El primer álbum de la jazzista veracruzana contiene temas clásicos del género
Un fraseo sinuoso, lúdico e intenso ofrece Elizabeth Meza en Tenderly
Son canciones que me gustan, que siempre me han acompañado y se adaptan muy bien a mi estilo y tipo de voz, dice Es un reto grande para mi carrera, pero estoy preparada, afirma
ERNESTO MARQUEZ
Cautivadora, esa es la palabra que define a esta mujer que ha sido la voz de apoyo de innumerables cantantes famosos y que en el circuito jazzístico mexicano es respetada por sus dones interpretativos. Cautiva con su presencia, con su voz, con su espiritualidad, con su hermosura... Se llama Elizabeth Meza y acaba de dar a conocer Tenderly, su primer álbum discográfico, para el que escogió 12 temas entre los clásicos del género.
"Son canciones que me gustan, que siempre me han acompañado y que se adaptan muy bien a mi estilo y tipo de voz", dice luego de haber comparecido ante un público heterogéneo en el bar New Orleans.
Nacida en Chihuahua, pero avecindada en Coatzacoalcos desde muy pequeña, comenta haber crecido escuchando mucha música, pero que se dejó atrapar por el jazz "por esa fuerza y profundidad que no alcanzan otros géneros".
Liz ha seguido una rigurosa carrera profesional en la cual ningún detalle ha sido dejado al azar. Estudiante disciplinada de todas las técnicas vocales, inició como solista en la Orquesta de Música Popular de la Universidad Veracruzana para después recorrer el mundo en un periplo europeo del que obtuvo un caudal de experiencia y un disco llamado 16 K, grabado en Amsterdan.
Ella cree que su carrera ha tenido una evolución lógica, que todo lo que ha hecho ha tenido sentido, "hasta el hacer jingles y doblajes, porque son experiencias que pocas cantantes tienen y que de una u otra manera te ubican y ayudan a darle identidad a tu voz".
Con mucho futuro
Muchos son de la idea de que esta mujer tiene todo para llegar alto, pero como tantos intérpretes del género, lo suyo no se ha dado porque "me he dedicado a sobrevivir", comenta con un gracejo. "Claro, en ningún momento he dejado de apostar por lo que es mi verdadera pasión: el jazz", afirma.
Tras mucho rolar en infinidad de bandas y clubes de jazz es ahora cuando se decide a dar el paso: "yo creo que ha llegado el momento de pensar en mí, de explorar esas posibilidades, de hacer llegar de manera particular lo que tengo", dice un tanto emocionada para luego subrayar: "no todo el tiempo estaré prestándole mi voz a otros".
Acerca de esta su primera producción discográfica señala: "yo sé que es un reto grande, que marca una pauta importante en mi carrera, pero me siento preparada para enfrentar lo que viene; en esto, lo importante es sentir seguridad y confianza".
Tenderly es un álbum de estándares, eso le ha acarreado ciertos comentarios adversos entre la palomilla de jazzófilos, lo que no es de ahora: siempre ha existido un grado de rechazo en la relación del aficionado al jazz con los estándares (tal como lo sufrió Ella Fitzgerald), pero en este caso reconforta escuchar a una intérprete y una música que, pese a su largo recorrido, se escucha joven e imperecedera por la voz de la cantante y por los arreglos musicales.
Liz Meza se decanta de forma expresa por el jazz a partir de esas canciones, en las que despliega una voz ágil, bien modulada y afinada en cualquier registro. Además, la compañía de talentos como Joao Enrique o Enrique Nery es verdaderamente luminosa. Joao Enrique deja sus señas de identidad desde el tema inicial (On green dolphin street) con su característico bossa-jazz; mientras que el maestrazo Enrique Nery descubre cómo se puede imprimir frescura y vivacidad a temas revisados hasta el cansancio tales como Our love is here to stay, de George Gershwin, y Night and day, de Cole Porter.
La selección de nueve temas que integran el cd podría parecer algo caprichosa, pero lo cierto es que en ello tuvo que ver el consejo de amigos cercanos. "Aunque también está el propósito de darme a conocer con un lenguaje jazzístico accesible, relacionado con temas melódicos que la gente guarda en su memoria. No hay que olvidar lo difícil que es abrirse camino en este negocio".
Narra que este disco se dio casi sin querer: "un día Joao Enrique me llamó diciéndome 'tengo al grupo y tiempo para grabar'. ƑPero qué grabamos?, le dije. 'Lo que siempre hemos hecho', fue su respuesta. Y así... Llegué e hicimos tres o cuatro temas. Después de aquello me pasé un largo tiempo hasta que Enrique Nery se ofreció a ayudarme a terminarlo.
Tonalidad e intesidad
Un tanto por razones económicas y otro tanto para darle un aire diferente a las canciones, Liz optó por la economía de medios y grabó, con la ayuda del formidable guitarrista Gil Gutiérrez, un espléndido How high the moon, tema donde muestra sus dones tonales y un fraseo sinuoso, lúdico e intenso. Lo mismo hace con el contrabajista Chucho Merchan, con quien recrea un God bless the child, la clásica de Billie Holiday, de altos vuelos canoros.
Cabe señalar que durante todo el proceso de grabación no hubo repetición de tomas ni superposición de pistas y hasta se prefirió mantener los ocasionales fallos de digitación para no restarle frescura y espontaneidad a la interpretación.
En síntesis, Tenderly confirma que Liz es un sólido valor de la escena jazzística nacional y capaz de encontrar el camino más recto hacia la expresividad pura.
La veracruzana se presenta hoy el New Orleans, ubicado en Revolución 1655, colonia San Angel. Mayores informes al teléfono 5550-1908.