Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 27 de agosto de 2002
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Mundo
Revela la falsedad de la dictadura uruguaya sobre supuesto complot terrorista en 1976

Encuentran informe sobre la Operación Cóndor entre los documentos desclasificados

Podrían servir de prueba en los juicios contra Galtieri y otros 30 militares argentinos

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 26 de agosto. Entre los documentos sobre la última dictadura militar argentina (1976-83) desclasificados por el Departamento de Estado estadunidense y entregados la semana pasada, se encuentra uno sobre la Operación Cóndor que revela la falsedad de la información de la dictadura de Uruguay sobre un supuesto complot terrorista el 2 de noviembre de 1976, que oculta en realidad el traslado desde Buenos Aires a Montevideo de varios uruguayos secuestrados aquí, entre ellos Sara Méndez, conocida por los largos años que dedicó a buscar a su hijo, capturado por los militares.

Un cable del embajador estadunidense en Argentina, Robert Hill, confirma que entre julio y septiembre de 1976 más de 50 uruguayos desaparecieron en Buenos Aires. El 28 de octubre de ese año las fuerzas de seguridad uruguayas anunciaron que las supuestas desapariciones eran en realidad un complot de los "subversivos" para infiltrarse en Uruguay y realizar una serie de asesinatos.

El embajador reporta evidencia de que "los secuestros en julio y septiembre se llevaron a cabo por fuerzas de seguridad argentinas y uruguayas, actuando clandestinamente y en cooperación... y si bien es claro que las autoridades uruguayas han preparado evidencia para corroborar su versión, es difícil que se les crea".

Esto, añade, "preocupaba" a los argentinos por la posibilidad de que esta cooperación "sería revelada y entonces destruiría sus pronunciamientos de que ningún refugiado sería devuelto a su país en contra de su voluntad". Preocupación formal, ya que todas las dictaduras estaban coordinadas en el Cóndor, el plan de cooperación para eliminar opositores.

Precisamente Sara Méndez relató a este periódico su historia y la de sus compañeros secuestrados en Buenos Aires, su paso por el temible centro clandestino de detención Automotores Orletti, la tortura y el traslado a Montevideo. Ahí los militares uruguayos de inteligencia planearon una increíble historia de guerra sucia: trasladaron a algunos de esos prisioneros a una casa en las afueras de la capital uruguaya, en Shangrilá, para hacer aparecer después ante la prensa que habían allanado y tomado ese lugar porque un "grupo de subversivos" planeaba ahí un golpe comando. Así, algunos de estos prisioneros fueron blanqueados, es decir, se les mantuvo en lugares públicos de detención, de los cuales lograron sobrevivir.

En tanto, la reciente detención (domiciliaria) del ex dictador Leopoldo Fortunato Galtieri y otros 30 militares argentinos por la desaparición de unos 12 militantes de la organización Montoneros en 1980 aceleró la necesidad de contar con algunos de estos documentos desclasificados como pruebas en los juicios que se les siguen.

Pero además, los documentos desclasificados confirman el conocimiento de Estados Unidos sobre el Cóndor. Así, un documento fechado en agosto de 1976, firmado por el secretario de Estado estadunidense Henry Kissinger y dirigido a las embajadas estadunidenses de los países que integraban esa multinacional del terror (Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia), advierte que "la coordinación de seguridad e inteligencia es probablemente entendible. Sin embargo, los asesinatos planeados y dirigidos por el gobierno dentro y fuera del territorio (...) tienen implicaciones que debemos afrontar firme y rápidamente". En septiembre del mismo año era asesinado en Washington el ex canciller chileno Orlando Letelier.

Otro de los documentos desclasificados indica que la embajada estadunidense en Santiago de Chile tuvo informes militares de ese país que confirmaban que el dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionario, Edgardo Enríquez, había muerto en Chile en mayo de 1976. Vale recordar que Enríquez había sido secuestrado en abril de ese año, pero en Buenos Aires.

Entre los documentos hay además reportes sobre la "situación subversiva" realizados por militares argentinos con una cronología de sus crímenes, que atribuían a enfrentamientos contrainsurgentes, pero también otro informe de la sede diplomática que comenta que "en varias ocasiones se pueden observar correlaciones entre las estadísticas de los desaparecidos y las operaciones de las fuerzas de seguridad argentinas".

En un memorándum del 31 de mayo de 1978 se informa que "las desapariciones incluyen no sólo a los sospechosos de ser terroristas", sino que "abarcan una gama más amplia, por ejemplo, dirigentes laborales, trabajadores, sacerdotes, activistas de derechos humanos, científicos, médicos, y dirigentes políticos. Una ocurrencia dramática reciente (sic) fue el secuestro en diciembre de cinco 'madres de los desaparecidos' y dos monjas francesas, cuyos cuerpos se descubrieron a orillas del mar".

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