Detenidos, 649 activistas; la policía arrojó gas pimienta y golpeó a manifestantes
Paralizan el centro de Washington las protestas contra FMI y BM
La vigilancia fue reforzada con efectivos provenientes de Illinois y Massachussets
JIM CASON, DAVID BROOKS Y ROBERTO GONZALEZ AMADOR CORRESPONSALES Y ENVIADO
Washington, 27 de septiembre. Mil manifestantes paralizaron el tránsito y obligaron a la policía a clausurar varias de las principales calles del centro de Washington hoy, como parte de las acciones de protesta contra las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Grupos independientes de "afinidad" con la Convergencia Anti Capitalista realizaron varias acciones separadas pero coordinadas alrededor del centro de esta capital, que lograron obstruir calles y paralizar el tráfico alrededor del Departamento del Tesoro, por lo cual la policía envió patrullas -con las sirenas activadas- por toda la ciudad para intentar controlar a los diversos grupos.
La policía local, con refuerzos enviados desde tan lejos como los estados de Illinois y Massachussets, reaccionó agresivamente, armada con bastones de madera de más de un metro de largo y rociando gas pimienta en varias ocasiones. Para la tarde, la policía informó de la detención de 649 manifestantes, acusados de disturbios y de marchar sin permiso, entre otros delitos.
Al parecer, la policía decidió arrestar a casi todos los participantes en las acciones de hoy para proyectar una actitud de cero tolerancia contra acciones realizadas sin autorización.
Las sedes del FMI y el Banco Mundial fueron rodeadas con equipo antimotines y vallas y los delegados oficiales fueron transportados a las reuniones en camionetas escoltadas por patrullas y con vehículos especiales diseñados para controlar disturbios civiles. Pero estos delegados no fueron el principal objetivo de los manifestantes, ya que su propósito era clausurar el centro de esta capital en lo que un grupo definió como "una huelga popular para clausurar la máquina".
El día de acciones comenzó con un grupo de unos 20 activistas, quienes se encadenaron entre sí y se sentaron en medio de la avenida Indepedence, en uno de los principales cruces viales del centro de Washington. Utilizando tácticas usadas en las protestas de Seattle contra la Organización Mundial de Comercio, los activistas metieron sus manos en tubos con cadenas adentro conectando con la mano de otro. Policías armados con herramientas para cortar acero trabajaron durante media hora para desencadenar al grupo y desalojarlo para permitir el flujo de tránsito en los seis carriles de la avenida.
Una media hora después, otro grupo de unos 150 manifestantes avanzó a la calle K, zona famosa por ser sede de las oficinas lujosas de los abogados y cabilderos de mayor influencia sobre el gobierno federal. Después de detener el tránsito con una marcha sin permiso, que ocupó el centro de la amplia calle varias cuadras, el grupo fue arrinconado por la policía antimotines frente a una sucursal de Citibank.
Luego de empujones y enfrentamientos entre los uniformados y los manifestantes, la policía incursionó dentro del grupo intimidando con sus bastones de madera y rociando gas pimienta. En esos minutos, una vitrina de Citibank fue estrellada y eso fue suficiente para que el jefe de policía Charles Ramsey declarara zona de motín y ordenó los arrestos.
Un periodista independiente, Chris Strom, insistió en entrevista con La Jornada en que la vitrina de Citibank fue estrellada por policías encubiertos, pero otros testigos comentaron que era difícil saberlo, ya que en ese momento la policía había arrinconado a unos 50 activistas en un espacio tan reducido que ya no se podía ver lo que sucedía.
En minutos aparecieron cientos de policías en esta zona y varios autobuses fueron utilizados para transportar a los aprehendidos a un centro de detención, entre ellos varios reporteros y abogados que habían observado el incidente.
Pero algunos activistas vestidos de negro no estaban dispuestos a ser arrestados sin resistir, y después de que la policía roció al grupo varias veces con gas pimienta, un activista dejó caer una bomba de humo sulfúrico no tóxico, lo cual alarmó aún más a la policía. Una joven activista fue brevemente hospitalizada, y varios más sangraban, pero hasta el momento no hay cómo calcular cuántos fueron heridos.
En conferencia de prensa esta tarde, la Convergencia Anti Capitalista declaró: "estamos decepcionados por la violencia promovida hoy por la policía. Manifestantes y observadores fueron empujados, golpeados y rociados con gas pimienta por la policía, la cual parecía determinada a comprobar su "control" de la situación al dañar a gente inocente".
En otra acción de protesta, aparentemente programada precisamente para seguir después de las primeras dos, fue realizada por unos 150 ciclistas, quienes tomaron las calles en una trayectoria desde la terminal de ferrocarriles (Union Station) al centro de la capital, vigilados por un número igual o mayor de policías.
En total, se realizaron por lo menos seis diferente acciones de protesta de las que se enteró La Jornada, y al final gran parte de los activistas concluyeron el día en el centro de Washington, frente al lujoso hotel Willard y a la vuelta del Departamento de Tesoro.
Los activistas en estas acciones utilizaron tácticas guerrilleras, tomando de pronto una calle para detener el tráfico, e igual de rápido se subían a las banquetas cuando se presentaba una concentración policial. Al final, el resultado de este tipo de tácticas obligó a la policía hacer lo que deseaban los activistas: clausurar las calles 14 y 15 en pleno centro de la ciudad.
De hecho, los activistas ya habían logrado parte de su objetivo aun antes de que comenzara el día, ya que muchos comercios y oficinas del centro optaron por cerrar hoy para evitar estos problemas. El Washington Post reportó que el número de pasajeros en el Metro se desplomó 40 por ciento en algunas zonas, y hubo muchos menos automóviles circulando por el centro de lo normal en un viernes por la mañana.
Rechazo a política empresarial
Sin importar cuántos activistas hayan participado en las acciones de hoy, nadie en Washington que haya pasado por el centro hoy puede negar que hay un número sustancial de personas en este país que se opone a las políticas pro empresariales del gobierno estadunidense, o a las promovidas por el Banco Mundial y el FMI. Para los delegados que acudieron hoy a las reuniones de estas instituciones multilaterales bajo escolta policial, fue un recordatorio de que las políticas de estos organismo siguen bajo el ataque de una amplia diversidad de agrupaciones dentro y fuera de este país. Incluso dentro del edificio del FMI hubo tal nivel de preocupación por la seguridad que los periodistas acreditados fueron obligados a acudir a las salas de reuniones escoltados por funcionarios de la institución y bajo vigilancia de las fuerzas de seguridad.