Las recientes generaciones aún padecen de resaca mediática, dice el literato brasileño
Debe la poesía abrevar de la tradición oral: Trevisan
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
En esta época de globalización e imagen, el poeta debe ser más humilde y atreverse a recoger historias de la boca del pueblo, afirma el escritor brasileño Armindo Trevisan, patrono de la feria del libro de Porto Alegre en 2001, la más grande de Brasil.
Trevisan, poeta y profesor universitario, dedicó los últimos 15 años a la elaboración del texto La poesía, iniciación a la lectura poética, con el que busca que el lector se acerque a este género literario porque, señala, las dos o tres generaciones recientes ''aún no se curan de la embriaguez de los medios de comunicación, de la imagen. Se trata de una generación que no ha cultivado el placer de escribir, tiene dificultades para entender a los autores porque piensa sólo a través de las imágenes. Si vas a leer un poema como decodificas una noticia del periódico no es posible. El periódico o los noticiarios de televisión no te obligan a pensar".
Y esto, dice, es consecuencia directa del momento mundial en que vivimos, en el que el intercambio de información es demasiado rápido: y aclara: "no estoy en contra de la Internet, pero ésta se presta a una confusión muy grande: se confunde información con cultura, incluso curiosidad con cultura" y esto ocurre también con la televisión que se ha convertido más en un vehículo de entretenimiento, de diversión, que de transmisión cultural.
Entonces lo que ocurre es que hay "un cúmulo de información muy grande que tiene como consecuencia la falta de conexión con los elementos esenciales y esto se refleja aún más en la poesía, porque ésta guarda las cosas más íntimas del hombre que son sus sensaciones y emociones".
Aquí entra el talento del poeta para recuperar esos sentimientos sin abandonarse a la tentación de escribir sólo para estar en el mercado porque para Trevisan -quien recientemente publicó Nova Antología Poética- "la verdadera poesía jamás caerá en la prostitución. Siempre será una cosa para 'la inmensa minoría', parafraseando a Juan Ramón Jiménez".
A los poetas, agrega, "les haría mucho bien oír más a las personas, captar las imágenes que andan por ahí, las perlas que abundan en el lenguaje popular y esforzarse por comunicarlas" y así llegar a un público mayor porque "la poesía no puede prescindir de la realidad".
Otra de las tareas de los poetas es guardar los mitos porque, advierte, se están perdiendo en aras de los mitos creados por los medios de comunicación, que casi siempre son pasajeros. Los escritores de poemas "deben luchar por mantener los mitos esenciales, por mantener las impresiones, sensaciones y emociones personales. Descubrir, a partir de eso, lo que es social. Ese es el secreto de los grandes poetas: conseguir provocar sensaciones que dan la impresión de libertad".
La obra de Armindo Trevisan será publicada en los próximos meses por la editorial Plaza y Valdés, que con éste poeta inicia una serie dedicada a los escritores brasileños que, salvo contadas excepciones, son prácticamente desconocidos en nuestro país.