FORO DE LA CINETECA
Carlos Bonfil
Tiro al centro
De la virtud al camino de perdición La tragedia yugoslava
LA VERSION 26 del Foro Internacional de la Cineteca comienza hoy con la proyección de Tiro al centro (Absolut hundred), del yugoslavo de 30 años, Srdan Golubovic, quien antes había dirigido videoclips, cortos publicitarios y un episodio en la película Package, de 1995. Su trabajo, de distribución muy limitada, se ha presentado en varios festivales, entre ellos el de Toronto del año pasado, en el que llamó la atención por su relectura del thriller con un trasfondo político (el conflicto serbo-croata) y sus posibles afinidades con directores independientes como James Gray (Pequeña Odesa) y Raphael Nadjari (Soy el hermano de Josh Polonski), y por el tema de relaciones familiares en un clima de violencia urbana.
EL ESQUEMA NARRATIVO es ya clásico y muy previsible en sus derivaciones. Un hermano mayor es modelo insustituible para un joven que lo admira e intenta emularlo; un entorno desfavorable separa a la familia y conduce al hermano, dueño de todas las virtudes, hasta lo que Hollywood llamaría un camino de perdición. Lo que sigue es el itinerario de búsqueda y recuperación de la figura heroica por el hermano joven, según el modelo de La ley de la calle (Rumbling fish, Coppola), o el capricho del guionista que elegirá las drogas, el crimen o la frustración sicológica como punto de partida, y de llegada, del drama familiar.
En Tiro al centro el hermano admirado es Igor Gordic, campeón de tiro al blanco en las Olimpiadas de Barcelona. El joven Sasa sigue sus pasos en el deporte, en tanto el otro se desintegra en una historia de tráfico de drogas, sometido a los chantajes y presiones de Neske, un amigo dealer, figura abrumadora y dominante. La época de gloria de Igor es ya sólo un recuerdo embarazoso, un motivo más de desasosiego, como el recuerdo mismo de la guerra fratricida y sus saldos desastrosos.
Golubovic describe la caída y desmoronamiento del protagonista central como reflejo y concentración de la tragedia yugoslava. Y lo hace a tal punto, que fuera de dicho contexto el relato no revela nada especial y aporta muy poco al género. La violenta educación del joven Sasa, obligado a convertirse en vigilante urbano y aplicar la ley del talión, es también referencia a nociones más elementales y lejanas de preservación del honor familiar mediante la revancha, que es aquí un clásico ajuste de cuentas. En su primer largometraje, Golubovic avanza una propuesta narrativa fría y rigurosa, según la disciplina misma del deporte evocado; una propuesta desprovista sin embargo del lirismo, el humor y la fuerza dramática de reflexiones muy similares en el cine yugoslavo reciente. Un arranque muy discreto del Foro.