Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 14 de septiembre de 2002
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Sociedad y Justicia

En el país vamos bien, asegura en un foro en Cancún

En la democracia que queremos no hay espacio para el poder central: Sahagún

RENATO DAVALOS Y DAVID SOSA ENVIADO Y CORRESPONSAL

Cancun, Q. Roo., 13 de septiembre. Marta Sahagún de Fox dijo que en el país "vamos bien, sin duda alguna, vamos bien". En la democracia que queremos ya no hay espacio para el poder central o centralizado y ya nada ni nadie tiene la verdad absoluta y mucho menos puede ostentarse como una fuerza omnipresente o todopoderosa.

En entrevista, después de la clausura del desolado Foro Internacional de Participación Social, la señora Sahagún expresó que si no se educa a la niñez con valores, realmente no estamos formando verdaderos ciudadanos. Lo que México necesita son ciudadanos formados en valores universales, con un sentido de ética amplio, para que puedan ser exitosos y participativos.

Aunque se había anunciado que el secretario de Gobernación inauguraría ese foro, el funcionario canceló su participación y fue el catedrático Gadsden Carrasco en quien recayó esa responsabilidad. Tampoco asistieron los coordinadores parlamentarios de las distintas fuerzas políticas en el Congreso, a excepción del líder del Partido del Trabajo en San Lázaro, y en el caso de los dirigentes partidistas sólo asistió el panista Luis Felipe Bravo Mena.

En su intervención en el foro, Marta Sahagún expresó que no se concibe un proceso real de cambio al margen de un sistema político auténticamente democrático.

Un país es fuerte y justo sólo si el gobierno y la sociedad civil son fuertes, apreció. Si el equilibrio de poderes es real, las libertades se ejercen sin más límites que los que impone la ley; si todos respetamos y cumplimos las leyes y si se pone en práctica la tolerancia, se evitará que los conflictos desemboquen en violencia.

Al hacer alusión a las casi seis mil organizaciones no gubernanamentales que tiene registradas la Secretaría de Hacienda, expuso que son reflejo del interés, vocación de servicio y solidaridad de nuestra gente en los grandes problemas que enfrenta el país.

Para el sector social ya no hay espacio para la improvisación, mucho menos para el trabajo aislado bajo el falso supuesto de que en la independencia está su fuerza. Esos tiempos quedaron atrás y muy pocos quieren volver a ellos, consideró.

Pongamos punto final a las políticas asistenciales y paternalistas que en la actualidad son absolutamente insuficientes, pero además muy costosas y sin amplios resultados. Sustituyámoslas por aquellas que abren y facilitan las oportunidades.

En su mensaje ante el escaso auditorio, Bravo Mena expuso que la política ya no es patrimonio de los gobiernos, ni mucho menos una actividad exclusiva de los partidos. La política es, al mismo tiempo, un espacio de libertad, responsabilidad y participación de todos los actores sociales, económicos o culturales en los asuntos de interés nacional. Actualmente, juzgó, la sociedad civil organizada no cuenta con la capacidad para proponer iniciativas de ley como los partidos políticos.

La creciente desilusión hacia la política, añadió, se fundamenta en que muchos ciudadanos sienten que han perdido el control de los mecanismos que afectan el rumbo de sus vidas. Podemos decir que la crisis de credibilidad en la autoridad es reflejo de la desvalorización de la política como actividad efectiva para resolver los grandes problemas de la población.

En este contexto, los partidos estamos obligados a buscar nuevos modos de hacer política. Sólo así superaremos la desvalorización de la misma y mostraremos que nuestra acción es congruente con los altos principios que sostenemos, puntualizó.

El reto del México de hoy no es el tránsito a un régimen democrático, sino su consolidación.

Estamos en un país en el que ya no tienen cabida los viejos mecanismos de vinculación entre los ciudadanos y los partidos. Tenemos que readaptar esos mecanismos a las exigencias de este momento. Si no lo hacemos, estaremos condenándonos a nosotros mismos.

Sin embargo, ninguna reforma política será suficiente si tanto el liderazgo nacional, regional y local como la sociedad no logran un consenso en torno a la transformación del modelo de desarrollo económico y social que necesitamos, dijo.

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