Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 9 de octubre de 2002
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Economía

Ha maniatado al Estado mexicano a los intereses de trasnacionales, advierte

El TLCAN, fracaso económico y desastre social para el campo, según la RMALC

Los tratados para la apertura comercial son candados contra cambios democráticos

DAVID ZUÑIGA

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es ''una quimera'', pues no ha logrado generar crecimiento estable ni sostenido, ni ha creado más ni mejores empleos, ni ha reducido la migración, sino que ha maniatado al Estado mexicano ante los intereses de las trasnacionales y se ha convertido en ''un desastre'' para la mayoría de los campesinos, señaló la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC).

En un análisis elaborado por Alberto Arroyo Picard, la red señala que el verdadero objetivo de la estrategia de apertura comercial, basada en los lineamientos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, es convertir al modelo neoliberal en una ley supranacional que restringe las facultades de los gobiernos y otorga a los capitales foráneos múltiples derechos y prácticamente ninguna obligación. Asimismo, los tratados son una especie de candado contra cambios democráticos.

Al respecto, Arroyo recuerda las declaraciones del ex director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Renato Ruggiero, quien afirmó que negociar acuerdos internacionales de inversión es como ''redactar la constitución de la economía de un solo mundo''.

El TLCAN, agrega, es mucho más que un tratado sobre intercambio de mercancías, pues incluye muchos temas que apenas se están discutiendo en la OMC, como inversión, propiedad intelectual, compras de gobierno, funciones del Estado y servicios; además, prevé la apertura total delmaquiladora1 sector agropecuario, lo que ningún país desarrollado se ha atrevido a hacer.

En cuanto a los resultados, este modelo basado en exportaciones y atracción de inversión extranjera no ha dado los resultados prometidos: efectivamente, las exportaciones se han multiplicado, pero ''son cada vez menos mexicanas'' y el comercio exterior sigue representando salida de dinero. Hasta el año 2000 el déficit ascendía a cerca de 40 mil millones de dólares.

El extremo es la industria maquiladora, que sólo tiene 2.89 por ciento de componentes nacionales. Además, el contenido de insumos nacionales en la industria manufacturera mexicana se ha desplomado de 91 por ciento en 1983 -cuando comenzó la apertura- a sólo 37 por ciento para 1996.

De acuerdo con la RMALC, uno de los efectos más perniciosos del tratado ha sido la desintegración de cadenas productivas y la desnacionalización del aparato productivo. ''No es verdad que seamos una potencia exportadora, sino el lugar geográfico donde las grandes empresas extranjeras, aprovechando la mano de obra barata, ensamblan y exportan. Efectivamente, México tiene un sector exportador de manufacturas fuerte, pero muy pequeño y aislado del resto de la economía'', afirma.

Por lo que respecta a la atracción de inversiones extranjeras, señala que hasta el primer trimestre de este año habían entrado 140 mil 916 millones de dólares, de los cuales 109 mil 145 millones han sido inversión directa. De esta suma, 51 por ciento se han concentrado en el sector manufacturero y 25 por ciento en servicios financieros; sin embargo, no se ha producido crecimiento sólido ni se generaron empleos, pues la mayor parte de estos capitales sólo han comprado empresas que ya operaban en México (bancos, cadenas comerciales) o han financiado asociaciones con industrias altamente exportadoras.

Pese a las promesas de crecimiento acelerado, estable y sustentable, la economía ha crecido en promedio menos de 1 por ciento al año durante la vigencia del tratado, y lo ha hecho de una forma depredadora del ambiente: cada año el costo de la degradación ambiental equivale a 10 por ciento del PIB.

Uno de los efectos más preocupantes del TLCAN, advierte el investigador, se observa en el campo, donde los productores de granos básicos han tenido que enfrentar la eliminación de subsidios, el aumento de las importaciones y la caída de precios. Por ejemplo, los 2.5 millones productores de maíz, que ocupan 57 por ciento de la superficie agrícola, vieron desplomarse el precio de su producto 45 por ciento entre 1993 y 1999; entre tanto, los subsidios disminuyeron a menos de la tercera parte y las importaciones crecieron 3 mil 353 por ciento.

Arroyo, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, concluye que el TLCAN ha provocado un desastre social en el campo, ha sido un fracaso en generación de empleos y ni siquiera ha logrado ''el más elemental de los objetivos macroeconómicos: el crecimiento''.

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