Cadenas privadas y Canal 11 exhiben uniformidad y analfabetismo religioso
México necesita a los indígenas, la tv
no
Juan Pablo II reiteró su opción por los pobres; los medios,
por los ricos y el poder
JENARO VILLAMIL
"México necesita a los indígenas y los indígenas
necesitan a México", dijo Juan Pablo II en la ceremonia de canonización
de Juan Diego, pero los medios electrónicos demostraron durante
más de ocho horas de transmisión en vivo que no necesitan
de los indios, ausentes en la cobertura y en las entrevistas que se sucedieron
a lo largo de la mañana de una agotadora exhibición de uniformidad,
emotividad virtual y de no poco analfabetismo religioso de las tres cadenas
televisivas privadas y del Canal 11, estación pública que
se sumó a la ola de fervor religioso y transmitió completa
la ceremonia.
Jornada de contrastes entre el contenido litúrgico
y el contenido mediático. Si en la ceremonia de la Basílica
se eligieron dos lecturas bíblicas -el Eclesiastés y la Primera
carta de San Pablo a los corintios- que subrayan la importancia de la humildad
y que Dios está con "quienes menos tienen", los medios privilegiaron
el boato y la presencia de los que sí tienen: los altos dignatarios
católicos, los gobernadores como Arturo Montiel, quien cual sepulcro
blanqueado se arrodilló ante el pontífice católico
y le entregó una ofrenda, pero no fue aceptada, según difundió
Canal 40; la familia del presidente Vicente Fox y su esposa Marta Sahagún,
para quien el mejor ejemplo de Juan Pablo II es que "con amor todo se puede";
los empresarios reunidos en la Basílica; el futbolista Alberto García
Aspe y la cantante María Victoria, quienes recibieron la comunión
de manos del Papa.
A los indígenas sólo se les vio en el marco
de la escenografía de la ceremonia. En los estudios televisivos
nadie reflexionó sobre la situación de los cerca de 12 millones
de mexicanos que, en su mayoría, viven en la pobreza. Incluso, a
un buen número de conductores se le dificultó pronunciar
el nuevo mote de san Juan Diego, repetido por el Papa durante la canonización.
Difícilmente, consideraron varios analistas en la prensa escrita,
el nuevo santo desbancará en el fervor religioso a las imágenes
con mayor tradición y peso: la Virgen de Guadalupe y san Judas Tadeo,
el santo de todos los que tienen urgencias económicas y vitales.
Otro santo mexicano está prácticamente olvidado: san Felipe
de Jesús, canonizado en 1862, en plena época del juarismo.
Los políticos no fueron protagonistas en la canonización
ni se preocuparon por recordar el mandato juarista. La imagen más
difundida fue la del rostro cansado, adolorido, afectado de Juan Pablo
II. Una cámara intrusa desentrañaba sus gestos durante la
ceremonia de la Basílica. Se le vio dormir, encorvado, y hasta un
hilo de saliva correr en la comisura de sus labios. No obstante, los comentaristas
no pararon de halagarlo y alabarlo. Otra de las imágenes más
captadas fue la del cardenal Norberto Rivera, quien acompañó
al pontífice en el papamóvil de la nunciatura a la
Basílica, pasando por un Zócalo que no desbordaba de personas.
El presidente Vicente Fox, en entrevista "de atrio" con
Joaquín López Dóriga, afirmó que Juan Diego
es un "nuevo representante" de todos los indígenas "para apoyarlos",
y subrayó que lo observado durante horas continuas de transmisión
constituyó una "revolución espiritual". En otras palabras,
la gesta de 1917 -símbolo y discurso del viejo régimen-
comienza a transfigurarse en "revolución espiritual", tal y como
lo expresara el propio Fox después de su triunfo electoral en 2000:
"En México es necesaria una revolución espiritual universal
para tener la oportunidad de ser felices, de vivir mejor, de tener menos
dolores y penas". En otras palabras: adiós a la justicia social
y al nacionalismo revolucionario.
Sin indígenas ni testimonios
Los conductores de televisión y los reporteros
desplazados por Televisa y Tv Azteca en distintos puntos del recorrido
papal compitieron, de nuevo, por el lugar común emocional y la algarabía
efímera que confunde una visita pastoral con una gira de Coca Cola.
Incluso, los sacerdotes que acompañaron en los estudios a los conductores
de planta fueron más precisos y mesurados que los reporteros.
Por ejemplo, Pablo Reinah, apostado fuera de la nunciatura,
comentaba antes de la salida del pontífice: "Son impresionantes
los gritos y las porras. Seguramente el Papa los escucha". Lily Téllez,
en Tv Azteca, se desbordaba: "Comienza a sentirse una emoción muy
fuerte. Es el presentimiento de la gente". Antes de que empezara la ceremonia,
Javier Alatorre afirmó: "El mundo indígena espera escuchar
las palabras de aliento" del Papa católico. Comentó que no
había una cifra exacta del número de personas que presenciaron
en las aceras el paso acelerado del papamóvil, pero dijo:
"si hablamos de la ciudad más grande del mundo, tenemos que hablar
de millones de personas".
El espectáculo dominaba los comentarios de Valentina
Alazraki y López Dóriga, reporteros apostados en la Basílica
por Televisa. "Me imagino la emoción especial que siente el Papa
porque aquí empezó su pontificado", afirmó la reportera
que asegura que durante 23 años sólo ha tenido un motivo
periodístico: cubrir las actividades del pontífice. Fue la
única que identificaba a los funcionarios del Vaticano que acompañaban
a Juan Pablo II.
El conductor estelar del Canal de las Estrellas,
en el momento en que se observaban las salutaciones de los funcionarios
públicos a las puertas del templo guadalupano, recordó que
"ese ser y no ser, ese atreverse o no de la primera visita papal, ha cambiado"
entre la clase política. Incluso, precisó, la Secretaría
de Gobernación no quería que se transmitiera por televisión
el momento de la consagración.
Canal 11, Canal 40 y Tv Azteca difundieron la misma imagen
que Televisa, homogenizada, en la cual se observó una ceremonia
religiosa desde el altar, sin muchos encuadres entre los asistentes y con
innumerables comentarios sobre las condiciones físicas de un Papa
cansado y asistido por su ceremoniero y los acólitos. "Es dramático
ver a Piero Marini y al doctor sentados al borde de la silla para cuidar
al Papa", decía López Dóriga. "Bellísima jornada
la que estamos viviendo. Y esto seguro que ha llegado a todo el mundo",
anotó en Canal 13 Alatorre.
Ninguno de los cronistas de televisión ni de radio
reparó en el hecho de que los indígenas de ahora, de carne
y hueso, estuvieron ausentes como protagonistas en la canonización
de Juan Diego. Los únicos presentes, en la primera parte del acto
litúrgico, formaron parte de la escenografía, con cánticos
y bailes prehispánicos. "Es la primera vez que se ven ritos paganos
en la Basílica", anotó la comentarista de CNN en Español,
olvidándose de las múltiples ceremonias indígenas
que se protagonizan en el mismo templo.
Sólo los conductores de CNI-Canal 40, al final
de la ceremonia, anotaron que se observaron pocos indígenas y que
la imagen oficial de San Juan Diego tiene poco qué ver con las características
étnicas de su origen, y está "españolizado". "Esperábamos
ver más", subrayó Pilar Alvarez.
Al final, a la salida del pontífice, Alatorre subrayó:
"Jornada agotadora la del Papa. Ha tenido palabras para todos los mexicanos.
Habría que recordar que el Papa nos habló de edificar un
México mejor y de las demandas legítimas de las comunidades
indígenas".
"Es un santo que bendice a otro santo", anotó Ana
Winocur, quien como todos sus compañeros de Canal 13 se desbordaba
en expresiones de halago y vítores al pontífice, y de emotivización
de la fe.
En Televisa, Dolores Ayala se enredó con las fechas
del posible festejo de Juan Diego y cómo le harían los feligreses,
ya que el 9 de diciembre, la fecha asignada por Juan Pablo II, es el día
en que se festeja a otros santos, entre ellos San Cipriano.
Los "milagros" de Juan Diego
Por lo pronto, gracias a la magia telenovera Juan
Diego realizará su primer milagro. En Entre el amor y el odio,
de Televisa, el nuevo santo levantará de su silla de ruedas al personaje
José Alfredo (interpretado por Fabián Robles), según
informó al periódico Reforma el productor Salvador
Mejía.
Otro milagro fue el aumento del rating de
La academia, de Canal 13, cuyos participantes cantaron al Papa,
desde su encierro, Mensajero del amor. La televisora del Ajusco
superó los 10 puntos de rating y no cesó de transmitir
los promocionales con la rúbrica "la fe se siente en tierra azteca".
Menos milagroso fue el efecto de la cobertura del primer
día de la visita de Juan Pablo II en la prensa escrita. La mayoría
de los periódicos destacó la foto de Vicente Fox que besaba
el anillo pastoral de Juan Pablo II. "Se entrega México a JP", publicó
Reforma a ocho columnas. "Impacta el beso de Fox", destacó
El Universal. La Jornada y El Día, excepciones en
el panorama general, coincidieron en su pregunta de primera plana: "¿Y
el Estado laico?". Unomásuno destacó: "Canonizaré
a Juan Diego con gran gozo". Milenio Diario y El Heraldo
también coincidieron en su cabeza principal: "Que Dios os haga como
Juan Diego". Excélsior: "¡Sed santos! Continuad siendo
fieles, llamado del Papa". El Financiero fue el único que
no publicó como nota principal la visita, pero citó a Fox:
"El liderazgo del Papa cambió al mundo".