La mayoría cumplió con sus actividades cotidianas; "tenemos muchas necesidades"

En el DF, indiferencia india ante la canonización

BERTHA TERESA RAMIREZ

En el Distrito Federal la canonización de Juan Diego pasó "sin pena ni gloria" para los indígenas que no fueron a la Basílica de Guadalupe. En su mayoría se abocaron a sus actividades normales y como todos los días, desde temprano se dirigieron a distintas plazas públicas para vender sus productos, a las casas donde trabajan en el servicio doméstico o las obras de construcción en las que se desempeñan como ayudantes de albañilería.

En uno de los pasillos de la vecindad donde habita la comunidad triqui en el Centro Histórico, Isabel García, indígena de la sierra baja de Oaxaca y profesora de una veintena de niños que se niegan a acudir a las escuelas públicas a causa del racismo que enfrentan por su lengua, vestimenta y color, dijo: "No es que no estemos contentos con la canonización, lo que pasa es que hay que trabajar porque tenemos muchas necesidades".

Ante todo, señala, existe la esperanza de ser tratados mejor, "de que haya comprensión de quienes saben más hacia nosotros, que tratamos de superarnos".

El cuarto donde la profesora da clases en triqui y español está muy lejos de parecer un aula, pero a pesar de su sombrío aspecto es quizá el mejor lugar dentro del ambiente de oscuridad que envuelve a la vecindad y ahí los niños se sienten seguros, afirma la maestra del Consejo Nacional de Fundamento Educativo.

Poco antes de que se dirigiera a su trabajo, Pascual de Jesús, dirigente del Movimiento de Lucha Triqui, dijo que esta organización con representación en 10 estados se mantiene alerta ante la posibilidad de "que pueda haber sorpresas y que durante la visita papal la Suprema Corte de Justicia de la Nación emita su fallo en torno a las controversias constitucionales que interpusieron más de 300 municipios contra la ley indígena que aprobaron PAN, PRI y parte del PRD en el Senado de la República".

En ese sentido se manifestaron miembros de la Asamblea de Indígenas Migrantes del Distrito Federal, quienes este miércoles decidieron subir a Internet el mensaje que en día pasados dirigieron al papa Juan Pablo II, en el cual advierten que la situación que prevalece en las comunidades y pueblos indios es desoladora.