los últimos 40 años, es decir, desde que fue nacionalizada la industria eléctrica. En California, Estados Unidos, donde operan empresas privadas de electricidad, sí se han dado situaciones de crisis serias de suministro.

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