VENTANAS
Eduardo Galeano
El susto
CASI LA TRAGA el río. Eufrosina Martínez
estaba lavando ropa, cuando la atrapó la correntada y la arrastró.
Ella salvó la vida, después de mucho manotear entre las rocas;
pero perdió el alma. El susto se la llevó: el alma, espantada,
se fue en el agua.
Desde entonces, el cuerpo desalmado de Eufrosina ya no
pudo moverse, dejó de comer, no consiguió dormir, y ya no
supo distinguir la noche del día.
La sanó un curandero de la sierra de Puebla. Cuando
el alma le volvió al cuerpo, ella nació de nuevo. El cuerpo
y el alma volvieron a encontrarse, fueron cuerpalma, fueron almuerpo, y
Eufrosina se levantó y volvió a caminar sobre este mundo
que a veces te voltea como un río furioso bajo los pies.
El ritual de la sanación fue largo y secreto. Nunca
se supo. Pero el curandero dijo:
-Para que vuelva el alma perdida, hay que perder el
miedo.