Semivacíos, hoteles y restaurantes de la zona
El poder de convocatoria del Papa falló en el
Zócalo
Se esperaba a 100 mil creyentes, llegaron sólo 25 mil
GABRIELA ROMERO, LAURA GOMEZ Y JOSEFINA QUINTERO
A diferencia de los festejos de un 15 de septiembre o
de la marcha zapatista, ayer los feligreses no abarrotaron los restaurantes
de los hoteles que rodean el Zócalo, en busca de una mejor vista.
No más de tres balcones del Majestic se abrieron al paso del Papa.
De uno de ellos apenas pendía una manta con el mensaje: "Bienvenido
Su Santidad, te queremos la familia Manjarrez".
Desde lo alto del edificio del gobierno capitalino se
podían apreciar en el centro del Zócalo espacios vacíos,
por el movimiento de los miles de asistentes que iban de uno a otro extremo
de la plancha siguiendo al papamóvil en espera de que el
representante de Cristo volteara a verlos y, en el mejor de los casos,
les enviara un saludo.
El poder de convocatoria de la Comisión Juvenil
de la Arquidiócesis de México fue poco. De los 100 mil asistentes
que los organizadores estimaban se congregarían en la plancha de
la Plaza de la Constitución para recibir al Papa y presenciar la
bendición de la campana de la Catedral Metropolitana, apenas llegaron
alrededor de 25 mil.
Para esos feligreses no importaron las más de 20
horas que permanecieron ahí, ya que el premio fue ver a Juan Pablo
II en el papamóvil, aunque fuera menos de cinco minutos,
tiempo que duró su recorrido por el lugar.
Las estrategias restauranteras
En restaurantes como el Sanborns se sacaron a la calle
mesas con pan de dulce, café y gelatinas, que ofrecían a
los transeúntes, pero sólo a los clientes se permitía
el acceso a los servicios sanitarios, previa presentación de la
nota de consumo. Una situación similar sucedió en la mayoría
de los restaurantes ubicados en las calles Francisco I. Madero, 5 de Mayo
y 16 de Septiembre, pese a que se encontraban semivacíos. Los clientes
nunca llegaron.
Las autoridades capitalinas estiman que la derrama económica
generada por esta visita será de alrededor de 2 mil 500 millones
de pesos, aunque representantes del sector comercio y restaurantero prevén
el doble, con la venta de artículos religiosos, hospedaje y alimentación,
aun cuando muchos de los negocios en los alrededores de la Basílica
y el Centro Histórico cerraron y otros abrieron tarde por los operativos
de seguridad establecidos.
No habían pasado ni 30 minutos de que el papamóvil
había recorrido el Zócalo cuando el personal de seguridad
comenzó a retirar las vallas y abrir las calles. Mientras, las cortinas
de acero de las tiendas comerciales de la zona se alzaban lentamente en
espera de su clientela, la cual fue escasa debido a que buena parte de
los capitalinos prefirieron quedarse en casa y seguir la transmisión
en sus televisores, antes de enfrentarse al caos vehicular generado por
los cortes viales.
Sólo unas 2 mil personas permanecieron en la Plaza
de la Constitución para celebrar con aplausos, cánticos y
porras la santificación de Juan Diego, y presenciar las intervenciones
musicales de grupos latinoamericanos, como parte de las actividades que
llevó a cabo la Comisión de Pastoral Juvenil.