Lamenta el obispo de San Cristóbal terquedad de corruptos
Llama Arizmendi a sindicatos a evitar la inestabilidad social
Aguirre Franco niega confrontación de la Iglesia con el gobierno El prelado de Acapulco pide solidaridad con el Ejecutivo federal
ALMA E. MUÑOZ
El obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, pidió a los promotores de la democracia en México dejar de lado las imposiciones, los autoritarismos y las exclusiones para ejercer de manera plena este derecho, e hizo un llamado a los sindicatos a luchar por sus derechos laborales, pero no por encima del bienestar nacional, para evitar "zozobras e inestabilidades sociales".
El prelado lamentó la terquedad de quienes, para legitimar sus fechorías, "no escuchan consejos de nadie y culpan a otros. Están como encadenados a sus vicios y no desean llevar otro estilo de vida; no quieren recapacitar ni apartarse de sus delitos". Entre ellos, dijo, se encuentran narcotraficantes, evasores fiscales y personajes corruptos.
Mientras, el obispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, rechazó que la Iglesia se confronte con el gobierno. Por el contrario, sostuvo, pugna por el establecimiento de una alianza social en torno al Ejecutivo para evitar la desestabilización nacional frente a la falta de consensos.
"Con criticarnos y destruirnos no llegaremos lejos, pero sí sumiríamos al país en la barbarie, por lo que no estamos contra la persona, sino en favor de unirnos en torno al Presidente. Lo hacemos ante la dificultad que representa alcanzar acuerdos, por ejemplo, en las reformas fiscal, laboral, energética e indígena".
Para Aguirre Franco es urgente que en México, más allá de la autonomía que debe existir en cada uno de los poderes, no se "entorpezcan las acciones del Ejecutivo". Debemos ser solidarios y brindar seguridad al primer mandatario, mediante el diálogo constructivo que "supere posturas rígidas o chantajes", para orientar el rumbo del país.
En su mensaje dominical -adelantado a los medios informativos-, Felipe Arizmendi Esquivel cuestionó que, como antaño, los candidatos a puestos públicos "mantengan la costumbre de prometer lo que no tienen la seguridad de cumplir. No advierten que cada día menos personas aceptan una propaganda llena de mentiras y de falsas promesas. Quizá eso funcionó en otro tiempo, pero nuestro pueblo ya ha ido madurando y rechaza una publicidad no amparada en los hechos".
Consideró que es más realista invitar a la corresponsabilidad y al esfuerzo conjunto por superar los problemas de una comunidad. En este ámbito incluyó a quienes pregonan la democracia, pero "en su familia, sus grupos y organizaciones son impositivos, autoritarios y excluyentes con quienes opinan distinto. Dicen que luchan por la libertad pero no respetan ni aceptan a quien la ejerce de manera diferente.
"No se dan cuenta de que con sus hechos se descalifican a sí mismos y generan desconfianza.
"šQué diferente sería todo si fuéramos más humildes para aprender unos de otros!", planteó el obispo de San Cristóbal. Ojalá "fuéramos capaces de renunciar a nuestro propio interés por el bien de México. Si los trabajadores de un sindicato lucharan por sus justos derechos laborales, pero no sobreponiéndose al bien del país, no caeríamos en zozobras e inestabilidades sociales tan dañinas a la comunidad". Confió en que en este terreno, como en el resto de las cuestiones nacionales, prevalezcan la justicia, la sensatez y la prudencia.