Los generales indiciados no participaron en la coordinación de seguridad: Farell
Carrera Fuentes no consiguió recordar dónde fue la entrevista Acosta-Carrillo
A lo mejor alteraron algunos datos de mi declaración, dijo el ex comandante de la PJF
JESUS ARANDA
Frente a frente y a un metro de distancia, el general Mario Arturo Acosta Chaparro encaró al ex comandante de la Policía Judicial Federal (PJF) Adrián Carrera Fuentes, y le reclamó enérgico: "dos veces, el señor pretendió presentarme a una persona, de la cual ignoraba su nombre (se trataba de Amado Carrillo), y el señor perfectamente bien lo sabe; además, yo nunca le ofrecí al señor dinero. ƑA honras de qué le tengo que ofrecer dinero?" Tuvo que interceder el juez militar para que contestara, y el ex policía, inseguro, dijo: "pues, yo no recuerdo, señor, ha pasado mucho tiempo y no sabría contestar la pregunta del señor general".
Ante los miembros del jurado que integran el consejo de guerra, Acosta solicitó carearse con Carrera Fuentes, apoyado en las imprecisiones y vaguedades que había dicho el ex comandante -quien supuestamente fue el intermediario y recibió dinero por concertar un encuentro entre el general y El señor de los cielos- en la audiencia del martes. Y para rematar, Carrera comentó: "a lo mejor alteraron algunos de los datos (de su declaración vertida en mayo de 2001), por el tiempo tan considerable que ha transcurrido".
Las dudas sobre el testimonio del ex comandante de la PJF surgieron cuando rectificó de inicio las declaraciones vertidas en los años 2000 y 2001, al precisar que él nunca participó en la Brigada Blanca.
La coordinación de seguridad no realizaba tareas contra el narcotráfico
Otro de los testigos más esperados en la audiencia realizada en la Sala de Consejos de Guerra -ubicada a un costado de la Prisión del Campo Militar Número Uno- fue el ex secretario de la Contraloría, ex secretario del Trabajo y ex coordinador Nacional de Seguridad, Arsenio Farell Cubillas, quien desmintió las declaraciones de Francisco Quirós Hermosillo y Acosta Chaparro en el sentido de que ellos, junto con Miguel Nassar Haro, eran los comandantes operativos de la Coordinación Nacional de Seguridad.
Con voz pausada, pero firme, Farell dijo que ninguno de los dos generales formaron parte de la estructura de dicha coordinación. Además, dejó claro que este organismo, creado por el presidente Carlos Salinas en 1994, no tenía funciones operativas ni de combate al narcotráfico, sino de coordinación con las dependencias relacionadas con la seguridad nacional.
Asimismo, manifestó que la información que generaba dicha coordinación no tenía relación alguna con el tráfico de drogas y que no había manera de que hubiera fugas, porque él controlaba la información confidencial que obtenía, misma que rendía exclusivamente al Presidente de la República. Estas declaraciones contradicen la hipótesis de la fiscalía militar en el sentido de que Acosta y Quirós utilizaron su cargo en la coordinación para crear una infraestructura de inteligencia apoyada por Amado Carrillo Fuentes, para garantizar el aterrizaje de aviones cargados con droga en diversos puntos del país.
Sin embargo, el testimonio de Farell contradijo las declaraciones del martes pasado de los generales Quirós y Acosta, quienes afirmaron que participaron en la investigación de los secuestros de los empresarios Alfredo Harp Helú y Angel Losada, y que comandaban un equipo de más 40 personas que tenían diferentes encomiendas, por ejemplo, la intervención telefónica.
El Ministerio Público militar no cuestionó al ex secretario del Trabajo sobre el tema, como tampoco lo hizo la defensa.
No vengo a mentir: Carrera Fuentes
Adrián Carrera Fuentes ha declarado en tres diferentes ocasiones ante el Ministerio Público sobre este proceso. Había dicho que conoció a Amado Carrillo Fuentes en 1985, cuando él ingresó a trabajar en el área de seguridad en el Reclusorio Preventivo Oriente.
Había dicho que en 1994, un comandante de apellido Maxueiro le comentó que el general Acosta Chaparro estaba interesado en reunirse con Amado Carrillo. El concertó el encuentro en el restaurante La Cañada.
Aunque de entrada ayer ratificó su declaración -con excepción de su pertenencia a la Brigada Blanca-, cuando la fiscalía militar le pidió que ampliara sus declaraciones sobre la forma en que se habían saludado Acosta y Carrillo, sí sabía que hubiera amistad o trato familiar entre ellos, respecto de la forma como llegaron al lugar y la ubicación del mismo, Carrera Fuentes contestó con evasivas como: "no recuerdo".
Tampoco supo dar más datos respecto de un segundo encuentro que, dijo, se realizó semanas después en el Bosque de Chapultepec entre ambos personajes.
La vaguedad de sus declaraciones molestaron incluso al juez de la causa, quien hizo un llamado inusual al testigo protegido -como él mismo lo reconoció-. "Se le invita a que sus contestaciones sean acordes con la realidad".
Con voz baja e insegura, el ex policía señaló: "por el tiempo tan considerable que ha pasado, no puedo hacer precisiones; no miento ni trato de sorprender, hay cosas que no me constan, pero no puedo dar testimonios que sean satisfactorios para ustedes".
Esto dio lugar a que la defensa de Acosta solicitara el careo, en el que la mayor estatura y seguridad del general se impusieron al ex comandante, quien apoyado en un bastón y con gafas oscuras parecía empequeñecerse con sus respuestas inseguras y ambiguas.
Después siguió el turno de Quirós Hermosillo. José Ramón Bermejo, también testigo protegido, había declarado que entre 1995 y 1996 fue testigo de una reunión en el Hard Rock Café de la ciudad de México entre Quirós y el narcotraficante Fernando Chávez. En aquella ocasión el militar iba a recibir un vehículo Chevy, color blanco, que traía 300 mil dólares, sin embargo, les robaron el auto en el estacionamiento del aeropuerto capitalino.
Sin embargo, Bermejo negó conocer a Amado Carrillo y comentó que quien iba a darle el dinero a Quirós era Fernando Chávez.
El general de división solicitó un careo con el testigo. Al igual que Acosta y Carrera, ambos se pusieron de pie frente a frente a una distancia de un metro aproximadamente, teniendo como fondo a los miembros del consejo de guerra.
Esta vez el testigo mantuvo su dicho, aunque Quirós negó conocerlo o haberlo visto antes. Sin que el careo tuviera el mismo impacto que el anterior, el general concluyó su cuestionamiento preguntando si la descripción que el testigo había hecho de él -nariz chata, ojos oscuros, frente amplia y cejas pobladas- coincidía con su persona. El oficial es de tez y ojos claros, cabello cano escaso y cejas poco pobladas.
Y para rematar, cuestionó que una reunión de ese tipo se hubiera llevado a cabo en un lugar en el que hay música para bailar y que él hubiera platicado con Chávez sin mayor problema, "cuando tengo 60 por ciento de capacidad auditiva".
Posteriormente se presentó el médico siquiatra Martín Rafael Quezada Ortega, perito externo de la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada, quien fue el encargado de realizar un examen siquiátrico a José Jaime Olvera Olvera, quien en sus declaraciones aseguró que trabajó para Amado Carrillo Fuentes y que fue testigo de la entrega de un auto Mercedes Benz blindado, 1980, al general por parte del narcotraficante.
También relató que en 1994 Amado Carrillo le envió una camioneta Suburban blindada a Quirós, por conducto de Rubén Gardea Vara, además de equipo de intercepción satelital y de comunicación, que supuestamente sirvió para que los generales acusados de narcotráfico y asociación delictuosa establecieran una red de inteligencia para facilitarle a Carrillo el aterrizaje de aviones cargados de droga.
El testimonio del médico fue contundente: Olvera es una persona que presenta diversos trastornos de personalidad y se caracteriza por la facilidad para mentir y sentirse aceptado.
Cabe señalar que el ex secretario de la Defensa Nacional, general Antonio Riviello Bazán, no se presentó personalmente a la audiencia, porque la ley militar permite a los generales de división presentar sus testimonios por escrito. En su declaración aseguró que Quirós y Acosta fueron comisionados directamente por el Presidente y comandante supremo de las fuerzas armadas para que se integraran en 1994 a la Coordinación Nacional de Seguridad, aunque ambos oficiales continuaron prestando servicio activo en la Defensa Nacional.
Ayer terminó la etapa de presentación de pruebas y testimonios. Este jueves la fiscalía militar y la defensa de los acusados darán a conocer sus conclusiones. Posteriormente, los miembros del jurado se reunirán en privado y determinarán la inocencia o culpabilidad de los acusados, y el juez de la causa determinará la eventual sentencia.
Seguramente, el fallo será impugnado por la parte perdedora ante el Supremo Tribunal Militar, quedando como última instancia la posibilidad de recurrir a la justicia federal.