Australia, Nueva Zelanda y Gran Bretaña llaman a sus ciudadanos a salir de Indonesia
Detienen a líder islámico y ordenan arresto de un clérigo por el atentado en Bali
Bush, en busca de una coalición para "dar una respuesta enérgica" a los ataques
AFP, DPA Y REUTERS
Yakarta, 17 de octubre. La policía indonesia detuvo este jueves al líder del Frente de los Defensores del Islam (FPI), Mohammad Rizieq Shihab, vinculado con ataques contra centros de diversión en los pasados dos años en Indonesia, y ordenó el arresto del clérigo musulmán Abu Bakar Bashir, bajo sospechas por el atentado perpetrado en Bali.
Mientras, el mandatario estadunidense, George W. Bush, sostuvo una conversación teléfonica con la presidenta indonesia Megawati Sukarnoputri y acordaron trabajar juntos y con otros gobiernos, como el de Australia, para dar una "respuesta enérgica" a los atentados terroristas y llevar ante la justicia a los responsables.
Australia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña y Alemania llamaron este día a sus ciudadanos a que abandonen el país asiático ante el temor de nuevos atentados. El primer ministro australiano, John Howard, admitió que su gobierno recibió avisos de Estados Unidos de que podría haber atentados en la isla de Bali, pero que entonces se evaluó que no había necesidad de aumentar el grado de advertencias al turismo.
El primer ministro británico, Tony Blair, dijo a su gabinete que probablemente habrá más atentados similares a los del sábado en la isla de Bali, que dejó 189 muertos y más de 300 heridos. Afirmó que hay un "enorme flujo de información" que apunta a nuevos atentados y que hay que estar preparados.
La detención de Rizieq Shihab se dio desde el miércoles y este día se iban a iniciar los interrogatorios, pues su organización del FPI es señalada como especializada en el ataque contra bares y discotecas a los que suele calificar de "lugares de vicio", que albergan a traficantes de drogas y prostitutas, y el año pasado amenazó con expulsar del país a los occidentales.
La policía busca también a otros ocho integrantes del FPI, que afirma tener 7 millones de miembros, cifra exagerada según observadores políticos, al parecer bajo los cargos de que forman parte de los grupos que atacaron en el pasado centros nocturnos en Yakarta.
En cuanto a la orden de arresto contra el clérigo Abu Bakar Bashir, a quien varios países de la región señalan como dirigente de una misteriosa organización llamada Jemaah Islamiah (JI) y supuestamente ligada a Al Qaeda, uno de sus abogados defensores dijo que finalmente el gobierno de Indonesia "se rindió a las presiones internacionales" y decidió detenerlo.
Bashir, quien la víspera exigió a Australia que compruebe sus presuntos nexos con los atentados de Bali o que se disculpe, también demandó a la revista estadunidense Time por difamación en torno a presuntos vínculos con la organización fundamentalista de Osama Bin Laden.
Antes de cumplirse la orden de arresto contra el clérigo, que vive en Java Central, advirtió que si era detenido los musulmanes y los indonesios saldrán a la calle y el régimen de Yakarta podría desintegrarse. Sin embargo, el mismo gobierno indonesio admitió no tener pruebas contra Bashir y negó la existencia de bases de JI en su territorio, como sostienen países vecinos.
La policía indonesia dijo que hasta el momento sólo tenía cuatro personas bajo interrogatorio en relación a los sucesos de Bali. El ministro de Seguridad, Susilo Bambang Yudhoyono, quien coordina las pesquisas, reconoció que todavía "no sabemos quién cometió este acto terrorista".
El ministro indicó que no se descarta ninguna hipótesis, en cuanto a que quienes perpetraron los atentados sean extranjeros, indonesios o una combinación de ambos. Al parecer, Bambang se hizo eco de un reporte del diario The Yakarta Post en el sentido de que un malasio y un yemenita habrían dirigido el operativo criminal de un grupo de siete personas, entre los que habría un europeo.
Así, una mezquita en Merlbourne fue blanco de un ataque con un artefacto incendiario, sin provocar víctimas, en lo que constituye el segundo ataque contra un edificio musulmán en Australia desde el atentado de Bali; el martes pasado una escuela islámica y el domicilio de un responsable musulmán fueron atacados a pedradas en Sydney.
Por lo pronto, en Singapur las autoridades realizaron una redada de presuntos musulmanes radicales.