Marco Rascón
Asesoría gratis
Dicen que gratis hasta las puñaladas son buenas. La asesoría de Giuliani fue recibida por el jefe de Gobierno debido a la falta de opciones propias para hacer un programa de seguridad integral de la ciudad de México. Y es que en su debilidad y aislamiento crecientes, Andrés Manuel López Obrador no podía negarse a recibir el "apoyo" empresarial que impuso una solución conservadora al problema de la inseguridad en la ciudad, so pena de ser responsabilizado de la inseguridad por los mismos con quienes desea congraciarse y que ahora le han soltado este regalo debidamente etiquetado y envenenado. Sin embargo, aún se pueden mejorar las alternativas y para ello es necesario dar una asesoría sobre la asesoría, pues tanto a los ricos promotores del programa Cero tolerancia como al mundo villamelón en coro y al gobierno de corta visión es necesario recordarles la ciudad en la que se encuentran y los 30 años de brutalidad de políticas económicas y sociales que han conducido a la segregación, el resentimiento, el cansancio y a la destrucción del espacio público.
Sobre la inseguridad hay que decir que es falsa la percepción de que los problemas de la ciudad de México tienen el perfil de Nueva York y en consecuencia requieren de las políticas aplicadas por el ex alcalde Giuliani.
Los empresarios promotores de la asesoría, que costará más de 4 millones de dólares como inicio, están partiendo de un análisis incorrecto, cuya factibilidad más grande es el fracaso, por eso tanto los empresarios como Giuliani ya tienen a un responsable: el gobierno, al que acusarán en mayo o junio de 2003 de no haber hecho lo que hizo el neoyorquino en la gran manzana: desaparecer a los ambulantes, niños de la calle, limosneros y teporochos de las áreas centrales. La otra opción será acompañar la asesoría de una orquestada campaña tipo Teletón en la que se afirme que la delincuencia ha disminuido con la sola amenaza de la Cero tolerancia y gracias a la visión empresarial.
Contra los errores de concepción y las perversiones podría afirmarse que la ciudad de México más se parece a Palestina que a Nueva York. Que la perspectiva social y de violencia apunta hacia una intifada social y que se pretende que López Obrador juegue el papel de Ariel Sharon, favoreciendo la ocupación de los intereses de la economía global sobre la local.
No es necesario pagarle a Giuliani para reconocer que la ciudad de México tiene más el perfil de un territorio ocupado por la globalización que despojó a sus habitantes de medios económicos e industrias propias para subsistir, y que en esa realidad hay una confrontación entre incluidos y excluidos, donde las leyes y reglamentos no son respetados y los derechos y las obligaciones son diferentes para unos y otros. Desde ese punto de vista los empresarios y el gobierno no necesitan a Giuliani, sino al Mossad (servicio de inteligencia israelí) para asesorarlos, ya que con éste podrían entender que la fuente de la violencia proviene de un mundo despojado y segregado. La técnica policial los conducirá a barrios enteros convertidos en campos de refugiados que han desarrollado una cultura propia: en la medida que reciben agresiones, más resisten. La jihad mexicana se expresa en más pobreza, clases medias desesperadas, una economía informal de complicidad-resistencia y la masificación del delito ante la falta de opciones.
Los destruidos corredores industriales del norte y oriente de la ciudad fueron sustituidos por el corredor Santa Fe-Tepito en el momento en que la ciudad insertó las prácticas de la especulación financiera e inmobiliaria, el contrabando y el narcotráfico. El corredor Santa Fe-Tepito formó dos polos complementarios: uno símbolo de los ricos y otro de los pobres, pero ambos insertados en la nueva economía global.
La Cero tolerancia no está diseñada para los saqueadores, los banqueros, contrabandistas ni lavadinero, sino para amplios sectores que constituyen los sobrantes de la destrucción de la economía nacional y local. Por eso la intifada social está en su perspectiva. La asesesoría del Mossad pudiera ser más barata y directa, ya que Giuliani utilizó algunas herramientas israelíes, como el Promis, programa para analizar información y seleccionarla en tiempo real y a partir de ahí caerles a todos los posibles infractores, como en la película Sentencia previa, el sueño de todo policía.
Para implementar esta técnica de Cero tolerancia en las calles, Giuliani parte del criterio de que existe proclividad al delito en puntos claves, por lo que es seguro que en las pantallas de las computadoras aparecerán grandes manchas rojas en los grandes territorios urbanos segregados.
El Gobierno del Distrito Federal está arrinconado y en posición falsa, pero también la sociedad, pues Giuliani no es la alternativa ni menos aún pasar de la violencia económica a la policial. La disminución del delito la lograrán, en todo caso, los medios de comunicación bajo la nueva modalidad de censurar la nota roja, pues ahora los índices de inseguridad están en manos de los empresarios que contrataron a Giuliani y serán ellos quienes manipulen las cifras.
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