El guardameta arrancó elogios por su
actuación en el encuentro contra Toluca
No se puede juzgar a un jugador por un partido, expresó
Emmanuel González
Rechaza que pudiera reclamar la titularidad en Cruz
Azul, porque El Conejo la ganó a pulso
MIGUEL ANGEL RAMIREZ
Agotó los elogios en el partido contra Toluca,
pero esto no lo seduce, más bien hace sentir "medio incómodo"
al portero de Cruz Azul, Emmanuel González.
"No soy un tipo que diga: híjole, lo que hice,
si para eso me pagan", señaló ayer, luego de cumplir con
el entrenamiento en las instalaciones de La Noria.
González tampoco se considera "especial ni nada"
por la buena tarde del miércoles. "Me tocó entrar y gracias
a Dios tuve la fortuna de estar acertado, y al final qué bueno que
el equipo pudo sacar el resultado", explicó.
Suplir
a Oscar Conejo Pérez representó mucho para él,
pues retornaba a la portería después de siete meses, debido
a una lesión que sufrió ante Pumas. "Fue un sentimiento muy
gratificante tener la oportunidad de regresar y como se dio el partido,
qué mejor regalo y premio que tener una tarde así."
Rechazó que por su actuación se haya ganado
la titularidad en el equipo. "Creo que no se puede juzgar a un jugador
por un partido, ni para bien ni para mal. Es la continuidad, es el trabajo
de tiempo. A mí me trajeron para tratar de, cuando se me requiriera,
ayudar al equipo; sé que Oscar es un símbolo aquí
y tiene ganada la titularidad a pulso."
Agregó que "recién vengo llegando" del Celaya,
"con todas las ganas de hacer las cosas bien", y "qué más
quisiera que las oportunidades que tuviera fueran juegos como" el del miércoles.
Obviamente, como cualquier profesional, luchará por el puesto, pero
por el momento "hay que ser realistas", el Conejo se ha ganado "su
jerarquía" en el equipo.
Dijo estar a gusto con los cementeros y confía,
con base en el trabajo, en lograr su objetivo. "Creo que la historia se
empieza a escribir poco a poco, no puedes comerte el pastel al primer bocado."
La experiencia lo ha obligado a ir paso a paso. Recordó
que después de graduarse de ingeniero agrónomo se convirtió
enseguida en futbolista profesional. "Del llano brinqué directamente;
no pasé por fuerzas básicas ni nada. Entrenaba con el primer
equipo (del Celaya) y jugaba en segunda división", explicó.
Eso fue en 1996 y no se le olvida, pues su "organismo
no estaba adaptado a la alta competencia, no tuve ese proceso", por lo
que sufrió durante año y medio; "llegaba a mi casa muerto
de cansancio, no me podía ni mover".
Consideró su caso especial, porque debutó
a los 24 años, muy grande para el futbol profesional. Y tuvo que
ser así, no por falta de oportunidades, sino porque se puso como
meta terminar primero su carrera.
"No puedes combinar el alto rendimiento con el estudio,
por eso hay poco jugadores con alguna profesión o les cuesta mucho
tener estudios; yo siempre platiqué con mis padres cuál era
mi prioridad."
Por lo pronto, la suya el miércoles parecía
ser congelar al goleador José Saturnino Cardozo, quien casi lo sueña.
"Estuve platicando con él y me echaba ojos así como diciendo
cuándo le voy a meter una. Al final lo consiguió, es un tipazo
el José."
-¿Te faltó eso para coronar la tarde?
-Sí, qué mejor premio que mantener el cero.
Pero Toluca jugó muy bien, y pese a todos los ingredientes (goles
anulados a Cruz Azul) que hubo, el resultado creo que se puede decir que
fue justo.